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Tu artista favorito no ha llenado el WiZink: el truco de los telones negros y las sillas vacías
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LO LLENA HASTA JUANITO NAVARRO

Tu artista favorito no ha llenado el WiZink: el truco de los telones negros y las sillas vacías

Si el Real Madrid no suele llenar el WiZink en sus partidos de Euroliga... ¿cómo es que lo consigue Carolina Durante?

Foto: Aitana durante su concierto en el WiZink Center. (EFE)
Aitana durante su concierto en el WiZink Center. (EFE)
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El WiZink Center, antes conocido como Palacio de los Deportes, tiene 17.000 localidades. Es el tercer recinto más grande de Madrid, solo por detrás del Santiago Bernabéu y el Wanda Metropolitano y, sin embargo, desde hace unos meses parece que cualquier grupo o espectáculo es capaz de llenarlo.

Nombres como los de Rigoberta Bandini o Dani Fernández han conseguido vender miles de entradas para sus conciertos —la primera, 10.000 tiques; el segundo, 2.000 más— en el recinto madrileño, y presumieron en sus redes sociales de haber llenado el WiZink. Es verdad, pero tiene truco: lo que llenaron fue una de las configuraciones de aforo reducido que desde hace un tiempo ofrece el pabellón.

Por ejemplo, entre enero y febrero de este año, los conciertos con el espacio completo son casi tantos a los de aforo reducido. Entre los que actuarán al completo están Camela, Justin Bieber (ahora aplazado), Jorge Drexler, Michael Bublé, Natos y Waor —en este caso, agotaron todo hace un año, en poco más de una semana—, Duki y Ateez. Utilizarán el formato Rock, con capacidad para unas 16.000 personas, todas las gradas abiertas y un costo de alquiler en torno a los 30.000 euros.

Pero ni siquiera ellos podrán presumir de haber llenado el WiZink, ya que existe otra configuración, Rock 360, que permite a 17.000 espectadores. No obstante, este modelo tiene una peculiaridad: exige un escenario central que casi ningún grupo usa, porque implica una puesta en escena ad hoc y, por supuesto, la necesidad de vender 17.000 tiques. Es el que, por ejemplo, han utilizado Metallica o Muse en los últimos años, y el mismo que también usará Roger Waters el próximo marzo: ellos y solo ellos llenan el WiZink.

Hay otros que lo harán en Ring Plus, con un máximo de 10.000 espectadores y las partes más altas de la grada tapadas con telones. Es el caso de Rulo y la Contrabanda, Helloween, Morgan y Carolina Durante. Por último, Funambulista, Los Zigarros y Wos utilizarán el formato The Box, con sillas en la pista y el graderío cerrado por completo, con una capacidad máxima de 3.500 personas. Esta es la configuración que se emplea para los eventos de marcas y las sesiones de DJ. The Box cuesta la tercera parte que el Rock 360 y es mucho más fácil de llenar.

Este verano, el recinto cumplió su récord de conciertos celebrados en un mismo mes. Entonces, adelantaron que por allí pasarían hasta 200.000 personas para los 15 conciertos que se celebraron; es decir, aun habiendo llenado todos, la asistencia media habría sido de poco más de 13.000. Pero en las fotos, gracias a los telones negros y los encuadres cerrados, todos parecerán llenos.

Donde la logística se mezcla con el marketing

Madrid no tiene recintos de aforo medio. La capital no cuenta con ningún espacio entre las algo más de 2.000 personas que caben en La Riviera o El Invernadero (Las Ventas) y las que entran en el WiZink o el Palacio de Vistalegre, de capacidad similar. "El hecho de que un espacio grande pueda transformarse en pequeño es algo positivo. No es algo nuevo, ni que pase solo en España", comenta Julio Muñoz, fundador del festival Festimad y veterano de la industria de la música en directo. "Hace poco, Rosalía actuó en el O2 Arena de Londres con un formato reducido", dice a modo de ejemplo. En este sentido, cree que es una forma de solucionar esa falta de espacios medios, "al tiempo que se facilita el uso de espacios de capacidad mayor y se multiplica la oferta musical".

"Se anuncia un llenazo sin avisar de que se ha optado por un formato reducido"

Sin embargo, reconoce, aquí "se mezcla la logística con el marketing". "La cara B es cuando se publicita como llenazo un concierto celebrado en un macroespacio sin informar que en realidad se ha utilizado un formato reducido. No es una estafa, pero es engañoso", considera. "Se da a entender que un artista ha vendido a 10.000 o 15.000 personas, sobrevalorando su futuro caché a la hora de ofertarlo a programadores de festivales o fiestas patronales. En consecuencia, hay artistas muy promocionados que a veces cobran cantidades abultadas que no se corresponden con el tirón del artista o con lo que realmente sus fans están dispuestos a pagar por una entrada". En este sentido, también deja caer que "la intención publicitaria puede ir por muchos caminos", prefiriendo "llenar La Riviera durante varios días seguidos que un solo WiZink Center".

"El objetivo de muchas bandas o artistas es mostrar, además de su calidad, un gran tirón de público en ciudades y lugares emblemáticos para, por simpatía, atraer la atención de empresarios, programadores, medios y públicos en otros lugares. Es una cuestión de marketing absolutamente lícita, cuyos límites éticos algunos sobrepasan, con efectos negativos para todos", desarrolla.

No son solo grupos musicales: el Partido Popular de Las Rozas compartió en 2019 una imagen del cierre de campaña de Pablo Casado bajo el lema "llenazo" en la que se ven todas las costuras: telones negros en la parte superior y sillas vacías en los fondos.

Sobre este punto, este veterano de la industria recuerda también algo patente desde hace años. "La escena más comercial de buena parte de los eventos musicales en España está dopada por subvenciones y presupuestos públicos, a los que se suma una concentración de los patrocinios privados en los mismos artistas de 'éxito', trastocando el mercado y elevado artificialmente muchos cachés, en detrimento de las necesarias inversiones en formación y promoción de valores emergentes o no comerciales, imprescindibles para garantizar la diversidad cultural, la renovación de propuestas artísticas y unas condiciones laborales dignas para la mayoría de los trabajadores de la música", desarrolla.

Carlos Galán, fundador de Subterfuge, está de acuerdo en que estos formatos se utilizan muchas veces con fines publicitarios, e incluso va más allá. "Se desvirtúan todos los términos y ya los sold out se anuncian de forma muy estrambótica. Dentro de eso, el WiZink se ha convertido en una moda", lamenta este promotor, que hace hincapié en que "en algunos casos, acaban palmando pasta, es un modelo deficitario si no tienes una venta significativa". "Nosotros tenemos artistas que llenan tres Rivieras y, hasta que no puedan hacer un gran formato, no nos planteamos pasar al WiZink. Para hacer algo que puedes hacer en sala, te quedas ahí, porque no salen los números si no", asegura, antes de descargar culpas sobre el recinto, ya que, dice, "la gestión es impecable, ellos solo ofrecen esa posibilidad".

Cabe recordar el caso de Vetusta Morla, que llegó a tocar cinco veces seguidas en la sala madrileña antes de dar el salto al WiZink. Cuando lo hicieron, llenaron hasta la bandera y aprovecharon para inmortalizarlo en un disco en directo, llamado 15151, en referencia a las personas que había allí aquel día.

"Se ha desvirtuado el 'sold out' de forma estrambótica, el Wizink es una moda"

"Es una carrera de fondo de las oficinas para demostrar que sus artistas son lo más. Prima más el esnobismo de decir que has hecho un WiZink que los números reales. Son globos aerostáticos sin una verdad detrás", lamenta Galán, reconociendo la influencia de la falta de espacios de tamaño medio. También relaciona esto con que "la burbuja de los festivales ha provocado en muchos casos la muerte de las giras de salas para triunfar y llenarlas". "Antes, meter 500 personas en León era como 5.000 en Madrid. Ha muerto esa magia de las salas que yo personalmente he disfrutado. Son los grandes perjudicados".

Por su parte, Jaime Hernández, fundador de la oficina Houston Party, se desliga de esta cuestión. "Es por una cuestión de costes, que suponen mucho esfuerzo, calculamos que para que un artista pase de La Riviera al WiZink tiene que vender más de 5.000 entradas, que es algo con lo que puedes llenar casi dos veces La Riviera", explica este promotor, que reconoce que en alguna ocasión han tenido que pasar de The Ring (5.620 personas) a The Box (3.630). "Además, no es algo que tenga mucho sentido en nuestro nicho, porque solo llevamos artistas internacionales que vienen con unas fechas cerradas y, si luego actúan en algún festival, lo suelen gestionar ellos directamente".

placeholder Un concierto en la modalidad Ring, patrocinado por Coca-Cola. (WiZink)
Un concierto en la modalidad Ring, patrocinado por Coca-Cola. (WiZink)

Marcos García, director de Ayuken MP, ha probado varios de los formatos del WiZink. "No creo que sea tanto una búsqueda de promoción para colgar el cartel de 'no hay entradas', sino adecuar expectativas de ventas. En los diferentes formatos del WiZink, lo que más importa es que la inversión sea rentable. Es cierto que se adapta muy bien a las condiciones económicas de cada uno, pero en The Ring y The Ring Plus no suelen ser muy rentables para el artista. Si quieres dar espectáculo, los números son muy altos", explica antes de defender que "es una cuestión que ha venido bien para contar con un recinto determinado". "Es más una consecuencia que una finalidad en sí misma".

"A nivel económico, a un artista como La M.O.D.A le sale mejor hacer siete Rivieras que hacer un WiZink, pero ahí sí que entra una cuestión de marketing que reconozco: no es lo mismo tocar en el WiZink que en La Riviera. La imagen es distinta. Existe ese salto psicológico, pero es más a nivel de industria que de público. El posicionamiento que te da es mayor que una sala a la hora de negociar cachés, sea cual sea el formato y llene o no", concluye García.

El WiZink Center, antes conocido como Palacio de los Deportes, tiene 17.000 localidades. Es el tercer recinto más grande de Madrid, solo por detrás del Santiago Bernabéu y el Wanda Metropolitano y, sin embargo, desde hace unos meses parece que cualquier grupo o espectáculo es capaz de llenarlo.

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