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Mitos y leyendas de los bancos centrales: los aterrizajes suaves de la economía
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No parecen tener una teoría coherente

Mitos y leyendas de los bancos centrales: los aterrizajes suaves de la economía

Históricamente, la mayoría de los ciclos de ajuste acaban en recesiones. Esto puede entenderse como prueba tanto del poder como de la impotencia de los bancos centrales

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Los 'aterrizajes suaves' son más fáciles de encontrar en los anales de leyendas de los bancos centrales que en la realidad histórica. La última semana ha sido importante para los tipos de interés. A la subida de la Reserva Federal le siguió la decisión del Banco Nacional Suizo de aumentar los costes de los préstamos por primera vez desde 2007. Ambos fueron más allá de lo que se esperaba hace una semana. La excepción fue el Banco de Inglaterra, que subió los tipos menos de lo previsto tras pronosticar una contracción del 0,3% de la producción británica en el segundo trimestre.

Los indicadores de confianza de los consumidores están cayendo en picado en la mayoría de los países desarrollados. Después de que los datos mostraran que la inflación en Estados Unidos alcanzó un 8,6% en mayo, las expectativas de inflación para dentro de unos años bajaron aún más. Las acciones se han lanzado a las aguas de un mercado bajista, y los inversores parecen haber renunciado a la idea de que una Fed más agresiva pueda reducir la inflación sin dañar el crecimiento. Esto es, el famoso 'aterrizaje suave'.

Las pruebas empíricas parecen darles la razón: los aterrizajes suaves son, aun siendo generosos, un resultado poco común. Nueve de los 12 grandes ciclos de ajuste anteriores de la Fed desde la década de 1950 terminaron con una recesión, según muestran las cifras oficiales. Entre las excepciones se incluye cuando los tipos de interés subieron constantemente entre 1961 y 1966 sin ninguna recesión, pero la inflación se redujo solo temporalmente y la recesión acabó por llegar en 1970. Quizás el aterrizaje suave más exitoso fue el de 1983 y 1984, aunque la economía acababa de recuperarse de dos recesiones. Y luego está el ciclo de 1994 a 1995, en que no hubo ningún repunte de la inflación: la Fed de Alan Greenspan intervino sin otra razón aparente que validar las previsiones del mercado de bonos.

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El historial del Banco de Inglaterra es algo mejor, pero aproximadamente la mitad de sus campañas de subida de tipos desde la década de 1950 desembocaron en una recesión en el Reino Unido.

Los inversores tienen dificultades para medir este riesgo porque los banqueros centrales no parecen tener una teoría coherente sobre cómo se debe microgestionar la inflación. Los puntos de vista modernos conducen más a menudo a la idea optimista de que la economía puede frenarse, en el sentido 'nominal', sin afectar al empleo o a los salarios ajustados a la inflación. A menudo se centran en cómo controlar la psicología de las expectativas de inflación que puede frenar la fijación de precios en el presente. Sin embargo, esto tiene poco respaldo en los datos.

De hecho, los funcionarios parecen recurrir a menudo a explicaciones del estilo de los años sesenta, que ven el enfriamiento del mercado laboral como un paso necesario. El presidente de la Fed, Jerome Powell, por ejemplo, lo describió recientemente como ajustado "hasta niveles malsanos", mientras que el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, hizo hincapié en la necesidad de la contención salarial.

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Si la política monetaria funciona, la presión tiene que salir, por otro lado, ya sea como un crecimiento más débil del crédito, precios de activos más bajos o un clima empresarial más sombrío. Que esto pueda ocurrir sin afectar a las condiciones materiales 'reales' de nadie es hacerse ilusiones. También es cierto que no se debe sobrestimar el poder de los tipos de interés sobre el desempleo. Sí, existe una coincidencia histórica entre los ciclos monetarios y empresariales, pero esto es natural: las autoridades tienden a subir los tipos cuando las economías florecen, para dejar de hacerlo cuando se produce una recesión. La experiencia de mediados de los noventa es un caso poco común de endurecimiento monetario sin una economía en recesión, y el impacto fue limitado.

La impresión general es que es probable que sean necesarios movimientos de tipos extremos, como los de los años setenta y ochenta, para tener un efecto significativo. Incluso si los banqueros centrales consiguieran inicialmente realizar la cantidad exacta de ajustes, esto solo arreglaría la pequeña porción de la inflación actual que no está impulsada por las materias primas. Las cifras generales seguirían siendo elevadas, creando una presión irresistible para que los funcionarios sigan endureciendo la política monetaria.

Más les vale a los inversores que el aterrizaje suave se produzca por sí solo, porque las posibilidades de que los bancos centrales logren alcanzar uno no parecen buenas.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

Los 'aterrizajes suaves' son más fáciles de encontrar en los anales de leyendas de los bancos centrales que en la realidad histórica. La última semana ha sido importante para los tipos de interés. A la subida de la Reserva Federal le siguió la decisión del Banco Nacional Suizo de aumentar los costes de los préstamos por primera vez desde 2007. Ambos fueron más allá de lo que se esperaba hace una semana. La excepción fue el Banco de Inglaterra, que subió los tipos menos de lo previsto tras pronosticar una contracción del 0,3% de la producción británica en el segundo trimestre.

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