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¿Estanflación o recesión? El mercado asume menos crecimiento y duda del BCE y la Fed
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DETERIORO DE LAS EXPECTATIVAS

¿Estanflación o recesión? El mercado asume menos crecimiento y duda del BCE y la Fed

El BCE ha aliviado la presión sobre las primas de riesgo pero las bolsas siguen ampliando sus números rojos. Hay un temor masivo de que se trunque la recuperación

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Los inversores siguen con el modo 'risk off' activado. Es decir, los miedos atenazan a los fondos y a los particulares en medio del deterioro macro, la inflación histórica y el endurecimiento monetario por parte de los bancos centrales. Wall Street da pruebas de ello, y las grandes casas de inversión dudan entre los escenarios de estanflación o recesión.

Los bancos centrales no han conseguido, por ahora, atajar el crecimiento de los precios. Tardaron en reaccionar porque consideraron tras el verano de 2021 que era un impacto transitorio, y la invasión de Rusia a Ucrania impidió comprobar si este diagnóstico era correcto, porque se amplió el ‘shock’ energético sobre los precios.

Foto: La sede del BCE en Frankfurt, Alemania. (Getty/Thomas Lohnes)

El Banco Central Europeo (BCE) espera ahora un IPC medio del 6,8% para 2022 y del 3,5% para 2023, y ya ha habido un efecto arrastre sobre la inflación subyacente, sin energía ni alimentos perecederos, para la que prevé un 3,3% este año y un 2,8% el próximo. La Reserva Federal (Fed) y, sobre todo el BCE, han tardado en reaccionar, pero han dejado claro al mercado que posicionan su energía en mitigar la inflación en el 'trade off' (objetivos contrapuestos) entre crecimiento de los precios y del PIB.

Pero la combinación de subidas de tipos, inflación alta y menor crecimiento asusta a los inversores. El S&P 500 se deja un 11% este mes, mientras que en Europa el EuroStoxx cede un 10%, y el Ibex 35 español cae un 9%. Es paradigmático el caso de la banca. La subida de tipos beneficia a los márgenes de las entidades en condiciones normales. Pero el Ibex 35 Bancos, con las principales entidades españolas, retrocede un 9% en junio.

La banca es un buen indicador en este caso de lo que sucede. Se teme que la subida de tipos vaya acompañada de un deterioro macro, ya que los bancos centrales podrían acelerar el empeoramiento de las perspectivas hasta el riesgo de escenarios de estanflación o recesión, según su agresividad. Por ello, prima más este miedo que el beneficio potencial de las subidas de tipos.

El propio BCE también revisó las previsiones de crecimiento a la baja. Aunque aún están holgadamente en positivo. El mordisco fue desde el 3,7% al 2,8% para 2022 y desde el 2,8% al 2,1% en 2023. "Tras los datos de inflación se encuentra la política monetaria, que probablemente sea la razón más importante, aparte de las preocupaciones por la estanflación, por la que los mercados están atravesando un período extremadamente tenso", sostiene Christiaan Tuntono, economista de Allianz Global Investors, que critica al BCE, porque "solo está actuando con indecisión".

En este sentido, la Fed subió tipos esta semana en 0,75 puntos, tres escalones, hasta el 1,75%. Se trata de la mayor alza desde 1994, ampliando el diferencial respecto al BCE, que sigue en el 0%, si bien ha telegrafiado una subida en julio y otra en septiembre que podría ser de 50 puntos básicos, además de anunciar una senda de subidas posterior.

Algunas gestoras ya especulan con que al final haya menos subidas de las que se espera actualmente, porque descarrile la recuperación y esta menor actividad económica frene la inflación. Es una tesis que va ganando enteros en el mercado, y de hecho se han frenado las expectativas de subidas, que estaban disparándose cada día hasta esta semana. Ahora, los inversores proyectan que el tipo de facilidad de depósito, que penaliza la liquidez de la banca y sigue en el -0,5%, acabe 2022 cerca del 1,5% y 2023 en torno al 2,5%.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (Reuters)

El BCE sí ha conseguido frenar, por ahora, las primas de riesgo, ahuyentando a los bajistas, ante la oleada de ataques en corto que estaban protagonizando muchos fondos, especialmente 'hedge funds' anglosajones. Para ello, ha insistido en la flexibilidad por países y duración de los vencimientos del programa especial contra la pandemia (PEPP) y ha anunciado una nueva herramienta anti fragmentación sin dar detalles.

Esto ha calmado a los inversores en renta fija. Pero no en renta variable, donde lo que mueve al inversor es la estimación de beneficios de las empresas, muy ligada al crecimiento económico. "Seguimos viendo la trayectoria prospectiva como muy complicada. No esperamos una recesión técnica en la zona del euro (que sigue siendo una particularidad de la perspectiva alemana), pero el crecimiento trimestral (en segundo y tercer trimestre) será solo de alrededor del 0,1% - 0,2 % intertrimestral, antes de recuperarse ligeramente a partir de entonces. Pero la recuperación será más débil de lo que esperábamos durante todo el horizonte de pronóstico", señalan en Bank of America, que acaba de rebajar la previsión de crecimiento, como están haciendo todas las grandes casas de inversión.

En Estados Unidos, la curva de tipos sugiere el riesgo de recesión. El bono a 2 años cotiza en el 3,1%, casi igual que el de 10 años, en el 3,2%. Cuando se invierten, suele considerarse como alerta temprana de recesión (curva invertida). "Cada vez más probable que la recesión y un mayor desempleo serán necesarios para controlar la inflación", arguye Geir Lode, director de renta variable de Federated Hermes Limited.

Foto: EC.

El ejecutivo explica que las acciones de consumo son "las más afectadas" por la desaceleración económica, que "aumenta la presión sobre los consumidores, que se tambalean por los precios récord de la energía y por la inflación galopante". "Con un panorama macro tan sombrío que se cierne sobre los mercados, creemos que mantener una posición diversificada es clave para navegar estos tiempos inciertos", agrega.

El riesgo de recesión no evita que las expectativas de inflación sigan siendo altas a medio plazo, con el IPC en el 8,7% en mayo en España y en el 8,1% en la eurozona. Lo que también hay miedo es a un escenario de estanflación, con crecimiento alto de los precios y raquítico del PIB.

Como señal positiva, indican en Fidelity, la última encuesta a analistas de la gestora muestra que las expectativas de encarecimiento de los costes de producción han comenzado a moderarse. "Cualquier señal de relajación sería bien recibida por las economías, que se han enfrentado a subidas de precios durante 18 meses consecutivos y presentan bases de costes mucho más altas ahora que antes de la pandemia", indica Gita Bal, responsable de análisis de renta fija de Fidelity, y Terry Raven, director de renta variable europea.

Esto daría margen a los bancos centrales. No obstante, alertan, "incluso si las presiones inflacionistas remitieran, las perspectivas de bajo crecimiento mundial indican que la estanflación sigue siendo una hipótesis realista". Mientras, que el BCE y la Fed pierdan su credibilidad en la lucha contra la inflación sigue siendo uno de los mayores riesgos para los grandes inversores, como muestra en los últimos meses la Encuesta de Sentimiento de Mercado de El Confidencial.

Los inversores siguen con el modo 'risk off' activado. Es decir, los miedos atenazan a los fondos y a los particulares en medio del deterioro macro, la inflación histórica y el endurecimiento monetario por parte de los bancos centrales. Wall Street da pruebas de ello, y las grandes casas de inversión dudan entre los escenarios de estanflación o recesión.

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