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¿Y si los bancos centrales se equivocan subiendo los tipos de interés?
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TAMBIÉN BLACKROCK DUDA DE SU EFICACIA

¿Y si los bancos centrales se equivocan subiendo los tipos de interés?

La subida de tipos en Europa es inminente. Pero crecen las dudas sobre si se trata de la medida más eficaz para bajar la inflación, cuyo origen es energético. BlackRock se ha unido a esta duda en EEUU

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (EFE/Stephanie Lecocq)
La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (EFE/Stephanie Lecocq)
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El sesgo de la política monetaria ha cambiado, de eso no hay ninguna duda. Solo hay que observar la evolución del euríbor (0,34%) y la nueva política de compra de activos del BCE. Pero hay más dudas sobre la orientación estratégica del banco central a la hora de diseñar su política monetaria. Lo que se sabe, como ha adelantado Christine Lagarde, es que la política ‘acomodaticia’ es el pasado, pero hoy lo que está en discusión en el propio Consejo de Gobierno es si avanza hacia una política de tono neutral o, por el contrario, es más ambiciosa. Incluso contractiva. No es pequeña la diferencia.

Lagarde, por el momento, ha avanzado que elige la vía dura, aunque la menos dura del BCE: la subida será en tramos del 0,25%, y solo si se observa que la inflación se estabiliza en un 2% a medio plazo, “será apropiada una mayor normalización progresiva de las tasas de interés hacia la tasa neutral”. Dicho en román paladino, los halcones son hoy mayoría en el banco central, que ya en julio comenzará la subida de tipos, pese a que las causas de la inflación no tienen nada que ver con la existencia de una economía sobrecalentada en la eurozona.

Foto: Foto: Reuters/Tyrone Siu

Justo lo contrario de lo que reclaman algunos de los principales operadores de los mercados. BlackRock acaba de decir a sus clientes de EEUU que "existe el riesgo de que [los tipos de interés] se ajusten demasiado y desaceleren demasiado la economía". "Creemos que empujar las tasas de política más allá del nivel neutral sería demasiado", comentan sus analistas en su último informe de mercado. Para el mayor gestor de fondos del mundo, “no son solo las condiciones financieras más estrictas las que podrían ralentizar el crecimiento: la desaceleración en China podría extenderse y afectar a EEUU. Así que, en nuestra opinión, la Fed está recorriendo un camino complicado”.

La Reserva Federal de Nueva York, en un reciente trabajo, se mostró en la misma línea. En su opinión, el incremento de los tipos de interés, que operan fundamentalmente sobre la demanda de crédito, tiene un efecto muy limitado sobre el control de la inflación. “Esto sugiere que las acciones de política monetaria tendrían solo un efecto limitado sobre estas fuentes de presiones inflacionistas”, concluye el análisis de los economistas de la Fed de Nueva York.

Los duros del BCE

La postura de Lagarde, en todo caso, es más suave que la que tienen otros miembros del Consejo de Gobierno del BCE, más proclives a incrementos de medio punto. Robert Holzmann, el gobernador austríaco, ha sugerido que lo apropiado sería una subida de 50 puntos básicos en junio, al igual que Mārtiņš Kazāks (Letonia). François Villeroy (Francia), por el contrario, reclama subidas graduales con el objetivo de situar el tipo de interés neutral en la zona euro el año próximo entre el 1% y el 2%, según los analistas de CIMD Intermoney.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Armando Babani) Opinión
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No es una decisión menor. Aunque el BCE habla siempre en sus comunicados de ‘gradualismo’, lo cierto es que una política monetaria ‘no neutral’, sino contractiva, puede ser poco eficaz para combatir un proceso inflacionista de origen energético que no tiene nada que ver con un incremento intenso de la demanda, como reconoce el propio BCE.

Es como si el banco central quisiera aprovechar el momento económico para lograr lo que no ha conseguido en los últimos años: normalizar la política monetaria con su estrategia de tipos cero. La propia Lagarde lo viene a reconocer cuando en su blog del BCE habla de que “aun cuando los choques de oferta desaparezcan, es poco probable que regrese la dinámica desinflacionaria de la última década”. Es decir, se está preparando para el futuro en un horizonte temporal no definido.

Foto: Puerto de Valencia. (Reuters/Heino Kalis)

¿Qué futuro? Lagarde da una pista: la guerra entre Rusia y Ucrania "bien puede convertirse en un punto de inflexión para la hiperglobalización". O expresado de otra forma, la geopolítica, aunque suene extravagante, y debido a la estructura de las cadenas de suministro globales, se ha situado en el centro de la política monetaria. Lo que se observa es que los tres grandes bloques (EEUU, la Unión Europea y China) buscan ser cada vez más independientes, mientras que, al mismo tiempo, avanza el proteccionismo, lo que también tiene consecuencias sobre los precios. La baja inflación de las últimas décadas, de hecho, tiene mucho que ver con la globalización, que ha abaratado bienes y servicios.

“Es apropiado que la política regrese a escenarios más normales en lugar de aquellos destinados a elevar la inflación desde niveles muy bajos”, confiesa Lagarde, que reconoce que “tanto el consumo como la inversión se mantienen por debajo de sus niveles previos a la crisis, e incluso más por debajo de sus tendencias previas a la crisis”. Pese a ello, el tono de sus mensajes se ha endurecido, cuando el propio banco central ha recordado que una gran parte de la inflación es externa, viene de fuera.

En concreto, según sus cálculos, desde el segundo trimestre de 2021 hasta el primer trimestre de este año, la zona del euro transfirió 170.000 millones de euros, lo que supone el 1,3% del PIB, al resto del mundo. La duda, por lo tanto, es si subiendo los tipos de interés el petróleo o el gas bajarán de precio, lo que no cuenta con ninguna evidencia. Sí la hay sobre su incidencia en el crecimiento, como admite el BCE.

El sesgo de la política monetaria ha cambiado, de eso no hay ninguna duda. Solo hay que observar la evolución del euríbor (0,34%) y la nueva política de compra de activos del BCE. Pero hay más dudas sobre la orientación estratégica del banco central a la hora de diseñar su política monetaria. Lo que se sabe, como ha adelantado Christine Lagarde, es que la política ‘acomodaticia’ es el pasado, pero hoy lo que está en discusión en el propio Consejo de Gobierno es si avanza hacia una política de tono neutral o, por el contrario, es más ambiciosa. Incluso contractiva. No es pequeña la diferencia.

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