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'Bye, bye' Londongrado: las sanciones a los oligarcas ya golpean el ladrillo británico
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'Bye, bye' Londongrado: las sanciones a los oligarcas ya golpean el ladrillo británico

Los oligarcas rusos se hicieron con el mercado inmobiliario de lujo de Londres. Ahora están bajo presión, lo que repercute en el sector inmobiliario de la ciudad

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Durante las dos últimas décadas, el mercado inmobiliario de lujo de Londres ha sido invadido por los más ricos del mundo, liderados por los oligarcas rusos, que hicieron tantos negocios grandes y descarados que los lugareños empezaron a llamar Londongrado a la ciudad.

Un oligarca adquirió por más de 125 millones de euros una mansión situada a tiro de piedra del Palacio de Kensington, en terrenos arrendados por la corona. Las fincas construidas por la aristocracia victoriana y los industriales se vendieron a los nuevos ricos rusos, que añadieron extensas piscinas subterráneas y elegantes paredes de cristal.

Ahora, las acciones del Gobierno del Reino Unido indican que los rusos adinerados ya no son bienvenidos. Esto podría afectar a los niveles más prémium del mercado inmobiliario, que ya está en vilo debido a la guerra en Europa y a la venta de acciones.

Foto: Vista del distrito financiero de 'la city' de Londres. (EFE/Neil Hall)

El Gobierno ha introducido una serie de medidas dirigidas a la élite rusa. Ha congelado todos los activos vinculados a múltiples oligarcas rusos dueños de mansiones londinenses, mientras que algunos legisladores han pedido que el Gobierno confisque y venda esas casas. Ha cerrado un programa de visados que ofrecía a los extranjeros ricos una vía rápida para obtener la ciudadanía y está introduciendo normas que dificultan el anonimato de los compradores de propiedades, una característica que había sido un atractivo de Londres.

El mercado inmobiliario londinense de lujo se enfrenta también a otro riesgo mayor: la amplia aversión a las transacciones con dinero ruso que predomina en las finanzas occidentales. Empresas de todo tipo de sectores, desde el energético hasta la contabilidad, ya han ido más allá de las sanciones gubernamentales y han cerrado empresas rusas o han suspendido el acceso a algunos de sus clientes. Si los bancos, los corredores o los vendedores dejan de negociar con los rusos —ya sea para enviar un mensaje sobre la guerra o para evitar verse atrapados en futuras sanciones—, podrían surgir aún más obstáculos.

Mark Pollack, cofundador de la correduría de propiedades de lujo Ashton Chase, cuenta que un negocio con un comprador ruso en el que su compañía estaba trabajando se vino abajo recientemente y que sabe de al menos otros dos negocios con rusos que se desmoronaron debido a la invasión de Ucrania.

Foto: Vladímir Putin, presidente de Rusia. (EFE/Andrey Gorshkov)

A principios de año, el comprador "parecía realmente comprometido y dispuesto a proceder", hasta que se retiró abruptamente de la compra.

"No hay duda de que se ha producido una pausa" en el mercado en general debido a la guerra, afirma Pollack. Tanto los compradores como los vendedores están llenos de "incertidumbre sobre lo que depara el futuro".

Los efectos de las sanciones se están empezando a entrever de diversas maneras. El viernes, un tribunal congeló las cuentas bancarias del gestor inmobiliario Graham Bonham-Carter después de que la Agencia Nacional del Crimen del Reino Unido (NCA) alegara que se estaban utilizando para ayudar al magnate ruso de las materias primas Oleg Deripaska a evitar las sanciones, según un portavoz de la NCA. Deripaska, que está en la lista de sanciones de Estados Unidos, ha luchado contra esa designación en un tribunal federal. Bonham-Carter declaró que está pasando por un momento muy difícil y que no podía hacer comentarios sobre la congelación de la cuenta.

Foto: Vivienda en Marbella. (iStock)

El mercado inmobiliario de lujo londinense se disparó en las dos últimas décadas, cuando los superricos del mundo almacenaron su dinero por medio de la adquisición de propiedades de lujo consideradas como apuestas seguras en un país estable. Los rusos nunca fueron una parte enorme del mercado —se suele estimar que constituyen menos del 10% del mercado de lujo—, pero se convirtieron en un símbolo de la afluencia de riqueza mundial a la ciudad desde China, Oriente Medio y países como Ucrania.

Los precios de las viviendas y áticos de lujo se dispararon hasta niveles inimaginables, mientras que las empresas de corretaje locales se llenaron de personal de habla rusa.

Roman Abramovich, que amasó su fortuna dirigiendo una empresa energética, compró en 2011 una casa de 15 dormitorios en un terreno arrendado a la corona británica por unos 140 millones de dólares. En su día, el terreno fue propiedad de un barón inglés fabricante de armas, y posteriormente pasó a formar parte de la embajada soviética. En 2016, Abramovich amplió la casa, sustituyendo una gran piscina bajo el jardín de la propiedad, aunque los funcionarios locales rechazaron su solicitud de permiso para construir una casa en un árbol.

Foto: Roman Abramovich. (Reuters/Olivia Harris)

Mikhail Fridman, fundador del conglomerado Alfa Group y uno de los hombres más ricos de Rusia, pagó alrededor de 100 millones de dólares en 2016 por una mansión victoriana abandonada de más de 3.250 metros cuadrados en las afueras de Hampstead Heath, un extenso parque en el norte de Londres. Restauró un jardín obra de la leyenda del diseño Gertrude Jekyll, ganándose así a sus vecinos, que apoyaron la solicitud a las autoridades de planificación local por la que pedía permiso para reubicar algunos prados protegidos. Fridman fue sancionado recientemente por la Unión Europea, pero afirma que impugnará la designación.

Según Transparency International —un grupo de defensa fundado por exfuncionarios del Banco Mundial—, desde 2016 se han invertido alrededor de 8.100 millones de euros que provenían de fuentes sospechosas en propiedades en el Reino Unido. Sostienen también que los rusos supuestamente vinculados al régimen de Putin o la corrupción han gastado más de 1.800 millones de euros.

Los agentes inmobiliarios se acostumbraron a vender casas de varios millones a cambio de pagos en efectivo por parte de esposas, hijos y asociados a través de empresas fantasma en Chipre y las Islas Vírgenes Británicas. El programa que concedía visados al Reino Unido a cambio de inversiones inmobiliarias ha permitido que entrasen más de 2.000 rusos ricos en el país desde 2008. El Reino Unido endureció el programa después de que Rusia supuestamente envenenara a un exespía que vivía en Inglaterra en 2018, y lo canceló por completo en febrero.

Esta semana, el primer ministro Boris Johnson aceleró la aprobación de la legislación necesaria para establecer un nuevo registro de propietarios de viviendas por su nombre y afirmó que se añadirían más oligarcas a la lista de sanciones. Abramovich, que no está en ninguna lista de sanciones, ha anunciado que venderá su club de fútbol, el Chelsea FC.

Foto: Diseño: Raquel Cano.

También hay quien está notando las consecuencias de las sanciones y las cuentas congeladas. Fridman presentó su dimisión en su empresa de inversiones con sede en Luxemburgo, que había congelado su participación minoritaria. Un vecino de su finca de Hampstead, Alisher Usmanov, está en la lista de sanciones británicas y de la UE y posee una propiedad del siglo XVI al sur de Londres, en Surrey, que en su día perteneció al magnate del petróleo J. Paul Getty.

Las sanciones harán casi imposible cualquier venta a corto plazo, e incluso la gestión de estas enormes propiedades será difícil.

Michael O'Kane, socio principal del bufete de abogados Peters & Peters, explicó que la congelación de activos impide la venta o incluso el mantenimiento de las propiedades. Pagar a un fontanero de urgencia para que arregle una tubería que gotea requeriría obtener una licencia de la oficina de sanciones del Reino Unido.

"Puedes encontrarte con que tienes una casa de 15 millones de libras en Hampstead y no puedes pagar para que corten el césped, barran la entrada o limpien las ventanas", sentenció O'Kane.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

Durante las dos últimas décadas, el mercado inmobiliario de lujo de Londres ha sido invadido por los más ricos del mundo, liderados por los oligarcas rusos, que hicieron tantos negocios grandes y descarados que los lugareños empezaron a llamar Londongrado a la ciudad.

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