Resultados de Telefónica: una mejora que no resuelve las dudas
Aunque el mercado empezó aplaudiendo unas cuentas que muestran una dinámica menos negativa que en trimestres anteriores, el negocio sigue arrojando incertidumbres
El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, pudo observar en la mañana de este jueves con alivio que la forma en que los inversores miran a su compañía ha cambiado. Si en los últimos tiempos ha sido habitual que tras cada presentación de resultados se pusiera el foco sobre los puntos más oscuros del negocio, soslayando los avances registrados en otras áreas, este jueves los inversores han optado por premiar las cuentas presentadas por el grupo. Las acciones de la operadora han llegado a subir más de un 4%, en una jornada de tropiezos generalizados en el mercado, estirando una buena evolución que le ha permitido más que duplicar los rendimientos del Ibex desde el arranque del año.
La clave de esta buena acogida radica en que el grupo ha logrado superar las estimaciones del consenso del mercado, lo que no significa que la evolución del negocio haya sido buena, sino menos negativa de lo esperado (y en este punto conviene no perder de vista que esas estimaciones habían evolucionado significativamente a la baja en los últimos meses). Una caída del 9% en el importe de la cifra de negocio y del 9,1% en términos de ebitda —aunque, en términos orgánicos el retroceso se limita al 1,3% en ingresos y el ebitda repunta un leve 0,3%—, son las cifras que rodean un espectacular incremento del beneficio (del 118%), basado en buena medida en una reducción de las amortizaciones, al excluir Reino Unido y Telxius tras las recientes operaciones, y de los gastos financieros, gracias a la reducción de la deuda.
Las tendencias favorables de los resultados operativos en prácticamente todas las áreas apuntalan el clima más animado que se ha instalado en torno a una compañía que aún aguarda el impulso favorable que deben aportarle, tanto en términos de negocio como de carga financiera, las recientes operaciones de integración en Reino Unido y las desinversiones, con las torres de Telxius como la más reseñable. Las cuentas del primer trimestre de 2021 "son un buen reflejo de la capacidad del grupo para hacer frente a las adversidades derivadas de covid dada su sólida base de clientes y su posicionamiento en sus mercados clave", considera José Ramón Ocina, analista de Mirabaud Securities.
La compañía ha mostrado su capacidad para manejarse en un entorno muy adverso
Con esto, y pese al buen rendimiento reciente de la acción, son mayoría los analistas que mantienen una visión favorable sobre las perspectivas de la compañía mientras escasean los que piensan que su valoración actual no ofrece aún potencial de mejora. Pero ciertamente no es aquí donde radica el giro de Telefónica, puesto que en la historia reciente del grupo han corrido en paralelo las visiones favorables del consenso del mercado y los derrumbes bursátiles.
Telefónica viene bregando desde hace mucho tiempo con una combinación de realidades que se ha rebelado profundamente nociva para la visión del grupo a ojos del mercado: una abultada deuda que ha lastrado de forma persistente sus perspectivas y un negocio con escaso —y en declive— margen de crecimiento, dada la madurez del mismo y la elevada competencia que se vive en el sector.
A una de estas cuestiones, la de la deuda, la operadora ha dado en los últimos trimestres una respuesta contundente, con la firma de varias operaciones que deberían permitirle rebajar su endeudamiento en unos 9.000 millones de euros (hasta un total de 26.000 millones), una vez se completen. Que esta cifra se vea más o menos asumible dependerá, en todo caso, del otro de los factores mencionados: la marcha del negocio.
Y en este terreno también debe reconocerse que el grupo que preside Álvarez-Pallete ha puesto en marcha una amplia variedad de iniciativas y movimientos como la integración con Liberty Global en Reino Unido y la compra de Oi en Brasil deberían traducirse en mejoras de las cifras. Pero ni mucho menos se puede considerar, ni siquiera observando las cifras presentadas este jueves, que los desafíos estén acotados.
No en vano, durante los tres primeros meses de 2021 Telefónica ha seguido experimentando muchos de los problemas que le vienen penalizando desde hace años, como la presión en márgenes o el persistente golpe de las divisas, que en este periodo drenaron hasta 754 millones de euros de ingresos y 288 millones en OIBDA. Y si hay un área de negocio que sigue dando motivos para dudar esa es precisamente España, donde la estrategia del grupo —que trata de alejarse de las ofertas más agresivas—, vuelve a repercutir en una pérdida de cuota de mercado sin ni siquiera producir una mejora de los ARPU (ingresos medios por usuario).
"Los resultados dejan una sensación mixta, porque es cierto que las dinámicas son positivas en casi todas las áreas principales. Pero la evolución en España sigue arrojando muchas dudas y, eso, cuando se habla de un mercado que genera un 35% del resultado, genera preocupación", apunta Juan Peña, analista de GVC Gaesco.
La normalización del negocio debería permitirle cerrar la brecha generada por el covid
Estas dudas no resultan incompatibles con cierta mejora de la acción de Telefónica: el propio Peña mantiene una valoración muy superior (le otorga un potencial de hasta el 50%). No puede obviarse que con el estallido de la crisis del coronavirus el mercado pareció posicionarse para un periodo de escasos rendimientos casi 'in aeternum', otorgando a la operadora española unas valoraciones de derribo que hacían que casi cualquiera de sus partes valiera tanto como el conjunto del grupo, como ha quedado de manifiesto en las operaciones corporativas más recientes.
Aún hoy, la cotización se sitúa más de un 30% por debajo de los niveles previos al azote de la pandemia. Y es fácil imaginar que una normalización de las cifras de negocio, unida a las mejoras en el terreno financiero, justificaría que gran parte de esa brecha se cerrara. Pero si el mercado mira hoy con mejores ojos que hace apenas unos meses a Telefónica es porque el foco se ha desplazado hacia cuestiones como la valoración o la evolución de la deuda y no tanto porque los problemas del negocio estén en vías de resolverse.
Lo rápido que se diluyeron este jueves sobre el parqué sus ganancias iniciales, para dar paso a las pérdidas —aunque sin duda influido por el mal tono general—, pueden verse como un indicador de lo efímero que puede ser el optimismo en torno a la operadora sin avances más claros en la evolución de su negocio.
El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, pudo observar en la mañana de este jueves con alivio que la forma en que los inversores miran a su compañía ha cambiado. Si en los últimos tiempos ha sido habitual que tras cada presentación de resultados se pusiera el foco sobre los puntos más oscuros del negocio, soslayando los avances registrados en otras áreas, este jueves los inversores han optado por premiar las cuentas presentadas por el grupo. Las acciones de la operadora han llegado a subir más de un 4%, en una jornada de tropiezos generalizados en el mercado, estirando una buena evolución que le ha permitido más que duplicar los rendimientos del Ibex desde el arranque del año.