WeWork, icono del 'coworking', en situación crítica: tiene "dudas sustanciales" sobre su futuro

Las acciones de la empresa reina del coworking WeWork se hundieron un 38% en Wall Street este miércoles tras sentenciar que existen "dudas sustanciales" acerca de su capacidad para seguir operando y deja la puerta abierta a una posible quiebra, según recoge Bloomberg.

La multinacional estadounidense ha presentado un plan a 12 meses para renegociar las condiciones de los alquileres de sus edificios que le permitan reducir los costes de estas partidas con el objetivo de compensar sus gastos y poder mejorar la liquidez y la rentabilidad de la empresa.

WeWork, que ha presentado sus resultados del segundo trimestre, registró en este periodo una pérdida neta de 397 millones de dólares, además de reducir su beneficio operativo (ebitda) en 36 millones de dólares. En cuanto a los ingresos, la compañía se anotó una subida interanual del 3,6% en su cifra de negocio, hasta los 844 millones entre abril y junio, sin ser suficiente para paliar el aumento del 5,6% de los gastos, que crecieron hasta los 1.195 millones de dólares.

Las acciones de la compañía, que comenzaron a cotizar en el Nasdaq en octubre de 2021 de la mano de BowX Acquisition, se han desplomado más de un 90% en lo que llevamos de 2023 y cotizan ahora a 0,13 dólares. En paralelo, los bonos de WeWork no dejan de caer y se encuentran en niveles muy bajos, con los títulos con vencimiento en 2025 intercambiándose a niveles hasta un 64% por debajo de su par.

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G.C.

Frente a la inquietud que reflejan los mercados, desde la compañía explican que el término de "dudas sustanciales" representa una consideración técnica en la que no se reflejan los progresos que ha registrado su negocio en los últimos trimestres ni los esfuerzos que viene realizando para mejorar su situación financiera. "WeWork sigue centrada en su plan de transformación, que continúa a buen ritmo. Estamos centrados en impulsar los ingresos a través del crecimiento y la retención de miembros, redoblando nuestros esfuerzos de optimización de la cartera y manteniendo un enfoque riguroso en los costes y gastos operativos", señalan desde el grupo, donde indican también que están buscando alguna inyección adicional de capital.

Perdió la oportunidad

Tras su fundación en 2010, por el que fuera su primer CEO, Adam Neumann, y el diseñador Miguel McKelvey, la startup llegó a posicionarse en 2019 como el líder en el sector de ocupación de oficinas en Manhattan y Londres. Además, durante su expansión, la firma se benefició del atractivo que las startups suponían para los fondos de capital riesgo, llegando a convertirse en una de las empresas de nueva creación más cotizadas de Estados Unidos.

Sacudida por la pandemia, durante la cual la ocupación de sus edificios llegó a caer al 46%, la compañía supo ver una oportunidad de negocio en el boom del teletrabajo, y auguró que los empresarios no se arriesgarían a firmar contratos de alquiler rígidos y a largo plazo en un terreno de incertidumbre. La inmobiliaria creyó que las opciones más flexibles que ofrecen sus oficinas generarían atractivo, aunque admite estar perdiendo en la actualidad más clientes de los que adquieren sus servicios.

Ahora, la multinacional con sede en Nueva York, que alcanzó un acuerdo de inyección de capital en marzo con sus principales inversores —entre los que predomina el conglomerado japonés SoftBank— y logró reducir su deuda en más de 1.500 millones de dólares, se encuentra al borde del abismo.