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Grietas en el paraíso suizo: de estándar de la banca privada al fiasco de Credit Suisse
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TRAS LA CAÍDA DE CREDIT SUISSE

Grietas en el paraíso suizo: de estándar de la banca privada al fiasco de Credit Suisse

La venta a derribo de Credit Suisse un año después de la salida de UBS de España pone en entredicho el modelo de asesoramiento a altos patrimonios desde Suiza

Foto: Logos de UBS y Credit Suisse. (Reuters/Denis Balibouse)
Logos de UBS y Credit Suisse. (Reuters/Denis Balibouse)
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Unas horas bastaron para modificar normas regulatorias y preparar la venta a derribo de Credit Suisse, un banco con 167 años de historia, a UBS. Y ahora se pone en entredicho la reputación de Suiza, cuya banca ha presumido de marca para el negocio de grandes patrimonios en todo el mundo, incluyendo España.

UBS y Credit Suisse han sido durante años dos de los principales actores en el segmento de la banca privada española, atendiendo a clientes por encima de los tres millones de euros, y con un volumen superior a los 25.000 millones entre ambos. Jugaban en la Champions League del asesoramiento y gestión de altos patrimonios españoles, junto a los bancos norteamericanos, y presumiendo de ser más sofisticados y exclusivos que los españoles o franceses.

Foto: Edificios de Credit Suisse y UBS en Zúrich. (Reuters/Balibouse)

Pero UBS salió de España el año pasado, tras un proceso de venta que ni siquiera se comunicó inicialmente a los empleados, y que derivó en la salida del 90% de los más de 60 banqueros privados ante la compra de Singular Bank. Ahora, UBS vuelve a tener negocio en España, porque ha adquirido a derribo a su viejo rival, Credit Suisse, que sí había apostado por España.

De hecho, tras subir varias salidas en 2021, después de un cambio de jefe al sustituir Íñigo Martos al histórico Miguel Matossian, hoy asesor de March, Credit Suisse inició una oleada de contrataciones aprovechando la venta de UBS, y una ofensiva para crecer en banca privada. Primero, con el propio Martos y, tras su salida en diciembre de 2021 para ser CEO de Deutsche Bank, banco al que señala ahora el mercado, de la mano de Pablo Carrasco. Carrasco es un ejecutivo de la casa. Llevaba en Credit Suisse en diferentes tareas desde 2007, en Singapur, Zúrich y, desde enero de 2022, Madrid, donde ahora tiene que gestionar la difícil misión de liderar la banca privada sin tener claro qué va a pasar tras la compra de UBS.

La marca está tocada

Porque Credit Suisse va a pasar a ser historia, de 167 años. Después de una larga secuencia de multas, escándalos y fallos de gestión, como el agujero de Archegos, la salida de clientes se agudizó, a raíz de las turbulencias bancarias iniciadas en California con Silicon Valley, y se volvió insostenible. UBS ha adquirido el banco por el equivalente a 3.016 millones de euros, con un canje de una acción de UBS por cada 22,48 títulos de Credit Suisse. Los tenedores de 17.000 millones en bonos contingentes convertibles (CoCos o AT1) de Credit Suisse han perdido su inversión, al amortizarse a cero.

Esta operación, intervenida desde el Estado, deja tocada a la marca suiza en España. Porque aunque son dos hechos diferentes, se une la salida de UBS con la desaparición de Credit Suisse. Y queda de hecho la duda de qué pasará con el negocio de banca privada en España, que hace unos meses, antes de un efecto negativo de mercado y la salida de clientes, era de 12.000 millones de euros, con varios fichajes recientes.

UBS firmó una cláusula de no competir con Singular durante tres años, salvo si paga una penalización. Es decir, o cierra, o vende, o paga al banco de Javier Marín, en el supuesto de que haya cambiado la lógica económica que llevó a considerar que España no es rentable. También podría pasar que haga números y el negocio de Credit Suisse le guste más que el que tenía anteriormente, aunque en ambos casos hay volúmenes similares e inflación salarial tras fichajes para crecer. Eso sí, mejores márgenes en Credit Suisse, según fuentes del mercado. De hecho, hay banqueros que dicen que está entre los más altos de la industria española.

Foto: Foto: iStock. Opinión

La banca suiza basa su marca en su experiencia en la gestión de altos patrimonios. Hace años, las entidades helvéticas estaban entre las más avanzadas y sofisticadas, con arquitectura abierta para invertir en productos de terceros, financiación para invertir (créditos lombardos) o inversión alternativa en economía real, como capital riesgo, renovables o inmobiliario. No era fácil tener estas opciones en otros bancos hace años, pero sí ahora.

Lo que sí conserva la banca privada suiza es la sensación de seguridad. Aunque en los bancos se ha instalado el no comments estos días, varios ejecutivos defienden off the record la salud de la banca suiza después de la hecatombe de Credit Suisse y la venta el año pasado de UBS en España —también en Austria—. "Cuando ha habido sucesos negativos, como el Brexit, auge de populismos, la fuga nuclear en Japón, la pandemia o la guerra de Ucrania, la banca suiza siempre se ha situado como un lugar de custodia percibido como seguro y solvente por los grandes patrimonios, y eso no ha cambiado", asegura un ejecutivo de una entidad suiza.

Foto: Foto: EC Diseño.
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Este mismo ejecutivo asegura que no ha habido llamadas de preocupación por contagio, más allá de clientes preguntando si había posiciones a Credit Suisse. Pero a diferencia de UBS y Credit Suisse, sobre todo este último, en el resto de entidades no suele haber apuestas con el balance porque se basan en el asesoramiento y gestión de inversiones, y cuentan con ratios de capital de más del 20%.

"No se trata de la banca suiza, se trata de una pésima gestión en un banco suizo como Credit Suisse, y creo que además han reaccionado muy rápido para evitar el contagio en el resto de bancos y en el mercado financiero, otra cosa es que guste más o menos. Hay que tener en cuenta que en Suiza hay dos tipos de bancos, los cotizados y los privados, y son muy distintos, solo hace falta mirar las ratios de solvencia de los privados, que son de las más altas del mundo", asegura otro ejecutivo.

Las últimas señales, aun así, son negativas para el mercado español. UBS salió, y ahora vuelve de rebote, y Credit Suisse ha sufrido crisis tras crisis durante dos años hasta llegar a su final. Otra firma histórica, en este caso de gestión de activos, tampoco está en su mejor momento. Según publicó Financial Times, GAM, que llegó a estar entre las mayores gestoras de Europa, contrató a UBS para buscar comprador tras dos años de multas y problemas.

Foto: Oficina de Deutsche Bank en Bilbao. (EFE Luis Tejido)

Pero hay banca privada más allá de UBS y Credit Suisse. De hecho, hay entidades apostando por España. Esta misma semana, Julius Baer ha contratado a tres banqueros de BBVA Patrimonios para crecer en Barcelona, y aspira a aumentar su negocio en España durante este año. Safra J. Sarasin hizo varios fichajes el año pasado, y otros dos este año, procedentes de Singular y BNP, mientras que Pictet, Edmond de Rothschild y Lombard Odier siguen asentados en el mercado español. Mirabaud, que sufrió la salida de su jefe en España y varios banqueros entre 2021 y 2022, ha contratado al ex jefe de banca privada del Sabadell, Pedro Dañobeitia, para recomponer su equipo y seguir apostando por España.

Estos bancos basan sus resultados en la banca privada y o no tienen, o es residual, la banca de inversión. Siguen presumiendo de marca suiza, aunque esté de capa caída estos días. Desde competidores internacionales no tienen tan claro que se pueda mantener el brillo helvético.

"Los valores tradicionales de la banca suiza quedan ahora muy tocados por doble motivo", asegura el ejecutivo de un banco internacional no suizo. Por una parte, por comprobar que un banco suizo tan grande como Credit Suisse ha llevado a cabo una "mala gestión" hasta el abismo sin que se haya impedido. Y, por otra, por cambiar las reglas del juego en un fin de semana para saltarse el orden de prelación y borrar el valor de los AT1, priorizando que los accionistas se lleven algo. El supervisor suizo justificó la acción en dos artículos de la Constitución, sobre salvaguarda de la economía y seguridad nacional. Y mostró que se pueden cambiar las reglas del juego en cualquier momento, lo que no es buena señal para la certidumbre a largo plazo.

Unas horas bastaron para modificar normas regulatorias y preparar la venta a derribo de Credit Suisse, un banco con 167 años de historia, a UBS. Y ahora se pone en entredicho la reputación de Suiza, cuya banca ha presumido de marca para el negocio de grandes patrimonios en todo el mundo, incluyendo España.

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