España se queda atrás en emitir bonos verdes pese a trabajar en ello desde 2018
Italia ya ha emitido deuda sostenible, como antes hicieron Alemania, Francia o Bélgica. El Tesoro inició el trabajo en 2018, pero aún no hay fecha para debutar en el mercado
La inversión sostenible (ESG, por sus siglas en inglés) es un vendaval que está condicionando el mundo de la inversión, y del que el Tesoro español se está quedando atrás. El organismo dependiente de Economía, y que asume las funciones de obtener financiación en los mercados de capitales, inició los trabajos para lanzar un bono verde al mercado en 2018, cuando tuvo los primeros contactos con bancos de inversión. Casi tres años después, es la única gran economía española que aún no ha debutado con deuda soberana y etiqueta verde.
El Tesoro mantiene la previsión de debutar con la emisión de un bono verde en la segunda mitad del año, según fuentes de Economía. Como explicó en noviembre el secretario general del Tesoro, Carlos San Basilio, la intención es que el bono sea a 20 años y alcance los 20.000 millones de euros a través de una emisión sindicada.
La intención del organismo es realizar un 'road show' entre inversores institucionales en verano para mostrar cómo se ha diseñado la emisión y se fiscaliza que se cumplan los criterios verdes en el uso del dinero captado, algo que es clave en estas emisiones. El Tesoro espera emitir en total 100.000 millones de euros en deuda neta durante 2021, frente al objetivo de 110.000 millones del año anterior, marcado por el covid.
Mientras ultima los detalles del primer bono verde, el Tesoro se queda atrás en Europa. Italia, que ha aprovechado el tirón de Mario Draghi para acudir con fuerza a los mercados, se ha estrenado este mes con su primer bono verde. El Tesoro italiano colocó este mes 8.500 millones a 24 años con peticiones récord para este tipo de bonos, al recibir una demanda de 80.000 millones, nueve veces más.
El Tesoro italiano pudo estrenarse tras la finalización del marco del país transalpino para la emisión de deuda soberana verde, en línea con la taxonomía de finanzas sostenibles de la Unión Europea. Italia pudo de esta forma seguir alargando el plazo medio de vencimiento de su deuda, que ahora está en siete años, y diversificar el tipo de inversores.
Este tipo de operaciones son importantes por varias razones. Además de por la diversificación de inversores, también por el apetito creciente que hay para invertir en este tipo de deuda por parte de institucionales. Y dado que es una demanda que aumenta, cada vez será más relevante tener la posibilidad de emitir bonos sostenibles.
Asimismo, favorece que el propio mercado desarrolle la capacidad de emitir bonos verdes, facilitando la financiación por esta vía de empresas y bancos, y que estos últimos mejoren su capacidad de participar en emisiones de este tipo. También ayuda a que los institucionales del país, con sesgo a la inversión en títulos locales, cumplan en mayor medida con criterios sostenibles.
Francia y Bélgica fueron pioneros en salir al mercado con deuda pública verde. Mientras que Alemania se estrenó en septiembre con una emisión a 10 años de 6.500 millones para la que recibió una sobredemanda de cinco veces. En noviembre repitió con una emisión a cinco años para la que obtuvo una rentabilidad media del -0,85%.
Durante 2020, según datos de Bloomberg, las emisiones sostenibles alcanzaron los 732.000 millones de dólares, con un aumento del 29% gracias al impulso de los bonos sociales para captar financiación frente a las secuelas económicas del covid. No obstante, la deuda verde no se quedó atrás, con un aumento del 13% hasta los 305.000 millones de dólares.
La Unión Europea está provocando un nuevo empujón a la inversión sostenible a través de las emisiones de bonos sociales para financiar parte de las ayudas comunitarias contra los efectos económicos del covid. Bruselas lanzó al mercado en 2020 tres grandes emisiones de bonos sociales con las que batió récords de demanda y captó 39.500 millones de euros. Ningún banco español estuvo entre los colocadores, que fueron Citigroup, HSBC, JP Morgan, LBBW, Société Générale, Barclays, BNP Paribas, Deutsche Bank, Nomura, UniCredit, Crédit Agricole, Bank of America, Commerzbank, DZ Bank y TD Securities.
La inversión sostenible (ESG, por sus siglas en inglés) es un vendaval que está condicionando el mundo de la inversión, y del que el Tesoro español se está quedando atrás. El organismo dependiente de Economía, y que asume las funciones de obtener financiación en los mercados de capitales, inició los trabajos para lanzar un bono verde al mercado en 2018, cuando tuvo los primeros contactos con bancos de inversión. Casi tres años después, es la única gran economía española que aún no ha debutado con deuda soberana y etiqueta verde.
- Sube la temperatura en la batalla de la gran banca por liderar los fondos sostenibles Vicente Varó
- La banca española se queda fuera de la primera gran emisión de bonos de la UE Óscar Giménez Nacho Alarcón. Bruselas
- La deuda de la banca española con el BCE se ha duplicado en un año E.P.