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El mercado dobla su apuesta por un recorte del BCE tras la decisión de la Reserva Federal
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¿DE QUÉ SERVIRÍA?

El mercado dobla su apuesta por un recorte del BCE tras la decisión de la Reserva Federal

Los futuros de Bloomberg estiman en un 73% un recorte del tipo del depósito para la próxima reunión, esperando que el tipo implícito acabe el 12 de marzo en un -0,53%

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters)
La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters)

Tras la decisión ‘sorpresa’ de la Reserva Federal (Fed) del martes, el mercado tiene los ojos puestos en el Banco Central Europeo (BCE). La decisión del banco central estadounidense es parte de una acción coordinada entre las principales instituciones monetarias y fiscales del mundo: otros bancos centrales ya han tomado cartas en el asunto y los gobiernos han empezado a tender la mano a las geografías más débiles económicamente. Con los activos financieros asediados por la volatilidad y la economía dando sus primeras señales de debilidad, los inversores se preguntan: ¿qué tiene que aportar el BCE al plan de contingencia global?

El mercado juega con la posibilidad de un recorte del precio del dinero. Los futuros recogidos por Bloomberg han pasado de descontar en un 43% un recorte del tipo del depósito del BCE a comienzos de semana, a llegar a apostar con un 89% por que la entidad presidida por Christine Lagarde rebajará tipos el próximo 12 de marzo.

Foto: Sede del BCE en Fráncfort. (EFE)

El tipo de la facilidad del depósito, actualmente en un -0,5%, es aquel que determina el interés que los bancos tienen que cobrar por mantener cierto nivel de liquidez en las arcas del regulador (a modo de garantía). El modelo de futuros de Bloomberg se basa en un modelo de 'swaps' de índice en un día (OIS).

Al cierre del miércoles, el indicador se relajó y los futuros terminaron la sesión descontando en un 73% una rebaja para la próxima cita, previendo que el tipo implícito cerrará el 12 de marzo en un -0,53%. Una diferencia de 10 puntos básicos con la actual tasa efectiva de -0,47% que marca un tipo del depósito al -0,5%.

Los futuros del BCE no pretenden arrojar un cálculo de probabilidad sino que, calculando la diferencia entre el tipo de política implícito pre y pos reunión dividido por el movimiento supuesto del tipo, hacen una estimación del grado de apuesta del mercado por un movimiento de política monetaria en la próxima reunión. Este grado de apuesta puede superar el 100%.

placeholder Fachada de la sede del BCE en Fráncfort. (Reuters)
Fachada de la sede del BCE en Fráncfort. (Reuters)

Antes de que el coronavirus empezase a expandirse más allá de Asia y los mercados registrasen su peor semana en años, los futuros de Bloomberg ponían en precio un 4% de una rebaja por parte del BCE y situaban el tipo implícito en un -0,45%, al mismo nivel que la tasa efectiva de entonces. Es decir, que el mercado no esperaba que el BCE fuese a rebajar los tipos de interés del depósito.

Una situación que tiene muchas facetas. Por un lado, el recorte de tipos de la Fed del martes pone en un aprieto al BCE porque exporta más deflación al sistema europeo. El dólar giró a la baja con una caída del 0,4% frente al euro este miércoles —una tendencia que abarata las importaciones del Viejo Continente hacia EEUU y encarece las ventas en dirección contraria—.

Pero por el otro, el BCE pone en jaque a la banca y sus márgenes y arriesga a mermar aún más el que se supone que es su principal canal de transposición de la política monetaria sobre la sociedad en general, reduciendo la eficacia de este tipo de medidas a la hora de estimular la economía. La medida del ‘tiering’ implementada en septiembre denota que el BCE también es consciente de este peligro.

¿De qué serviría?

Los analistas discrepan sobre la posibilidad de esta medida, sobre todo de la eficacia en términos de transmisión de estímulo monetario. Goldman Sachs apuntaba esta semana a una rebaja de 10 puntos básicos del tipo del depósito, por "unas expectativas de inflación aún más presionadas a la baja", pero preveía que semejante recorte viniese de la mano de otras medidas poco convencionales, aunque sin entrar en detalle de cuales.

Los expertos de Bank of America exponían en un informe de este miércoles la posibilidad de tirar de otras herramientas antes que del tipo del depósito. “Ni la política monetaria ni la fiscal pueden evitar las disrupciones de actividad en la primera mitad de 2020”, explicaban. “Pero ambos son cruciales para evitar que las constricciones temporales sobre la cadena de suministro lleven a bancarrotas y pérdidas de empleo e ingresos para los hogares que pudiesen tener consecuencias a largo plazo”.

Ni la política monetaria ni la fiscal pueden evitar las disrupciones de actividad en la primera mitad del año 2020

En este contexto, desde la firma consideran que “un recorte del BCE no puede combatir estas preocupaciones”. Apuestan en cambio por provisiones de liquidez a través de los préstamos condicionados a largo plazo (TLTRO) o un incremento de las compras del programa de expansión cuantitativa desde los 20.000 millones de euros hasta los 30.000 millones, ya que estos “podrían ser más eficientes a la hora de permitir que el sector financiero amortigüe las dificultades en los flujos de caja del sector corporativo durante la producción”.

Las expectativas de los futuros recogidos por Bloomberg, sin embargo, se pautan por las reuniones del BCE, sin poder llegar a medir las probabilidades de una rebaja ‘sorpresa’ como la de la Fed. Y es que los bancos centrales juegan también con el mensaje que lanzan al mercado, sobre todo en un momento de alta volatilidad entre los activos financieros a nivel mundial. Prueba de la relevancia de este parámetro es la actuación coordinada que están desplegando bancos centrales y gobiernos tras la reunión del G-7 de este martes, una puesta en común que no se veía desde la crisis del euro en 2011.

Tras la decisión ‘sorpresa’ de la Reserva Federal (Fed) del martes, el mercado tiene los ojos puestos en el Banco Central Europeo (BCE). La decisión del banco central estadounidense es parte de una acción coordinada entre las principales instituciones monetarias y fiscales del mundo: otros bancos centrales ya han tomado cartas en el asunto y los gobiernos han empezado a tender la mano a las geografías más débiles económicamente. Con los activos financieros asediados por la volatilidad y la economía dando sus primeras señales de debilidad, los inversores se preguntan: ¿qué tiene que aportar el BCE al plan de contingencia global?

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