De la Rosa amaga con un vuelco en el caso Urbanor con la petición de comparecencia de `Los Albertos´

El caso Urbanor, la sociedad propietaria de los terrenos de la Plaza de Castilla de Madrid donde se levantan las torres de KIO, origen de las desgracias judiciales que afligen a Alberto Alcocer y a Alberto Cortina, podría dar un vuelco espectacular con motivo de la comparecencia de los famosos primos, solicitada el lunes por Javier de la Rosa en la vista que se sigue en la Audiencia Nacional por los últimos flecos del caso KIO.

Se trata de las dos últimas piezas (Pimcinco y Quail-Acie) del macrojuicio de KIO que han sido unidas, y cuya vista oral se ha iniciado en la Audiencia Nacional. La fiscal anticorrupción Belén Suárez pide 38 años de cárcel para Javier de la Rosa por supuesta apropiación indebida, entre otros delitos.

El antiguo hombre fuerte de KIO en España, que se defiende a sí mismo, con la ayuda de su hija, la abogada Gabriela de la Rosa, ha solicitado la comparecencia de los Albertos para que aporten una serie de documentos relativos a los pagos efectuados en Ginebra con motivo de la operación Urbanor.

Urbanor fue el mecanismo utilizado por el Gobierno de Felipe González para sacar al grupo KIO del capital del Banco Central que entonces presidía Alfonso Escámez. En una peculiar permuta de terrenos por dinero para comprar las acciones del Central en poder de KIO (el 12%, valorado en 42.000 millones de pesetas de entonces), el grupo kuwaití se hizo con el solar de la Plaza de Castilla a cambio del dinero necesario para que los Albertos –como testaferros del Gobierno- se hicieran con ese paquete.

La liquidación pecuniaria de la compleja operación que permitió al Gobierno españolizar el paquete de KIO en el Central se hizo en la sucursal del banco de negocios Merrill Lynch en Ginebra (Suiza) en presencia de Javier de la Rosa, los Albertos y Enrique Sarasola, un episodio en el que salió a relucir la presencia de Antonio Blázquez como supuesto testaferro del propio Felipe González.

En Merrill Lynch Ginebra los protagonistas de la operación Urbanor se repartieron las comisiones derivadas de la compraventa de los terrenos: Conycon, propiedad de los Albertos; Quail-España, del propio Javier de la Rosa, y la panameña Horwitz, propiedad de Enrique Sarasola y titular del 14% de Urbanor.

En noviembre de 2000, De la Rosa aseguró en la Audiencia Provincial de Madrid haber abonado a Sarasola en Suiza 27,4 millones de dólares (unos 3.000 millones de pesetas en el año 1988, aunque otras fuentes han hablado de hasta 8.000 millones), 14 de los cuales serían los famosos “14 americanos” que habrían ido a parar a González, a través de Antonio Blázquez.

La realidad es que las cifras realmente manejadas en el trasiego de fondos efectuado en Merrill Lynch Ginebra nunca han salido a la superficie adecuadamente documentadas. Ahora podrían serlo, con el riesgo de que algunos personajes importantes queden al descubierto.

La historia se inició un 11 de septiembre de 1987, cuando Álvaro Álvarez Alonso (representante de Horwitz) invitó a cenar en su casa de la calle Fuentemilano (en la urbanización de Puerta de Hierro, en Madrid) a su socio y amigo, Enrique Sarasola, a los Albertos y al mismísimo Felipe González, entonces presidente del Gobierno. El objetivo del ágape era perfilar la operación mediante la cual Cortina y Alcocer debían hacerse con la mayoría de las acciones del Banco Central en poder del grupo KIO.