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Por qué no puedes cantar ninguna canción de la artista más escuchada del mundo
  1. Cultura
EL ENIGMA TAYLOR SWIFT

Por qué no puedes cantar ninguna canción de la artista más escuchada del mundo

Mucha gente se lo pregunta: ¿por qué no conozco ninguna canción de Taylor Swift si tan famosa es? Intentamos responder a la pregunta analizando su música, sus letras y sus referencias culturales

Foto: Ilustración: Marina G. Ortega
Ilustración: Marina G. Ortega
EC EXCLUSIVO

Lo dijo hace unas semanas Neil Tennant de Pet Shop Boys y muchos asintieron en silencio. Por fin, alguien se había atrevido a decir lo que llevaban años pensando. "Taylor Swift me fascina porque es muy popular, y me gusta, pero cuando escucho los discos… para ser un fenómeno tan grande, ¿dónde están las canciones famosas? ¿Dónde está el Billie Jean de Taylor?"

Es un runrún que se escucha a menudo cuando se habla de la cantante estadounidense. Por supuesto, tiene un puñado de hits más o menos reconocibles (Shake It Off, Blank Space o Cruel Summer), pero a diferencia de Beyoncé con Single Ladies, Shakira con Waka Waka o incluso Rihanna con Umbrella, no es la canción que reconocería tu pariente lejano en una boda. Lo que está claro es que el culto swiftie no nació por un puñado de canciones, sino por una carrera de fondo que capta más seguidores con cada nuevo disco, pero que, al mismo tiempo, genera animadversión entre los que no lo entienden.

Esa ha sido una de las frases más oídas ante la expectación que levanta su visita a Madrid: no lo entiendo. No entienden que haya batido todos los récords posibles —es la artista con más Grammys a Mejor Álbum del Año, con más reproducciones en Spotify en 2023 o la ganadora de más premios Billboard—, que sus giras sean un acontecimiento económico capaz de alterar la economía de un país o que agote Bernabéus en un abrir y cerrar de ojos… y que, al mismo tiempo, muchísima gente no sea capaz de tararear ninguna de sus canciones.

Aunque le duela a las swifties más acérrimas, razón no les falta, pero no tiene por qué ser un demérito: ha conseguido trascender una tradición musical de techo relativamente bajo fuera de las fronteras de EEUU para convertirse en un icono global sin necesitar un hit single rotundo. Musicalmente, Taylor Swift no deja de ser una evolución de la tradición country-pop de Nashville vía Shania Twain o Sixpence None the Richer pasada por cierto clasicismo musical, de Dolly Parton a Joni Mitchell, y algún toque de sofisticación vía Justin Vernon (Bon Iver).

Sus estribillos son largos: el de 'Blank Space' tiene 19 palabras

Si usted tampoco lo entiende, intentaremos explicarlo.

1. Mucho texto...

Los datos muestran lo que resulta evidente al oído: las canciones de Taylor Swift tienen texto, mucho texto. Y, a diferencia de la tradición pop más básica, sus versos son largos, muy largos e intrincados. Algo cada vez menos común en el pop global, que no solo corre rápido hacia el estribillo reconocible, sino que aspira a ser entendible y coreable en cualquier idioma a través de frases sencillas.

El aspecto en el que más se notan sus orígenes en Nashville es esa narratividad tan propia de la música country, y a partir de Folklore (2020), del folk pretendidamente decimonónico. Sus canciones cuentan historias, tienen personajes y en ocasiones funcionan como un monólogo interior y para eso son necesarias muchas palabras que son difíciles de seguir para el no angloparlante. Algo que ocurre incluso en sus canciones más directas, como Blank Space, con un estribillo de 19 palabras.

"Los versos de sus canciones generalmente son largos, se prestan a variaciones en la entonación y eso les hace difíciles de recordar y replicar", explica Eduardo Viñuela, profesor de musicología de la Universidad de Oviedo. "Su forma de articular el fraseo es muy similar en las estrofas y los estribillos, y en sus canciones los estribillos llegan de forma natural, sin preparación, sin la expectación que suelen generar las habituales subdivisiones de pulso, la intensificación de las dinámicas en la instrumentación o el empleo de ad libs que hacen que los estribillos suenen más rotundos". Algo propio de la estructura de las canciones folk, que carecen de estribillo más allá de la repetición del mismo ritornello al final de cada estrofa, como ocurre con All Too Well ("I was there / I remember it all too well").

"En sus canciones predominan melodías muy constantes, que no evolucionan, y que sirven para conducir las letras", recuerda el musicólogo. "Es habitual encontrar una melodía que se mantiene en una cuerda de recitado mientras el soporte armónico transita por diferentes acordes. Así, la voz de Taylor y lo que narra la letra captan toda la atención. Además, en su interpretación se mueve con facilidad entre la recitación y el canto, en un terreno intermedio, un cantilar, que es muy propicio para imprimir afecto y carácter a la historia que está narrando". A veces, como en The Tortured Poets Department (2024), parece más cercana a los recitados (spoken word) de Sun Kil Moon o la última PJ Harvey que a cualquier otro artista de estadio.

2. ...Y minimalismo musical

En un momento en el que gran parte del mainstream musical está tomado por los ritmos negros y latinos, se nota que Swift es una chica blanca, a pesar de su admiración por Motown, el sello por excelencia del pop negro, y sus influencias R&B. Como muestra esta comparación con la música de Ariana Grande, su música es menos bailable, enérgica y positiva, aunque depende de la era: no es lo mismo su etapa más pop (2014-2019) que su era más introspectiva (de 2020 en adelante).

"Otra cosa particular de Taylor es la casi total ausencia de coros", se muestra de acuerdo Viñuela. "Ese recurso que arropa y realiza una melodía, vistiéndola e invitando al público a cantar, a unirse, a participar… y que hemos visto miles de veces en el pop o en el R&B, generalmente por influencia del góspel". Sus estribillos, salvo casos contados ("haters gonna hate-hate-hate", "look what you made me do") raramente recurren a repeticiones coreables. De hecho, tampoco se distingue por ser una gran bailarina o poseer una voz de amplísimo espectro, dos rasgos típicos de las estrellas pop modernas.

"Taylor Swift se forja en el country, un género muy centrado en narrar"

Cuando Swift recurre al R&B, lo suele hacer de manera más sutil, cercana a su vertiente nocturna y electrónica, casi narcótica, como en Lavender Haze o False God, y que entronca con otra característica musical que la hace menos accesible para el gran público: un minimalismo musical que se acentúa de mano de colaboradores como el productor Jack Antonoff o Bon Iver y que hoy configura su principal rasgo de estilo, como en The Tortured Poets Department. Un minimalismo que la ha acercado a una sensibilidad más indie: algunas de sus canciones no están tan lejos del bedroom pop o el pop hignagógico.

"Taylor Swift se forja en el country, un género muy centrado en contar historias, en narrar, donde la letra es esencial para captar la atención del público", explica Viñuela. "En ese sentido, muchas de las canciones de Taylor tienen pocos elementos en la producción, un minimalismo que le da un protagonismo total a la voz, que suena limpia, con un timbre brillante que la hace perfecta para el pop".

3. Chicos, fama, libros

Hay una comparación recurrente entre las switfies a la hora de hablar de su artista preferida: la que la compara con esa amiga que te cuenta sus cosas (y a la que, a la vez, puedes contarle lo que quieras). Esta relación parasocial se basa en centenares de canciones escritas entre que Swift era apenas una adolescente y sus últimas grabaciones, publicadas a los 34 años. Sus fans han visto crecer a la cantante en directo, y de paso, vivir con ella los mismos hitos vitales. Algo que hace más difícil de entenderla para las personas de otras generaciones.

La evolución de la carrera de Swift a través de eras (de la cantante country a la artista pop hasta la despechada, enamorada y melancólica de los últimos álbumes) en las que perviven temas parecidos (el amor, el desamor, las críticas, el maldito Kanye West, el maldito exmanager) genera una continuidad en la que es fácil que los fans se vean reflejados. No es tan comparable a los primeros años de la beatlemania, donde el fenómeno fan emergía de su rupturismo musical y estético, como a la fascinación que producen artistas con una larga carrera cuya voz es como la de un amigo.

Sus canciones son piezas de un puzzle mayor, el Taylor Swift Cinematic Universe

En realidad, su caso no es tan diferente a lo que Bruce Springsteen (otro gran artista sin ningún número 1, pero capaz de llenar estadios con facilidad) representó para los hombres de la generación boomer, pero para las chicas centennial. Ambos han conseguido establecer una vinculación semejante con una base de fans dispuesta a realizar todos los viajes que hagan falta para verlos en directo y que, al mismo tiempo, son agresivos con sus detractores, quizá porque tocar a Taylor (o a Bruce) es tocarles a ellos.

Por eso, la mayor parte de análisis se centran en lo que cuenta en sus letras y no tanto en la música, que cumple un carácter utilitario. Swift no es una experimentadora musical, sino que utiliza un espectro limitado de formas musicales para contar lo que le interesa en cada momento. "Es curioso que la discusión en torno a la música de Swift está muchas veces centrada en las letras; especialmente en las críticas musicales de sus últimos discos, donde se resalta su cualidad de cantautora", explica el musicólogo. "No es de extrañar que muchos de los cursos que se están impartiendo en la universidad sobre esta artista se centren en sus letras y no en su música".

4. Un universo autorreferencial

No se trata tan solo de la vinculación emocional que sus canciones pueden establecer con el oyente, sino también la capacidad de convertir sus letras en acertijos que premian al oyente fiel, pero pueden expulsar al no fan. Sus seguidores pueden identificar, o al menos sospechar, a quién se refiere en cada canción, piezas del puzzle gigantesco del Taylor Swift Cinematic Universe, como ocurre con el universo cinemático Marvel que solo es capaz de comprenderse en toda su plenitud si has visto previamente todas las películas (y series). Como ella misma admite en Mastermind, quizá estaba todo planeado desde el principio.

Así, es habitual que los mismos motivos líricos, estructuras o símbolos se repitan en sus canciones. Se lleva la palma la autorreferencial All Too Well, su canción-mascarón de proa. En ella, por ejemplo, aparece una misteriosa bufanda que ha sido objeto de todo tipo de especulaciones. ¿Es la que se dejó en casa de Maggie Gyllenhaal, la hermana de su por aquel entonces novio Jake Gyllenhaal? ¿Es una metáfora del desamor? ¿Es el equivalente contemporáneo a la luz verde al final del muelle de El gran Gatsby, una de sus novelas favoritas? ¿O es simplemente una bufanda? Una década después, Swift volvería a acordarse de la ausencia de su exnovio en su cumpleaños en You’re on Your Own Kid. Sea como sea, la entrada de All Too Well de Wikipedia es tan larga como la de la batalla de Gettysburg o el ataque a Pearl Harbor.

"Es una suerte de Bob Dylan de su generación que sabe imbricar en sus canciones cosas que sabemos de ella"

En 2021, Swift publicó finalmente la versión de 10 minutos de All Too Well, que añadía tres nuevas secciones líricas. La cantante de Pensilvania actualiza la tradición confesional del folk de la segunda mitad de los sesenta y primeros setenta, de Dylan a Mitchell pasando por Leonard Cohen o Paul Simon, para la época de la hipervisibilidad, las redes sociales y las comunidades de fans online. Habla de lo que le ha ocurrido, como los artistas del pasado, pero sabe que los oyentes conocen muchas cosas de su vida, quizá demasiadas, y lo convierte en un juego.

Viñales la compara con Bob Dylan, el artista que introdujo en el pop las canciones kilométricas: "Taylor Swift es una storyteller, cuenta su historia y consigue que millones de personas empaticen con ella", señala. "Es una suerte de Bob Dylan de su generación que sabe imbricar en sus canciones muchas de las cosas que sabemos de ella y de su vida a través de sus redes sociales, y eso es vital en la actualidad para lograr el vínculo (engagement) con la comunidad de seguidores". Blank Space, por ejemplo, parece una canción de amor, pero en realidad ironiza con la imagen que tienen de ella sus detractores.

A diferencia de otros artistas contemporáneos mainstream, y a semejanza de aquella generación, Swift no ha dudado en presentar sentimientos negativos en sus canciones (envidia, rencor, ira, celos, venganza) que la han convertido para sus detractores en una arpía obsesionada consigo misma e incapaz de encajar una crítica, pero para sus fans, una persona con una profundidad psicológica semejante a la suya propia. Nunca ha dudado en contar cómo tiraba su teléfono móvil al novio con el que se pelea en Stay Stay Stay o en admitir en Anti-hero que tal vez el problema sea ella. Algo con lo que resulta fácil identificarse: seguramente no sea tu mejor amiga, simplemente seas tú mirándote al espejo.

Lo dijo hace unas semanas Neil Tennant de Pet Shop Boys y muchos asintieron en silencio. Por fin, alguien se había atrevido a decir lo que llevaban años pensando. "Taylor Swift me fascina porque es muy popular, y me gusta, pero cuando escucho los discos… para ser un fenómeno tan grande, ¿dónde están las canciones famosas? ¿Dónde está el Billie Jean de Taylor?"

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