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"Más IA y menos júniors": las asesorías jurídicas aprietan a los bufetes para bajar sus facturas
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"Más IA y menos júniors": las asesorías jurídicas aprietan a los bufetes para bajar sus facturas

El tercer artículo del serial sobre el impacto de la IA generativa en el sector legal analiza los cambios para los abogados 'in house' y sus nuevas exigencias a los despachos tradicionales. Entre ellas, cómo no, aliviar sus cuantiosos honorarios

Foto: iStock/CSA-Printstock/EC Diseño.
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No solo los despachos de abogados se encuentran agitados por el impacto que la inteligencia artificial (IA) generativa tendrá en el sector legal. También los profesionales de las asesorías jurídicas de las empresas abarrotan en los últimos meses los seminarios y jornadas en las que se abordan las potenciales habilidades de la máquina. Proveedores, firmas y consultoras especializadas en IA aseguran que no dan abasto para atender todas las peticiones de demostraciones que les llegan de los equipos legales corporativos. Incluso los grandes bufetes se sorprenden del éxito que están teniendo los eventos que están organizando estos días para enseñar las capacidades de sus propias soluciones basadas en esta tecnología. Así, aunque aún muchos abogados in house no tienen claro la aplicación efectiva y práctica de la inteligencia artificial, cunde la sensación de que no deben quedarse atrás en lo que ya todos perciben como un auténtico game changer para los servicios jurídicos.

Tras abordar en los dos primeros artículos del serial que está publicando El Confidencial sobre el impacto de la IA generativa en el sector legal los cambios que esta tecnología traerá en las tareas que realizan los abogados (texto que puede consultar pinchando aquí) y la revolución que supondrá para el mercado legal (al que puede acceder aquí), este tercer episodio está dedicado a los abogados in house y las asesorías jurídicas de las empresas. Los hermanos pobres de la abogacía, que en muchas —demasiadas— ocasiones son percibidos por sus propias organizaciones como un departamento de costes y un freno a negocio —son los que te dicen lo que no se puede hacer—. Una consideración que, entre otras circunstancias, explica la endémica falta de recursos que padecen muchos de estos equipos, que, a pesar de la creciente carga de trabajo que provoca la hiperactividad regulatoria, actúan instalados en la directriz del hacer más con menos.

Es por ello por lo que, según coinciden los expertos, una herramienta que puede hacerles dar un salto cualitativo en materia de eficiencia y productividad, y ayudarles a mejorar el aprovechamiento de sus escuetos presupuestos, ha sido recibida como agua de mayo. "Hay muchísimo interés", afirma Manuel Fernández Condearena, socio responsable de Legal Management Consulting de Deloitte Legal, que describe la actitud de muchas asesorías jurídicas como un "ven, cuéntame los casos de uso y vamos a analizar en qué podríamos aplicarlo internamente". De este modo, si bien los in house aún no ven "inminente" el uso de soluciones de IA, tampoco lo sienten muy lejano, agrega Sara Molina, senior manager de la big four. Por ello ya están empapándose de qué proveedores y qué herramientas hay disponibles en el mercado. "La IA se ha convertido en una prioridad para las asesorías jurídicas; no hablamos de algo que será realidad en tres o cinco años, sino mucho antes", remata Molina.

La gran diferencia entre el acercamiento que los despachos de abogados y las asesorías jurídicas están haciendo respecto de la IA generativa viene determinada por lo que es su core business. Así, como los primeros lo que venden son servicios jurídicos, encuentran muchos menos frenos a dedicar tiempo, personal y recursos a adquirir, aplicar o desarrollar la tecnología en la mejora de su producto. Las segundas, en cambio, son un equipo de apoyo a negocio o backoffice, por lo que la cúpula de su organización siempre encuentra menos incentivos para invertir en un departamento que no tiene una relación tan obvia y directa con la cuenta de resultados, como los de ventas o producto. Ello explica que ya haya bufetes operando con soluciones de IA, como Cuatrecasas, Garrigues o Allen & Overy, mientras que la enorme mayoría de departamentos legales aún están en fase de prospección.

Foto: La IA generativa reduce el volumen de horas que requiere la abogacía para satisfacer la demanda de servicios jurídicos. (EC Diseño)

Mónica Represa, directora de Gestión del Conocimiento de la firma inglesa, la primera en anunciar un acuerdo con la startup especializada en IA jurídica Harvey, confirma que el enorme interés de sus clientes, no solo por conocer las mejoras que la herramienta traerá a la prestación del servicio jurídico que les presta el bufete. "Muchos de ellos están pensando en instalar Harvey dentro de sus propias organizaciones con el objetivo de optimizar recursos y mejora procesos que implican la revisión de grandes cantidades de datos y así poder orientarse a asuntos más estratégicos", desvela Represa. Asimismo, confían en que el asesoramiento del despacho gane en eficiencia, lo que, para un cliente, siempre significará o una rebaja de los honorarios, o un incremento de la productividad por el mismo precio.

El comentario de Represa certifica que la desigualdad de recursos disponibles entre despachos y equipos legales corporativos no se ha traducido en un desinterés por parte de los in house. Más bien al contrario, nadie parece estar arrastrando los pies. Los primeros estudios sobre el grado de conocimiento de la IA generativa por parte de los abogados de uno y otro lado del mercado de los servicios jurídicos revelan un grado de conocimiento muy similar sobre el potencial de esta tecnología. De hecho, un reciente informe de la European Legal Tech Association (ELTA) señalaba que el porcentaje de letrados de despacho y de empresa que pensaban que la IA sería "útil" o "muy útil" para su ejercicio profesional sería del 94% y del 93%, respectivamente. Todos están experimentando con la tecnología, ya sea fascinados por sus capacidades o temerosos por el peligro que puede suponer para sus propios puestos de trabajo.

¿Cómo es posible que, habiendo tenido los in house un contacto mucho menor con este tipo de herramientas desde su eclosión, tengan la misma conciencia de su efectividad que sus colegas de los bufetes? Para Eugenia Navarro, socia de la consultora Lois, la razón está en la imperiosa necesidad de las asesorías jurídicas de lograr mejoras en sus ratios de eficiencia, velocidad y costes. Todo ello, sin mermar su fiabilidad de su asesoramiento legal y gestión de riesgos, y siendo capaces de integrar el caudal de nuevas exigencias normativas que cada año inunda sus mesas. "Hay un sinfín de tareas rutinarias, repetitivas y de poco valor añadido que pueden ser automatizadas y resueltas a muy bajo coste", advierte Navarro. La urgencia de evacuar estas cuestiones menores de la forma más ágil posible contrasta con el enfoque de aquellos asuntos relevantes, sofisticados o graves. "En esos van a seguir buscando al mejor despacho de abogados sin mirar la factura", remata la consultora.

Un 30% de tareas automatizables

"La IA generativa no va a suponer la desaparición del componente humano, pero sí nos va a permitir una optimización de los recursos que utilizamos hoy en las asesorías jurídicas", confirma Pablo García Montañés, secretario general y del consejo de Andbank. En el departamento legal del banco, relata García Montañés, ya están "explorando alternativas" para la automatización de tareas administrativas concretas, "como puede ser la realización de bastanteos o la respuesta a reclamaciones sencillas". En un punto similar se encuentran en la asesoría jurídica de Intrum, como expone su directora legal, Noelia Palacios. El equipo jurídico de la compañía de gestión de créditos y activos inmobiliarios está realizando las primeras pruebas con robots para poder descargar a los profesionales de funciones como la redacción de escritos y contratos sencillos, o las actas de los consejos de administración.

"Son materias en donde el trabajo es sota, caballo, rey", señala Palacios, para quien la combinación de un buen modelo de documento, una inserción ágil de datos y el trabajo de la IA generativa debería permitir aligerar de mucho trabajo rutinario a sus profesionales. "No solo ganaremos tiempo y eficiencia, es que además minimizaremos la tasa de error porque la máquina se equivoca mucho menos", resume la directora legal de Intrum, quien definitivamente ve "mucho potencial y valor añadido" en las soluciones que apliquen esta tecnología, si les ofrecen la fiabilidad adecuada. Tanto Palacios como García Montañés calculan que las tareas potencialmente automatizables de sus departamentos representan en torno al 20% o 30% del trabajo total, una proporción nada desdeñable.

Ahora bien, sin inversión no hay paraíso de la IA generativa. Difícilmente podrán los equipos legales incorporar soluciones que les ayuden a mejorar su eficiencia si nueve de cada 10 euros de su presupuesto se consumen en gastos de personal, como indican los estudios. Ello, en una época en la que en las asesorías jurídicas se ha impuesto la internalización de trabajo, tendencia que no parece haber servido de gran impulso desde el punto de vista financiero a estos departamentos.

Ahora bien, el empuje en la introducción de la IA generativa no solo va de recursos. También depende de la voluntad y el liderazgo que ejerce el director de la asesoría jurídica o general counsel, advierte la socia responsable de Legal Management Services de PwC Tax & Legal, Patricia Manca. "Hay responsables jurídicos que lo tienen clarísimo y no dudan en apostar por implantar esta tecnología en sus departamentos", desvela, "otros, sin embargo, prefieren adoptar una posición más conservadora y dejar que sean otros quienes experimenten, y ya después ellos van sobre seguro". A pesar de que nadie puede asegurar a ciencia cierta qué es mejor, si estar en la vanguardia o solo adoptar soluciones ya testadas, pues ejemplos hay para todos los gustos, Manca advierte: "Esto va muy rápido, mucho más rápido que cualquier otra tecnología que yo haya visto hasta la fecha". Aviso a navegantes.

¿Cuántas tareas de las asesorías jurídicas son potencialmente asumidas por la IA generativa? El último informe anual de la Association of Corporate Counsel (ACC), la mayor organización de abogados de empresa del mundo, lista un importante número de materias en las que los proveedores tecnológicos y firmas alternativas —los denominados ALSP— tienen grandes oportunidades de negocio. Desde las tareas de e-discovery, hasta la gestión de contratos, pasando por la revisión y redacción de documentos legales, o la tramitación de las facturas de proveedores legales. Un inmenso océano azul.

Uno de esos proveedores es Bigle Legal, una legaltech que ofrece soluciones para la gestión de la vida de los contratos, los denominados CLM —de Contract Lifecycle Management—. "Las asesorías jurídicas están sobrepasadas por la operativa que ocupa gran parte de su jornada laboral; véase, la revisión y envío de e-mails; la revisión y corrección manual de documentos legales; la respuesta a consultas legales de otros departamentos...", señala Alejandro Esteve de Miguel, CEO de la compañía, que expone que lo que buscan los abogados internos es "agilizar todo ello y poder tener tiempo para centrarse en las tareas que aportan verdadero valor a negocio". En este empeño, remata Esteve de Miguel, "han visto en la IA una oportunidad de empoderarse como tales".

El crecimiento del ecosistema de firmas y soluciones legaltech, así como la mejora de la propia tecnología y el efecto economía de escala derivado del aumento de la demanda, está empujando a la baja los precios de estas herramientas. "Implementar soluciones basadas en IA generativa para el sector jurídico ya no implica afrontar un proyecto faraónico o realizar una inversión enorme", agrega el CEO de Bigle Legal, que incide en que la inteligencia artificial "ya no está en manos de dos o tres compañías tecnológicas, sino que se ha estandarizado a la velocidad de la luz, gracias a la multitud de proyectos de opensource o la filtración de algoritmos de IA por parte de Facebook, como Llama 2". El reto, por tanto, no son ya los precios, sino la cultura de la propia empresa.

Foto: Foto: iStock/CSA-Archive/EC Diseño.

Sin embargo, los estudios reflejan que los abogados de empresa son cada vez menos reticentes a contratar con los proveedores alternativos. El último informe de Thomson Reuters sobre los ALSP señala que, en solo dos años, la percepción de que ofrecen un servicio de mala calidad había disminuido significativamente, reduciéndose en casi 30 puntos las asesorías jurídicas que apostaban por externalizarles determinadas tareas. A cambio, crece la sensación de que estas firmas deben mejorar sus políticas de marketing y comunicación, pues ascendía el número de in house que se quejaban de no conocer su existencia ni su concreta propuesta de valor.

Crece la confianza en los ALSP, aunque solo sea por hacer de la necesidad virtud, pero aún representan un porcentaje muy bajo del gasto externo de las asesorías jurídicas, apenas el 4%. Una cifra que admite una doble lectura. Por un lado, parece que aún están lejos de contar con un gran respaldo de los clientes; por otro, un dato tan bajo revela que aún disponen de un amplio margen de mejora. Si saben aprovechar el boom generado por ChatGPT, que ha provocado un interés en todo tipo de soluciones tecnológicas, no solo en las que emplean la IA generativa, su salto hacia adelante puede ser notable en los próximos ejercicios.

Pero los ALSP no son los únicos que quieren pescar en este suculento nicho de negocio. También las big four trabajan intensamente para proponer soluciones a sus clientes basadas en IA generativa, en ámbitos como la analítica contractual, la redacción de contratos, la revisión documental o legal research, chatbots o la propia gestión del departamento, como herramientas de análisis del gasto o tramitación de facturas. Otras aplicaciones son los radares regulatorios, que detectan cambios normativos aprovechando la capacidad de la tecnología de comprender textos, o las aplicaciones multijurisdicción, muy valoradas por las multinacionales.

Para encontrar estas aplicaciones específicas de la inteligencia artificial, estas firmas están trabajando de la mano con las empresas. Así, por ejemplo, PwC Tax & Legal ha creado un grupo específico denominado GenIA Legal Think Tank, compuesto por los general counsels globales de 20 grandes multinacionales, para darles formación específica en esta tecnología y ayudarles a identificar cómo pueden aplicarla en sus departamentos.

Foto: Imagen de una de las sedes de Cuatrecasas.

Sara Molina, de Deloitte Legal, sugiere además que las habilidades redaccionales de la IA generativa van a ayudar a muchos in house a generar documentos menos jurídicos y más cercanos al lenguaje que manejan y comprenden las áreas de negocio. "Los tecnicismos suelen ser una barrera entre los abogados internos y el resto de departamentos, y la herramienta puede facilitar que los textos de Legal dirigidos a otros equipos incorporen expresiones más llanas y accesibles por los no juristas", sugiere.

Los despachos tradicionales, bajo la lupa

Y en todo este contexto, ¿qué sucede con los grandes despachos tradicionales?, ¿van a sobrevivir indemnes de la revolución que supondrá la IA generativa también para los in house? Pablo García Montañés cree que las grandes firmas lograrán capear el temporal. "El mayor impacto recaerá sobre los proveedores que aportan un menor valor añadido, mientras que los despachos centrados en el asesoramiento de cuestiones complejas técnicamente y que requieren un grado de interpretación más elevado no creo que haya una especial rebaja de honorarios en el corto plazo", augura. En los asuntos jurídicamente relevantes o más complicado, en las cosas del comer, las marcas más reputadas del sector siguen siendo una garantía.

Manuel Fernández Condearena, sin embargo, sí cree que en las asesorías jurídicas existe una expectativa real de eficiencia o de reducción de costes. "El razonamiento es evidente: si antes para un mismo servicio necesitabas 50 abogados y ahora solo vas a emplear a cinco junto con una solución tecnológica, el mix de precio no puede ser el mismo, probablemente será menor, porque al construir el cálculo de honorarios has restado las horas de trabajo de 45 letrados", reflexiona el socio de Deloitte Legal. Una opinión que suscribe José Luis Pérez Benítez, socio de la consultora BlackSwan, para quien si la IA generativa hace lo que se dice que puede hacer "indudablemente" afectará al pricing. "Si gracias a la máquina haces lo mismo en menos horas de trabajo, es previsible que al principio crezca la rentabilidad, pero, a la larga, desaparecerá la asimetría de información y el mercado acabará ajustando los precios", advierte Pérez Benítez.

Esa expectativa de mejora en la eficiencia, con la consiguiente rebaja de los honorarios, es una de las razones que explica que una amplia mayoría de abogados de empresa quieren que sus despachos empleen herramientas de IA generativa: siete de cada 10. Otros van más allá, incluso, y demandan que sean los propios bufetes los que pongan a su disposición estas soluciones, casi el 60%. El que paga, manda.

En contraste con las cifras anteriores, sorprende, aunque la diferencia no sea muy grande, que sea menor el número de abogados que creen que sus clientes desean que empleen la IA generativa. Quizá sea reflejo de su resistencia a adoptar medidas que pueden rebajar la cuantía de sus honorarios, o quizás sea fruto de cierta pereza a adentrarse en revisiones estructurales de su manera de trabajar. Igualmente, también son menos los letrados externos conscientes de que los in house quieren que les faciliten herramientas con esta tecnología: cinco de cada 10.

También coinciden la mayoría de asesorías jurídicas (el 73%) en que quieren ser informadas si sus despachos de cabecera emplean la IA generativa. El socio responsable del Comité de Innovación y Digitalización de Garrigues, Eduardo Abad, señala que esa exigencia de transparencia ya se está viendo en el mercado norteamericano. "Las empresas allí están reclamando saber si los bufetes están usando IA y, si es así, discuten que se les cobre el asesoramiento a precio de hora de socio y reclaman que se bajen mucho los honorarios", relata. Una práctica que, según Eugenia Navarro, también se está instalando en España. "Ya se han dado casos de clientes que, tras investigar y descubrir que el trabajo lo está sacando adelante una legión de júniors, amenazan con cambiar de firma si no implementan tecnología", asegura.

En Garrigues, si bien no se plantean ser proveedores tecnológicos, sí están estudiando aplicar IA generativa a las herramientas colaborativas que ponen a disposición de los clientes para acceder a sus expedientes judiciales o a la documentación de su asunto. "Si en estas aplicaciones introducimos un chatbot que permite al abogado interno hacer preguntas, obtener determinados datos o solicitarle un resumen de su caso, creo que ofreceríamos un servicio muy interesante", desvela un Abad que cree que los bufetes tradicionales tienen en esta tecnología grandes oportunidades de mejora en la interacción con clientes. "Van a cambiar muchas cosas", augura. "Lo que no sucederá", intercede en este debate Idoya Fernández, socia y directora de Conocimiento e Innovación de Cuatrecasas, es que ofrezcamos productos de IA para clientes. "Eso sería cambiar nuestro modelo de negocio; nuestro despacho no está en eso", zanja.

En cualquier caso, como remata Miguel Ángel Pérez de la Manga, también socio de BlackSwan, para lo que siempre seguirán las asesorías jurídicas contratando despachos externos es en aquellos asuntos espinosos en los que no haya margen de error. "Los in house van a preferir sacar fuera la responsabilidad siempre; cuanto más complejo sea el asunto, más aversión tendrá el in house a cualquier error y más lejos querrá la posibilidad de tener que asumir él mismo la responsabilidad por un asesoramiento erróneo o que conduce a mal término", concluye el consultor. Si el asunto es delicado, a nadie le cuestionarán si se lo ha encargado a un despacho de élite.

No solo los despachos de abogados se encuentran agitados por el impacto que la inteligencia artificial (IA) generativa tendrá en el sector legal. También los profesionales de las asesorías jurídicas de las empresas abarrotan en los últimos meses los seminarios y jornadas en las que se abordan las potenciales habilidades de la máquina. Proveedores, firmas y consultoras especializadas en IA aseguran que no dan abasto para atender todas las peticiones de demostraciones que les llegan de los equipos legales corporativos. Incluso los grandes bufetes se sorprenden del éxito que están teniendo los eventos que están organizando estos días para enseñar las capacidades de sus propias soluciones basadas en esta tecnología. Así, aunque aún muchos abogados in house no tienen claro la aplicación efectiva y práctica de la inteligencia artificial, cunde la sensación de que no deben quedarse atrás en lo que ya todos perciben como un auténtico game changer para los servicios jurídicos.

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