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La rentabilidad de los bufetes sigue en la UVI: prepárese para que su abogado le suba el precio
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ÍNDICE FINANCIERO DE THOMSON REUTERS

La rentabilidad de los bufetes sigue en la UVI: prepárese para que su abogado le suba el precio

El beneficio de las firmas cae a su mínimo histórico, aunque se vislumbran brotes verdes: la revitalización de las transacciones, la relajación del IPC y el oxígeno del aumento de tarifas

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El pasado mes de octubre, en una entrevista en El Confidencial, el CEO global de Hogan Lovells, Miguel Zaldívar, pronosticaba que la subida de los honorarios sería uno de los grandes asuntos a tratar con sus clientes en 2023. La redefinición de los rates aprobada a comienzos de 2022, explicaba Zaldívar, había sido devorada por la elevadísima inflación, lo que obligaba al despacho a volver a examinar sus precios. "El pasado mes de enero [por enero de 2022], que es el mes en el que fijamos la tarifa a nivel mundial, adoptamos un sistema que no compensaba completamente la subida de la inflación", detallaba, así que, "el próximo ejercicio [por 2023], cuando nos sentemos con nuestros clientes, la revisión al alza de los precios va a volver a estar en la agenda".

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En la misma línea se expresaba Jabier Badiola, socio director de Dentons, en una conversación con este diario mantenida en diciembre del año pasado. "Que ha habido que revisar honorarios es un hecho", afirmaba, y revelaba que la cuestión, siempre delicada, había sido tratada en la reunión de socios directores en Europa celebrada en noviembre. Sus conclusiones eran muy similares a las de Zaldívar. "Parece difícil que pueda repercutirse a los clientes todo el IPC, pero sí al menos una parte. Habrá quienes lo entiendan y otros no tanto, pero la situación del mercado es la que es. Creo que la revisión se va a aceptar siempre que se trate de una subida razonable y sostenida", reflexionaba Badiola.

La subida de precios se presenta como uno de los mecanismos inevitables para aliviar la maltrecha rentabilidad de los bufetes, que al cierre de 2022 volvió a marcar su mínimo histórico, según el Índice financiero de los despachos de abogados (LFFI, por sus siglas en inglés), que elabora Thomson Reuters y que analiza la evolución de los principales factores que impulsan el beneficio de las firmas. Por tercer trimestre consecutivo, esta métrica ha rebajado su suelo, hundiéndose de los 36 puntos en septiembre de 2022, a los 30 al final del año. Un dato que tiene su origen en la suerte de tormenta perfecta en la que se encuentran envueltos los bufetes, provocada por el incremento de los costes y los salarios, a los que hay que sumar la menor carga de trabajo y la caída de las horas facturables por el frenazo en el ámbito transaccional. Revisar las tarifas, según el documento, es una de las soluciones "más inteligentes" que pueden adoptar las firmas ante este escenario tan complejo para su salud financiera.

Aunque el dato es malo sin paliativos, los autores del informe ofrecen algunas variables que permiten contextualizarlo y entender por qué, a pesar de que el índice plantea una situación "insostenible" para las firmas, estas no deben "entrar en pánico". Hay luz al final del túnel. En primer lugar, explican desde Thomson Reuters, el LFFI se hunde, en parte, por la comparativa interanual. En el último trimestre de 2021, el mercado vivía un ambiente de euforia —la guerra de Ucrania se inició en febrero de 2022— que empeora cualquier dato elaborado a partir de las métricas tomadas en ese momento.

En segundo término, existen "signos de mejora en varios frentes" que permiten albergar cierto optimismo, como que la demanda, a pesar de haber decrecido, se mantiene por encima de 2019, el último ejercicio precovid. Así, en el último trimestre del año pasado, los encargos en este tipo de asuntos fueron un 1,4% superiores al de dicho periodo de hace tres años. Si atendemos al conjunto de 2022, los datos son incluso mejores.

Las cifras del informe, a pesar de basarse en las respuestas de despachos situados en Estados Unidos, reflejan una situación que también se ha dejado sentir en nuestro país. Una de las tendencias que pone de manifiesto Thomson Reuters es la caída de las horas facturables, que en 2022 marcaron su cifra más baja desde el fin de la pandemia. Un bajón que admitía Ignacio Gómez-Sancha, socio director de Latham & Watkins, en una reciente entrevista en El Confidencial. "El M&A bajó en el último trimestre del año pasado y al comienzo del ejercicio siempre tarda en coger velocidad. Y eso se va a notar porque de ese ámbito viene un porcentaje relevante de nuestras horas facturables", exponía Gómez-Sancha, quien, no obstante, auguraba que un segundo semestre de fuerte repunte de la actividad. Eso sí, siempre que las turbulencias en el sistema financiero se muestren como casos aislados.

En línea con lo anterior, el beneficio por abogado volvió a disminuir en un 4,5% en el último trimestre de 2022, siguiendo la senda de números rojos iniciada desde comienzos de año. Contribuye a esta cifra que los gastos por abogado cerraron el ejercicio bordeando el 6%, porcentaje significativamente inferior al de los trimestres previos, cuando se había movido entre el 8% y el 10%.

El tiempo dirá cómo evoluciona la situación a ambos lados del Atlántico, pero lo cierto es que, al menos en los últimos meses, sí puede apreciarse una diferencia significativa entre cómo afrontan los bufetes en Estados Unidos esta situación y los despachos en el Viejo Continente. Mientras que en Norteamérica crece el número de firmas que están llevando a cabo ajustes de plantilla —ya sea a través de despidos, como Cooley o Gunderson, o de fórmulas menos agresivas, como Kirkland & Ellis—, en España no se conoce ningún despacho que esté reduciendo su personal.

Como informó este diario, sí se detecta cierto enfriamiento en los altos índices de rotación experimentados en los dos últimos ejercicios, aunque no son pocos quienes pronostican que las organizaciones tendrán que seguir revisando retribuciones para mantenerse competitivas. El último de ellos, el presidente de Cuatrecasas, Rafael Fontana, quien comentó recientemente a El Confidencial que, tras revisar su escala de retribuciones este año y el anterior, "mi percepción es que la competencia en esta materia va a seguir siendo muy alta". De ser así, las tensiones con la rentabilidad seguirán siendo elevadas, aunque a buen seguro no todos los clientes están dispuestos a soportar de buen grado las consecuencias en forma de aumento de los honorarios.

El pasado mes de octubre, en una entrevista en El Confidencial, el CEO global de Hogan Lovells, Miguel Zaldívar, pronosticaba que la subida de los honorarios sería uno de los grandes asuntos a tratar con sus clientes en 2023. La redefinición de los rates aprobada a comienzos de 2022, explicaba Zaldívar, había sido devorada por la elevadísima inflación, lo que obligaba al despacho a volver a examinar sus precios. "El pasado mes de enero [por enero de 2022], que es el mes en el que fijamos la tarifa a nivel mundial, adoptamos un sistema que no compensaba completamente la subida de la inflación", detallaba, así que, "el próximo ejercicio [por 2023], cuando nos sentemos con nuestros clientes, la revisión al alza de los precios va a volver a estar en la agenda".

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