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Qué bufetes logran retener más tiempo a sus abogados... y de cuáles se van más rápido
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Datos de los perfiles de LinkedIn

Qué bufetes logran retener más tiempo a sus abogados... y de cuáles se van más rápido

Garrigues y Sagardoy, con siete años y medio, son las firmas que presentan una mayor antigüedad de sus profesionales. El promedio se resiente respecto del año anterior

Foto: Foto: iStock.
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Ningún indicador o tendencia permite prever que vaya a superarse a corto y medio plazo la crisis de talento que experimentan los grandes despachos. Ni siquiera la ralentización económica —con el consecuente impacto de la actividad que algunos bufetes admiten en privado— parece ser lo suficientemente intensa como para enfriar la rotación y las necesidades en materia de recursos humanos en las firmas. Fichar es ahora mismo tan complicado y sale tan caro, que retener a los buenos profesionales es la primera medida para alejar cualquier problema vinculado con la falta de personal cualificado.

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En este sentido, los grandes despachos en España presentan una capacidad muy dispar de conservar el talento, de acuerdo con el parámetro de antigüedad media que figura en sus perfiles corporativos de LinkedIn. Los bufetes cuyos profesionales permanecen más años en la casa son Garrigues y Sagardoy Abogados, ambos con 7,5 años de permanencia de promedio —es decir, siete años y seis meses—, mientras que el farolillo rojo es para Ecija, cuya alta rotación sitúa la antigüedad en apenas dos años. La estancia media en las grandes firmas es de 4,55 años, siendo la diferencia entre quienes más duración registran y quienes menos cinco años y seis meses.

El tercer despacho con mayor antigüedad media es Uría Menéndez, con 6,8 años, seguido de Gómez-Acebo & Pombo y RocaJunyent, el primero con 5,5 años y el segundo con 5,4. También por encima del lustro está DWF-RCD y justo por debajo, con 4,7 años, Cuatrecasas. Por debajo de la media de cuatro años y medio se sitúan seis de las 13 firmas evaluadas. Con 3,5 años de promedio se encuentra Ramón y Cajal Abogados. Tras esta organización, aparecen cuatro bufetes en el entorno de los dos años y medio: CMS Albiñana & Suárez de Lezo (2,7), Pérez-Llorca, Broseta y Ontier (estos tres, con 2,5).

La comparativa con respecto el año pasado acredita el alto nivel de rotación que han experimentado los bufetes en los últimos meses. De hecho, ocho de los 13 despachos han visto como caída la antigüedad media de sus profesionales. Una cifra que, hace justo un año, era al revés: en ocho de ellos se había alargado la duración en sus plantillas. En este sentido, la media se ha reducido de 4,64 a comienzos de 2022, a 4,55 actualmente.

Comparando la antigüedad de los despachos con perfil propio de LinkedIn en España, con la de las firmas internacionales presentes en nuestro país, pero sin una página propia en la red social —con lo cual, la cifra que contienen es la del conjunto de sus profesionales en todo el mundo—, se comprueba que la retención es un problema global en el sector. Los promedios arrojan cifras muy similares, tanto en su valor absoluto, como en su evolución. Así, la medida en las firmas internacionales en la fecha actual es de 4,5 años —frente a los 4,55 en nuestro país—, cifra también inferior a la de 2022, cuando fue de 4,63 años —en España, 4,64—.

Por bufetes, el que a nivel mundial presenta mejores cifras en Baker McKenzie, con 6,6 años de antigüedad media. Le siguen, Hogan Lovells, con 5,4 años, y DLA Piper, con 5. Tres de los cuatro Magic Circle presentes en España, Allen & Overy, Linklaters y Clifford Chance, presentan una duración muy similar: 4,8; 4,7 y 4,6, respectivamente. En esos mismos parámetros se mueve también el norteamericano White & Case (4,8) y Herbert Smith Freehills (4,6).

Por debajo de la media general, se encuentran Simmons & Simmons, con 4,4; Latham & Watkins, con 4,2, y Freshfields, con 4,1. Cierran esta tabla Dentons, Eversheds Sutherland, Ashurst y Bird & Bird, todos ellos con una antigüedad media inferior a cuatro años.

Ningún indicador o tendencia permite prever que vaya a superarse a corto y medio plazo la crisis de talento que experimentan los grandes despachos. Ni siquiera la ralentización económica —con el consecuente impacto de la actividad que algunos bufetes admiten en privado— parece ser lo suficientemente intensa como para enfriar la rotación y las necesidades en materia de recursos humanos en las firmas. Fichar es ahora mismo tan complicado y sale tan caro, que retener a los buenos profesionales es la primera medida para alejar cualquier problema vinculado con la falta de personal cualificado.

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