Luchar contra el estigma: el segundo Pride Positivo llega a Madrid para romper mitos del VIH

¿Se puede llegar a tener VIH y mantener relaciones seguras sin preservativo? ¿Qué diferencia hay entre VIH y sida? Luchar contra el estigma y la discriminación que todavía sufren las personas con el virus de inmunodeficiencia humana, pero también contra el desconocimiento. Ese es el espíritu que da vida a la segunda convocatoria del Pride Positivo que tendrá lugar en Madrid y finalizará con una manifestación por la Castellana la mañana del 21 de octubre. La capital vuelve a ser el punto neurálgico de esta movilización que busca concienciar a la sociedad de que las personas con VIH se merecen el mismo respeto y oportunidades que cualquier otra.

La presidenta de la Coordinadora estatal de VIH y Sida (CESIDA), Reyes Velayos, todavía recuerda con entusiasmo las 2.000 personas que desfilaron en el Pride Positivo del año pasado, la primera edición de la convocatoria. "Nuestra intención es llamar la atención sobre el estigma y discriminación asociado al VIH que todavía existe, 43 años después del diagnóstico inicial que hubo", en sus propios términos. Se calcula que en España todavía hay unas 150.000 personas que portan el virus. Mientras que en la Comunidad de Madrid se dan el 25% de los nuevos contagios a nivel estatal, el principal objetivo de la ONUSIDA es erradicarlo para 2030.

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Desde la Coordinadora que agrupa a 77 entidades de todo el país, consideran que "ha llegado el momento de que se termine el silencio". Lo dice una Velayos que no pasa por alto el gran avance conseguido gracias a este particular Orgullo: muchas personas han contado que sufren sida a su entorno más cercano después de haberse visto arropadas por tanta gente a su alrededor. Visibilizar al VIH es la mejor forma de acabar con el estigma, en resumidas cuentas.

Menos estigma en la gran ciudad

El Pride Positivo de este 2023 no solo recoge la convocatoria de movilización que habrá el próximo sábado, sino que dentro de la programación hay otras tantas actividades ligadas a la cultura, el deporte y la formación. Madrid se convertirá, de esta forma, en la capital de la lucha contra la discriminación de las personas seropositivas. "Es verdad que escapar del estigma en las grandes ciudades es algo más fácil que en las pequeñas", repite Velayos.

Dado que el VIH es algo transversal que puede afectar a cualquier tipo de persona, desde CESIDA enfocan su ayuda en las más vulnerables, tales como las mujeres, las personas trans, el colectivo LGTBI y la población migrante. En este sentido, en la gran ciudad el estigma no es tan "social", como sí podría serlo en un pequeño municipio. "Realmente, después de más de cuatro décadas de epidemia, hemos asistido a un éxito sanitario y clínico, pero también a un fracaso social por el estigma que todavía perdura", opina la propia Velayos.

Cuando el VIH era una sentencia de muerte

Quien ha podido superar el miedo a contar abiertamente que sufre sida es Dominique Cubellf, quien lleva 36 años soportando el diagnóstico a sus espaldas. Esta catalana de 57 años recuerda cómo cuando con 21 le confirmaron la fatídica noticia: "Estaba intentando salir de las drogas cuando me hicieron un análisis rutinario en el hospital. La noticia me la dio mi médica de cabecera, sin yo ni siquiera saber que me habían realizado a la prueba. En aquel momento, que te dijeran que tenías VIH significaba lo mismo a que te dijeran que ibas a morir", relata.

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En aquel tiempo, la información no era la misma que ahora. El shock que afectó a Cubellf no le impidió contárselo a su madre y padre. Este último, al poco tiempo, lo comentó con la dueña del bar al que iba, así que sin yo saberlo creo que mucha gente de mi barrio conocía mi situación. No fue hasta 1996 cuando decidió acudir a una asociación que agrupaba a diferentes personas que sufrían VIH, y de ahí pasó a los grupos de mujeres. "Aun así, tampoco lo dije abiertamente", apuntilla.

Con casi 60 años y un gran trabajo personal realizado, ahora sí que no tiene temor a decir que es una persona seropositiva. "Lo que no puedes estar es en silencio toda tu vida. Hace tiempo, una amiga con VIH iba a venir conmigo a una entrevista y al final no lo hizo porque su hijo le dijo que si lo hacía sus compañeros le discriminarían en el trabajo", ejemplifica Cubellf. Para ella, el estigma tomaba forma en esas llamadas de teléfono en las que le denegaban el trabajo que acaba de encontrar en su barrio porque ya se habían enterado de que tenía el virus.

Aparecen referentes con VIH

También encontraba el estigma en los dolorosos comentarios que ha tenido que soportar por parte de diferentes profesionales sanitarios, curiosamente. "Yo iba a que me hicieran una analítica e, incluso en esa situación, me dijeron que yo seguro que no había cogido el VIH por drogas, que tenía muy buen aspecto y que era muy guapa", ilustra. Más ejemplos: cuando acude al dentista, en muchas ocasiones, la dejan para el final, al igual que veía un círculo rojo en la parte superior de su historial médico para indicar que tenía VIH.

Jesús Carballo es uno de los pocos referentes que existen por el momento dentro del colectivo. Él es Mister Canarias y quedó segundo finalista en Míster Gay España. "A mí me lo dijeron hace 14 años, cuando tenía 18, y me lo soltaron tal cual: aprovecha el tiempo porque no sabes lo que te puede quedar", rememora. Por suerte, este diseñador de moda disfruta del tratamiento, ya muy expandido en España, que permite que el VIH sea indetectable. Es decir, que no lo puede contagiar, lo que se traduce en la posibilidad de mantener relaciones sexuales sin preservativo, por ejemplo.

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El apoyo que ha echado en falta, asegura, ha sido más emocional: "Si quería hablar el tema con alguien, no encontraba a esa persona. Quiero que la gente vea que no está sola, por eso mucho de mi contenido en redes pivota sobre este hecho". Carballo se ha convertido en una de las caras más conocidas de la campaña Vihsibles, realizada por Míster Gay España, que ahora se ha aliado con CESIDA. "Todavía vemos cómo algunas personas no saben diferenciar entre VIH y el sida, cuando esto último, realmente, es la última fase de la enfermedad", concluye el canario.

¿Jubilación anticipada para personas con VIH?

Cubellf, por su parte, ve cómo la juventud tampoco es consciente de a lo que se puede llegar a exponer con una vida sexual activa sin protección. "Yo he criado a un chaval como si fuera mi hijo y me dice que conoce a la gente con la que se acuesta, que no me preocupe porque tienen buen cuerpo y buena cara, cuando nada tiene que ver el físico con la enfermedad", afirma.

Asimismo, reivindica que los cuerpos de las personas con VIH han soportado todo tipo de experimentaciones con medicamentos. "Los estudios dicen que envejecemos 10 años antes por todos los fármacos que hemos ingerido en nuestra vida, así que deberían adelantar nuestra jubilación una década. Sé de gente que ha pensado en dejar de tomar la medicación y empeorar para así poder dejar de trabajar, porque no podía más", finaliza esta catalana.