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El "ganar y volver a ganar" de Almeida en Madrid: el rojiblanco que se hizo grande en Cibeles
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Sesión de investidura

El "ganar y volver a ganar" de Almeida en Madrid: el rojiblanco que se hizo grande en Cibeles

El alcalde de la capital consuma su triunfo con la segunda investidura consecutiva, esta vez con mayoría absoluta, después de una legislatura complicada y salpicada por escándalos

Foto: Almeida en un acto con el Atlético de Madrid femenino. (EFE/Daniel González)
Almeida en un acto con el Atlético de Madrid femenino. (EFE/Daniel González)

El sentimiento rojiblanco ha marcado los pasos de José Luis Martínez-Almeida en el Ayuntamiento de Madrid. Perder, sufrir, aguantar, soñar y vencer. Los últimos cuatro años han sido una especie de montaña rusa para él, un continuo subir y bajar de las nubes, como diría Sabina, que acaban este sábado con su particular doblete en Cibeles. Almeida, salvo sorpresa de última hora, será investido por segunda vez consecutiva como alcalde de la capital con el apoyo de sus 28 concejales, esta vez con mayoría absoluta, después de un mandato complicado y salpicado por los escándalos.

La sesión no tiene nada que ver con la de 2019. Almeida, aunque cosechó entonces los peores resultados del PP en Madrid, le arrebató el bastón de mando a Manuela Carmena gracias a un pacto de última hora con Vox para apoyar la coalición de los populares y Ciudadanos. Gobernó casi de rebote, como quien levanta una Intercontinental sin haber sido campeón de Europa.

Foto: Isabel Díaz Ayuso, Alberto Núñez Feijóo y José Luis Martínez-Almeida, en el balcón de Génova. (EFE/Juanjo Martín)
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La última legislatura bien podría justificar la leyenda del pupas vinculada al Atlético de Madrid. La pandemia, como en el resto del mundo, arrasó con todos los planes en Madrid y con las expectativas del gobierno de Almeida. En su caso, sin embargo, significó un punto de inflexión a nivel personal que disparó su popularidad tras la firma de los bautizados como Acuerdos de la Villa. Cuando la población demandaba grandes consensos para afrontar la crisis por el covid, el regidor explotó al máximo su perfil transversal y se puso de acuerdo con toda la oposición, sin excepciones. Cuando era entrevistado en la calle, los curiosos se agolpaban a su alrededor e interrumpían la conexión con aplausos. Todavía quedaba mucho, pero ya era imposible no hablar de la mayoría.

La realidad es que el camino hasta el pleno de este sábado no ha sido fácil. El abrazo del alcalde el 28 de mayo con dos de sus colaboradores más íntimos, Inmaculada Sanz y Borja Carabante, es una muestra de cuánto han llorado y reído esta legislatura. Como las dos orillas del río en una noche de derby.

Una montaña rusa

José Luis Martínez-Almeida pasó del todo a la nada, de una enorme proyección nacional a que su popularidad y reconocimiento se diluyeran como un azucarillo. El cargo de portavoz nacional de su partido le pasó factura y pronto surgieron voces críticas por la incompatibilidad de ambos puestos, tanto en el equipo de Gobierno como en la oposición. La reflexión compartida es que el PP había ganado un portavoz, pero Madrid había perdido un alcalde. Los proyectos de ciudad, reiteraban estas fuentes, quedaron en segundo plano.

Y entonces llegó el primer escándalo. El alcalde quedó atrapado en la guerra fratricida entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, en tierra de nadie y como una víctima colateral del fuego amigo. El Ayuntamiento de Madrid estalló tras conocerse la trama de espionaje de la dirección nacional del PP al hermano de la presidenta autonómica, supuestamente con recursos municipales. La reelección era ya una utopía. Lo que estaba en boca de todos era la moción de censura, con Begoña Villacís como posible aliada de la izquierda.

Foto: José Luis Martínez-Almeida posa para El Confidencial. (M. G. O.)
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El alcalde de Madrid apenas se había recuperado del golpe cuando un segundo episodio dinamitó el consistorio a poco más de un año para las elecciones autonómicas y municipales. La gestión de la pandemia regresó como un bumerán con el caso Mascarillas y la investigación de una presunta estafa de 6 millones de euros por la compra de material que involucraba a su primo. El Gobierno de coalición entre el PP y Ciudadanos, según reconocían entonces las fuentes consultadas, estaba al borde del colapso.

Pero la política, como el fútbol, siempre da oportunidad de revancha. Y partido a partido, el dirigente popular recompuso su figura. La investigación sobre las mascarillas eximió de toda responsabilidad al Ayuntamiento de la capital y a cualquier funcionario o persona vinculada al alcalde, mientras Isabel Díaz Ayuso indultó a su partner y confió en él para reinstaurar el absolutismo popular en Madrid más de una década después. En el entorno del regidor avistaban el objetivo de nuevo a solo unas semanas para la cita con las urnas, tranquilos porque su jefe había recuperado la forma. Y así fue, otra vez arriba y abajo, del infierno al cielo. El "ganar y volver a ganar" que acuñó un sabio como fuente de inspiración. La receta del rojiblanco que se hizo grande en Cibeles.

El sentimiento rojiblanco ha marcado los pasos de José Luis Martínez-Almeida en el Ayuntamiento de Madrid. Perder, sufrir, aguantar, soñar y vencer. Los últimos cuatro años han sido una especie de montaña rusa para él, un continuo subir y bajar de las nubes, como diría Sabina, que acaban este sábado con su particular doblete en Cibeles. Almeida, salvo sorpresa de última hora, será investido por segunda vez consecutiva como alcalde de la capital con el apoyo de sus 28 concejales, esta vez con mayoría absoluta, después de un mandato complicado y salpicado por los escándalos.

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