Ayuso y Almeida reinstauran el 'absolutismo' del PP en Madrid 12 años después

Noche histórica en la calle Génova 13, de Madrid. Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida han reinstaurado el absolutismo del PP en la comunidad y la capital 12 años después de las últimas mayorías de Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón. La región fue la punta lanza de un tsunami nacional y se confirma como el gran contrapeso a Pedro Sánchez. Los dos dirigentes superaron todas las expectativas de triunfo, con 71 diputados para la presidenta autonómica en la Asamblea y 29 concejales para el alcalde en Cibeles. Sin rivales ni a derecha ni izquierda.

La euforia se desbordó en la calle Génova poco después de la medianoche, con cientos de simpatizantes con los ojos clavados en el balcón de la sede popular. Una masa entregada esperaba entre vítores, aplausos y banderas de España a los grandes triunfadores. Los mismos que solo cuatro años antes conformaron el tique electoral del PP en Madrid casi por accidente. Una legislatura que parece un mundo, tanto por la pandemia como por la crisis que resquebrajó el partido, pero que al final ha sido la antesala de una nueva era hegemónica en la Comunidad de Madrid. Nadie recuerda ya las piedras en el camino.

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Los dos dirigentes, acompañados por Alberto Núñez Feijóo, comparecieron desde el balcón de Génova y señalaron la cita como el punto de inflexión para todo lo que está por venir. "Lo que pasa en Madrid resuena en toda España", dijo Ayuso, con un aviso muy claro a Pedro Sánchez y las elecciones generales de finales de año. Almeida siguió la misma línea y preparó el terreno para la larga precampaña que asoma a la vuelta de la esquina: "Hoy ha empezado la derogación del sanchismo".

Isabel Díaz Ayuso ha roto su techo de los comicios de 2021, de 65 diputados, disparándose hasta los 71 representantes en la Asamblea de Madrid, tres más que los necesarios para la mayoría absoluta, pese a sacar 50.000 apoyos menos que entonces. Con poco más de un millón y medio de votos, el 47% del electorado (2,5 puntos más que en los últimos comicios), la presidenta popular ha logrado el ansiado objetivo gracias a la desaparición de Podemos del tablero político, que se quedó a apenas dos décimas del 5% mínimo exigido. El respaldo de los madrileños a sus políticas y a su estilo, basado en la confrontación directa con Sánchez, es total.

La absoluta como obsesión

La mayoría absoluta era una obsesión para Ayuso y su equipo. La presidenta de la Comunidad de Madrid, boicoteada por Vox en el tramo final de la legislatura, rompió con sus potenciales socios antes de las elecciones autonómicas y municipales y volcó todos sus esfuerzos en unificar el voto en torno al PP. La estrategia dio resultado y la formación ultraconservadora ha cedido terreno en la región por primera vez desde su irrupción en política. Rocío Monasterio, que pasa de 13 a 10 diputados, ha quedado en fuera de juego y sin capacidad de influencia. Así, la dirigente popular dispone de cuatro años para desplegar su programa sin rendir cuentas a su derecha. Pero la victoria también consolida su liderazgo orgánico en el partido, con una posición privilegiada en el equilibrio de poder frente a otros barones.

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Las líneas maestras anunciadas por Ayuso para la próxima legislatura advierten de un mandato marcado por los grandes proyectos y el ADN del PP de Madrid. La dirigente prometió durante la campaña una nueva reducción de todos los tramos del IRPF, que se rebajará otro medio punto, y dará el impulso definitivo a la construcción de un nuevo hospital en la sierra norte de la región, ya en tramitación. También la reforma de La Paz o el avance de Madrid Nuevo Norte. Pero todos los focos apuntan a la posibilidad de que la capital acoja un gran premio de Fórmula 1 con un circuito urbano en los terrenos de Ifema en Valdebebas, sustituyendo a Cataluña y Montemeló en el circuito mundial. La propia presidenta avanzó hace días que las negociaciones "van por buen camino" y que el acuerdo está cerca.

Todas las encuestas, incluido el CIS de Tezanos, presagiaban la mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso. Pero nadie contaba con la protagonizada por José Luis Martínez-Almeida. Ni siquiera él, que se daba por satisfecho si sacaba más concejales que toda la izquierda junta para gobernar en solitario y aislar a Vox. El alcalde popular, sin embargo, ha cumplido con creces los horizontes que se había marcado. Almeida ha barrido del mapa a Ciudadanos y Begoña Villacís, sin representación en Cibeles, y mantenido a raya a Vox y Javier Ortega Smith, que únicamente sube de cuatro a cinco ediles, también con una influencia nula.

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El resultado ha superado cualquier expectativa con un crecimiento exponencial. El PP, que en 2019 cosechó el peor resultado de la historia en la ciudad, prácticamente ha duplicado el número de ediles en el ayuntamiento, pasando de los 15 representantes a 29. También en número de votos en toda la ciudad, subiendo de los poco menos de 395.000 de las últimas elecciones municipales a casi 730.000 sufragios. Más Madrid dominó entonces 15 de los 21 distritos de la capital y el PP únicamente seis, pero la situación ha dado un giro de 180 grados. La hegemonía de Almeida será similar a la de los tiempos de Gallardón, que en 2011 obtuvo 31 ediles.

El equipo de gobierno municipal se armará en las próximas semanas, una vez se constituya la nueva corporación, fechada para el 17 de junio. El futuro de la capital apunta igualmente a grandes desarrollos y proyectos de transformación de la ciudad. Almeida anunció en la campaña una gran obra en la M-30, con la cubrición del tramo a la altura del puente de Ventas, lo que permitirá unir en superficie los distritos de Ciudad Lineal y Salamanca con una nueva zona verde. Los populares, además, prevén abordar el desmontaje del puente de Vallecas y el soterramiento de la A-5, dos planes que quedaron pendientes esta legislatura. Y todos los partidos coinciden en que será la legislatura en que se sienten las bases de la denominada operación Chamartín del sur, proyectada en los terrenos de la estación de mercancías de Abroñigal, en Méndez Álvaro. Los presupuestos y la rebaja del IBI al mínimo legal también están a la espera.