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El pesimismo de los guardianes del chotis y lo castizo: "Nos faltan acompañantes"
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El pesimismo de los guardianes del chotis y lo castizo: "Nos faltan acompañantes"

La falta de relevo generacional pone en peligro la supervivencia de las verbenas más castizas, aseguran desde las agrupaciones

Foto: El equipo al completo de los 'guardianes del chotis'. (Cedida)
El equipo al completo de los 'guardianes del chotis'. (Cedida)

Piensan que es un disfraz. Cuando María Luz de la Torre, a sus 70 años, sale a la calle ataviada con su larga falda ceñida a las caderas y con amplio vuelo en el bajo, sus mangas de farol, su mantón de Manila de seda bordado en llamativos colores, su pañuelo anudado al cuello con pelo recogido en forma de moño y, por supuesto, sus dos claveles rojos, los más jóvenes piensan que va disfrazada de algo, cualquiera sabe de qué. Sin embargo, de la Torre tan solo es una de las últimas guardianas de las costumbres y tradiciones del Madrid más castizo, el que sabe lo que es ser más chulo que un ocho, ese tranvía que recorría el centro de la ciudad, y, sobre todo, el que conserva los secretos de un buen chotis. “La gente por la calle a veces me para y me dice que qué bonito mi disfraz. Yo no estoy disfrazada, voy vestida de Madrid”, dice tajante.

De la Torre es la presidenta de la Agrupación Castiza el Orgullo de Madrid, fundada en 1988. En este momento, solo tiene 45 socios porque la mayoría ya se han ido jubilando. "La gente se hace mayor y a los jóvenes esto ya nos les atrae", explica. La agrupación tiene como deber participar en todas las fiestas y actividades culturales que se celebran en Madrid, desde romerías hasta fiestas patronales. "Nuestro trabajo es vestirnos de Madrid y darle color a las verbenas más castizas con nuestro chotis y nuestro pasodoble", asegura. Sin embargo, la falta de relevo generacional está poniendo en peligro la supervivencia de estas tradiciones madrileñas.

De la Torre se unió a la agrupación hace 18 años en un momento muy triste de su vida, y le ayudó a distraerse. Después, la agrupación se convirtió para ella en todo un motor que la llena de ilusión cada vez que se acerca un evento importante. "Es un orgullo ser de Madrid y representarla", cuenta. Una vez superada la recepción del 2 de mayo, le esperan sus actuaciones en la Pradera de San Isidro y las fiestas de la Paloma, donde hasta alquilan un piso en La Latina porque "son días de mucho trabajo, pero nos divertimos". Y esto, sin olvidar, por supuesto, las de San Cayetano.

"Nuestro trabajo es vestirnos de Madrid y darle color a las verbenas más castizas con nuestro chotis y nuestro pasodoble"

Para prepararse para todas estas fiestas tienen un local que les deja el Ayuntamiento cerca del Rastro. Allí se reúne el grupo de teatro dos veces por semana y todos los socios una vez al mes para merendar y bailar. "En el baile faltan hombres. La mayoría de las que quedamos en la agrupación somos mujeres jubiladas y no tenemos quien nos acompañe", cuenta De la Torre, que recuerda que cuando empezó la agrupación todas eran muy jóvenes, aunque resalta que aún están llenas de energía. “Es una pena ver cómo no tenemos jóvenes en las agrupaciones. Yo espero que quede alguien para que haya un relevo generacional”.

Por su parte, Charo Frías, de 57 años, es un poco más optimista. Frías pertenece a La Agrupación de Madrileños y Amigos Los Castizos, que nació en el año 1984 con el objetivo primordial de mantener, fomentar y recuperar las costumbres y tradiciones madrileñas, "así como conservar y dar a conocer el patrimonio artístico y cultural de Madrid. En el año 1989 fue declarada de utilidad pública", según reza en su web. A ella pertenecen un centenar de socios, de los cuales el más joven tiene 20 años, aunque reconocen que la mayoría son jubilados. "Nos cuesta conseguir gente joven. Yo entiendo que no están acostumbrados a escuchar pasodobles o zarzuelas y que tampoco les han enseñado a bailarlo", dice. Para ayudar a resolver el problema, ella misma todos los sábados por la tarde se dedica a dar clases de chotis en el local de la agrupación para todo aquel que quiera aprender y así continuar con las tradiciones madrileñas.

Frías llegó a la agrupación casi que por casualidad. Aunque se considera una persona muy tímida, un día, hace 12 años, salió por la puerta de su casa, se compró un vestido de chulapa, se vistió y se acercó a la Puerta del Sol, donde sabía que había una agrupación haciendo un pasacalles. “Les pregunté si me podía unir y me dijeron que sí. Desde ahí, no he dejado de bailar”, recuerda.

placeholder Las 'guardianas' del chotis y lo castizo. (Cedida)
Las 'guardianas' del chotis y lo castizo. (Cedida)

Esta madrileña de pura cepa confía en que los jóvenes madrileños terminen poniendo en valor estas tradiciones y que los ayuntamientos ayuden a su difusión. "Por ahora, nosotros todavía estamos encargándonos de perpetuarlo. Ojalá Madrid fuera como en la Feria de Abril, donde miles de jóvenes preparan durante meses sus trajes para sus fiestas patronales", dice Frías, que sueña con un San Isidro lleno de madrileños vestidos del Madrid de las verbenas.

Para ayudar a que estas tradiciones no se pierdan, la cantante madrileña Amanda Verdú está a punto de lanzar su propio chotis. "Quizás es porque crecí en plena calle Mayor, bajo los balcones, observando la ciudad, y me enamoré desde pequeña de sus costumbres", dice Verdú, que es hija y nieta de una familia de sastres que vivió siempre en el centro de la ciudad. "Es un chotis castizo lleno de fusión y creatividad de una artista madrileña de pura cepa. Se llama Pasea tú a Madrid", cuenta la cantante, que está a punto de estrenar su álbum titulado Fem después de dejar su vida como profesora y dedicarse al canto por completo.

Para Verdú, el problema es que estas costumbres no se han fomentado lo suficiente ni en el colegio, ni en las casas, y por eso se han ido perdiendo. Ella misma aprendió a bailar hace poco el chotis porque decidió que quería casarse con un baile castizo en vez de con el vals, como hizo hace poco el alcalde de Madrid en su boda. "Quiero transmitir con mi canción el amor que siento por Madrid y el hecho de que es una ciudad que enamora a todo al que llega. Aquí somos bienvenidos todos y todos deberíamos vestirnos de chulapos y chulapas cuando lleguen las verbenas", dice.

Piensan que es un disfraz. Cuando María Luz de la Torre, a sus 70 años, sale a la calle ataviada con su larga falda ceñida a las caderas y con amplio vuelo en el bajo, sus mangas de farol, su mantón de Manila de seda bordado en llamativos colores, su pañuelo anudado al cuello con pelo recogido en forma de moño y, por supuesto, sus dos claveles rojos, los más jóvenes piensan que va disfrazada de algo, cualquiera sabe de qué. Sin embargo, de la Torre tan solo es una de las últimas guardianas de las costumbres y tradiciones del Madrid más castizo, el que sabe lo que es ser más chulo que un ocho, ese tranvía que recorría el centro de la ciudad, y, sobre todo, el que conserva los secretos de un buen chotis. “La gente por la calle a veces me para y me dice que qué bonito mi disfraz. Yo no estoy disfrazada, voy vestida de Madrid”, dice tajante.

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