El purgatorio de Almeida: Ayuso le absuelve, pero la izquierda le acusa del espionaje

José Luis Martínez-Almeida amaneció el pasado jueves con la obligación de explicar la trama de espionaje al hermano de Isabel Díaz Ayuso revelada por El Confidencial. El Ayuntamiento que dirige quedó bajo sospecha tras descubrirse que uno de sus principales colaboradores, Ángel Carromero, destacaba como uno de los principales implicados. Y él, que siempre estuvo en mitad de la guerra entre Génova y la presidenta de la Comunidad de Madrid, acabó señalado como presunto culpable. Una semana después, sin embargo, ni la dimisión de Carromero ni el armisticio iniciado con Ayuso le han proporcionado una redención. La oposición intentará someterle a un vía crucis y este viernes se enfrenta a un pleno monográfico sobre el caso que ha destrozado al PP, que se alargará con una comisión de investigación.

La ofensiva de la izquierda coronará la semana negra del regidor. "Está siendo muy duro, para él y para todos", apuntan en su equipo, en alusión a todo lo que rodea al Consistorio desde que estalló el escándalo. El pasado martes, día de pleno, presentó su dimisión como portavoz nacional del PP. Era algo que llevaba semanas sopesando, consciente de que los dos cargos le habían supuesto un desgaste extraordinario y difícil de asumir con las elecciones a poco más de un año. Hace tiempo que en Cibeles se instaló la creencia de que, cuando Pablo Casado le nombró para suceder a Cayetana Álvarez de Toledo, en agosto de 2020, la ciudad perdió a su alcalde. Este ha sido uno de los principales argumentos de la oposición para atacarle, pero no es menos cierto que en Cibeles también aparecieron algunas voces que reclamaban más gestión y atención a la capital.

Opinión

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La guerra entre Génova e Isabel Díaz Ayuso engulló a Almeida. Con su popularidad disparada, la dirección nacional del PP lo utilizó para confrontar con la presidenta de la Comunidad de Madrid. Sus allegados aseguran que nunca estuvo entre sus pensamientos, pero la realidad es que él tampoco lo dijo públicamente. Almeida quedó atrapado entre dos aguas, hasta el punto de que su relación con Ayuso se vio seriamente mermada. El tique electoral más fuerte y prometedor de los populares quedó resquebrajado. El terremoto que ha dinamitado el partido, sin embargo, podría traerles un renovado horizonte.

La guerra Génova-Ayuso engulló a Almeida. Con su popularidad disparada, la dirección del PP lo usó para confrontar con la presidenta de la CAM

El deshielo ya ha comenzado. Fuentes cercanas a Almeida detallan que la semana pasada, en el inicio de la crisis, mantuvo una conversación por mensajes con Ayuso que ha acabado con la frialdad y las distancias de los últimos meses. "Fue personal, no política", explican. En ambos casos parecen convencidos de que es el momento de hacer borrón y cuenta nueva. En el entorno de la presidenta de la comunidad aseguran que ella confía en el alcalde y cree que no participó en el espionaje a su hermano. Pese a las evidencias que señalan a Carromero y a otros cargos municipales, para Ayuso ha primado la relación personal que tenían. También el tándem institucional que conforman y el trabajo que hicieron durante la pandemia ha sido definitivo para una nueva oportunidad.

Ayuso y Almeida mantuvieron la semana pasada una conversación "personal" a través de mensajes que rompió la frialdad de los últimos meses

Otro elemento fundamental es el paso a un lado de Almeida, que al renunciar a sus cargos orgánicos en el PP da una pista inequívoca de que la presidencia del partido en Madrid está definitivamente aparcada. Así lo aseguran en su equipo y así lo confirmó él mismo. "Mi compromiso con el Ayuntamiento de Madrid está muy por encima de mi compromiso con el PP. Mi compromiso con los madrileños está muy por encima de mi compromiso con las responsabilidades orgánicas que tengo con mi partido", subrayó el martes. Incluso ha evitado en todo momento cualquier declaración que pueda interpretarse como un gesto contra Ayuso. Si la dirigente autonómica destacó la diligencia del alcalde para investigar la información que ella le facilitó, él la ha correspondido al considerar "suficientes" las explicaciones sobre el contrato de su hermano.

Pleno monográfico

La sesión extraordinaria, aprobada el pasado martes, pero anunciada este jueves, servirá para que todos los grupos políticos en Cibeles, especialmente la izquierda, vuelvan a explayarse a gusto contra Almeida, a quien responsabilizan de lo ocurrido. Las sombras que se ciernen sobre la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS), de donde presuntamente surgió el espionaje, volverán a poner al regidor entre la espada y la pared. También de cara a su socio de Gobierno, Ciudadanos, que aunque ha asegurado que no impulsará una moción de censura sí ha dejado claro internamente que la confianza en la coalición vive un antes y un después.

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Si bien el alcalde de Madrid ha reiterado en los últimos días que él es el primero abierto a investigar el espionaje, desde la izquierda insisten en relacionarlo con los contactos entre Carromero y otros fontaneros de Génova con un detective privado. "Tenemos una presunta trama de espionaje formada por altos cargos nombrados por usted que utilizan las empresas públicas que usted dirige para las guerras internas del Partido Popular", espetó en el pleno del pasado martes Rita Maestre, la portavoz de Más Madrid, el principal partido de la oposición, en el Ayuntamiento de Madrid.

Tanto su formación como el PSOE y el Grupo Mixto —los ediles carmenistas que rompieron con Más Madrid— hablan ya de quién tiene que ir citado a la comisión de investigación que se desarrollará, todavía sin fecha. Ya se han planteado nombres como el ex secretario general del PP, Teodoro García Egea; el hermano de la presidenta regional, Tomás Díaz Ayuso; el concejal de Vivienda y presidente de la EMVS, Álvaro González; Julio Gutiez, el detective que asegura que llegaron a llamarle hasta 16 veces, o Ángel Carromero, entre otros. Este último, sin embargo, ha tratado de evitar el paseíllo al dimitir también de sus cargos en el PP.