Almeida trata de sacudirse antes de las elecciones la losa de Casado: "Me equivoqué"
El alcalde de Madrid arrastra desde hace meses una pérdida de popularidad que se agrava con los problemas de gestión de la ciudad, con los atascos como una de las principales preocupaciones de los madrileños
La crisis que dinamitó el PP persigue aún a José Luis Martínez-Almeida. La batalla intestina que enfrentó a Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso hace un año, con él como tercero en discordia, regresó este lunes como un bumerán durante una entrevista con esRadio. El alcalde de la capital habló por primera vez ante Federico Jiménez Losantos sobre lo ocurrido aquellos días y la posición que tomó. Perdonado ya por la presidenta de la Comunidad de Madrid, y volcado en las elecciones del próximo 28 de mayo, asumió sus errores y trató de sacudirse la losa que todavía le acompaña. "En aquel momento me pidieron que diera un paso adelante y lo di. Me equivoqué. Para mí el error que yo cometí, visto con perspectiva, es que todo el mundo sabía que yo defendía un modelo de partido, que era el de la tercera vía. Yo desde un año antes defendía un modelo de organización y debí dejar de defenderlo cuando vi por dónde iban las cosas".
Hace exactamente un año de aquella crisis. La pasada Navidad en el PP de Madrid disparó la tensión a niveles inéditos, con la formación partida por la mitad y Almeida, entonces portavoz nacional, atrapado entre dos aguas. El regidor era la apuesta de Casado frente a Ayuso para presidir el partido en la región. Nunca se postuló en público, pero sí defendió un modelo que pasaba por evitar una acumulación de poder. La presidenta de la Comunidad de Madrid no podía ser también la presidenta orgánica, algo que ocurre sin problemas en otros territorios y que ya sucedió con Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes.
"No fui Judas Iscariote. En esa situación tan imposible debí dejar este modelo, porque estaba consiguiendo lo que quería evitar, un enfrentamiento. Me debí quitar de en medio y no lo hice. Estaba hablando de un modelo de organización, no hablando de personas", dijo Almeida este lunes. Su enfrentamiento con Ayuso, negado hasta la saciedad por ambas partes durante aquellos días, también sobrevoló la entrevista. "Yo no tenía nada contra Isabel".
José Luis Martínez-Almeida arrastra desde hace meses una progresiva pérdida de popularidad. Ahora, además, la situación se agrava por algunos problemas de la gestión de la ciudad, algo que siempre se ha considerado como su talón de Aquiles al frente de la capital. Sobre todo cuando compaginó los cargos de alcalde y portavoz nacional del PP. Como en una sucesión de catástrofes, encara la carrera a las urnas cuestionado por la imagen que proyecta la ciudad, con calles inundadas y convertida en una especie de ratonera con atascos constantes. Los problemas de tráfico, de hecho, han pasado a ser el principal problema de los madrileños, según la encuesta de Calidad de Vida y Satisfacción de los Servicios Públicos, elaborado por el Ayuntamiento de la capital. Y a todo esto se suma la prórroga de los presupuestos, que será inevitable salvo un milagro de última hora, tras el nuevo rechazo de Vox.
"No fui Judas Iscariote. En esa situación tan imposible debí dejar este modelo, porque estaba consiguiendo lo que quería evitar, un enfrentamiento"
La cuenta atrás para las próximas elecciones municipales ha comenzado y el candidato del PP confía en lograr un cómodo primer puesto, como le garantizan todas las encuestas. Su fuerza, sin embargo, es mucho menor de la que goza Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, que toca la mayoría absoluta con la punta de los dedos. Pese a que mejorará holgadamente su marca de 2019, cuando el PP obtuvo el peor resultado de su historia en la capital, el escenario no es precisamente el más optimista.
Alberto Núñez Feijóo ratificó el tándem Ayuso-Almeida cuando aterrizó en la séptima planta de Génova, pero también advirtió de que a aquel que no logre buenos resultados se le abrirá la puerta de salida sin miramientos. El líder nacional tiene una excelente relación con Almeida, al que se sigue viendo como contrapeso a Ayuso en la joya de la corona territorial de los populares. Sin embargo, según coinciden barones territoriales y cargos populares, el dirigente no ha logrado recuperar el pico de popularidad que cosechó en los peores compases de la pandemia.
"Está muy tenso. Si no es capaz de captar los concejales que pierda Ciudadanos, se puede decir que será un fracaso. No perderá el ayuntamiento, pero tampoco quedará en el mejor lugar", analiza una fuente del PP madrileño. El análisis es el mismo en algunas presidencias autonómicas. "El PSOE sabe de su debilidad, y la usará", afirman estas fuentes.
El perfil amable y gestor de Almeida se ganó el favor del público cuando la pandemia azotaba con fuerza Madrid. Cuando la ciudadanía exigía liderazgos fuertes ante la crisis, el regidor alumbró los Acuerdos de la Villa con el consenso de todos los partidos, un ejercicio de entendimiento político casi sin precedentes y que chocaba con el discurso incendiario de Ayuso. Tal fue su escalada mediática, que Pablo Casado le nombró en agosto de 2020 portavoz nacional del PP, un puesto creado ad hoc para premiar su labor. Sin embargo, escondía una treta de Génova contra la Puerta del Sol.
Las fuentes consultadas coinciden en señalar que ese nombramiento hizo mucho daño a la figura de Almeida. El dirigente, según estas voces, perdió su aura al pasar de ser el "alcalde de todos" al mezclar sus discursos municipales con asuntos de política nacional, siempre al dictado de los argumentarios de Génova. El Ayuntamiento de Madrid fue, además, el epicentro de la peor crisis interna del PP, que acabó con la muerte política de Pablo Casado. Uno de los principales implicados en la investigación interna que activó Génova para derribar a la dirigente popular por los negocios de su hermano fue Ángel Carromero, que mantenía hilo directo con Casado y Teodoro García Egea en la operación y ocupaba el cargo de director general de Coordinación de la alcaldía de Madrid.
Cuando todo acabó y los barones ungieron a Feijóo como su nuevo líder, Ayuso se propuso purgar a todos aquellos que tuviesen vínculos con el casadismo para cerrar heridas, pero salvó a su partner Almeida de la quema. Pasado este tiempo, en el equipo de la presidenta no dudan de que es un activo importante y está más que respaldado. Y lo cierto es que el dirigente fue uno de los primeros que abandonaron el barco de Casado cuando comenzó a hundirse. El alcalde avanzó desde entonces con pies de plomo y trató de superar un episodio que, a juicio de las fuentes consultadas, sigue teniendo impacto en las encuestas.
Almeida se prepara para su próxima cita electoral con la gestión de estos cuatro años como bandera y alejándose en la medida de lo posible de fuegos orgánicos. Mantiene un discurso combativo contra Pedro Sánchez, consciente de que si este termina impulsando a una ministra como candidata a la alcaldía, las elecciones de mayo se jugarán en clave nacional. El PP deberá buscar el acuerdo, de nuevo, con Vox y Ciudadanos, aunque un nuevo Gobierno de coalición no es una opción que esté encima de la mesa. La única vía para conservar Cibeles —y su liderazgo— es doblegar a la izquierda con apoyos externos cuatro años más.
La crisis que dinamitó el PP persigue aún a José Luis Martínez-Almeida. La batalla intestina que enfrentó a Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso hace un año, con él como tercero en discordia, regresó este lunes como un bumerán durante una entrevista con esRadio. El alcalde de la capital habló por primera vez ante Federico Jiménez Losantos sobre lo ocurrido aquellos días y la posición que tomó. Perdonado ya por la presidenta de la Comunidad de Madrid, y volcado en las elecciones del próximo 28 de mayo, asumió sus errores y trató de sacudirse la losa que todavía le acompaña. "En aquel momento me pidieron que diera un paso adelante y lo di. Me equivoqué. Para mí el error que yo cometí, visto con perspectiva, es que todo el mundo sabía que yo defendía un modelo de partido, que era el de la tercera vía. Yo desde un año antes defendía un modelo de organización y debí dejar de defenderlo cuando vi por dónde iban las cosas".