El futuro incierto de Monasterio y Ortega Smith: dos 'generales' de Vox fuera de foco
Los líderes del partido en la comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, destacados en el núcleo duro desde hace años, han sido borrados del mapa por el PP. La oposición o el salto a la política nacional son sus opciones
La expansión territorial de Vox tras el 28-M tiene un borrón en dos plazas estratégicas. La formación ultraconservadora ha salido de escena en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, arrasados por las mayorías absolutas del PP, lo que deja a dos de sus figuras más mediáticas y reconocibles en una situación comprometida. Rocío Monasterio y Javier Ortega Smith, primeros espadas desde la irrupción del partido, se enfrentan ahora a un futuro incierto, fuera de foco y condenados a la irrelevancia. La oposición durante cuatro años o el salto a la política nacional son, a priori, los únicos caminos posibles.
La Asamblea de Madrid y el Palacio de Cibeles han sido hasta la fecha dos de los principales altavoces de Vox. Por supuesto, como escenario de su batalla contra la izquierda, pero especialmente para su particular pulso contra el PP para liderar la derecha. Desde las instituciones madrileñas se han explayado a gusto contra las leyes de género y LGTBI vigentes en la región, exigiendo a Isabel Díaz Ayuso su derogación, o las restricciones de movilidad por alta contaminación, con José Luis Martínez-Almeida en la diana.
El partido situó Madrid como un objetivo prioritario para las elecciones autonómicas y municipales. El final de la legislatura fue la escenificación más clara de esta estrategia, con un boicot a los presupuestos de las dos administraciones y a medidas como la rebaja fiscal a los inversores procedentes del extranjero o las normas urbanísticas de la capital.
Los de Santiago Abascal iniciaron la campaña convencidos de que serían decisivos en el Ayuntamiento de Madrid, forzando un gobierno de coalición con Almeida, y echaron el resto durante la campaña. En la Comunidad las expectativas eran menores por la fuerza demostrada por Ayuso en 2021, pero al menos esperaban mantener sus diputados. Fuentes cercanas a la dirección de Vox, incluso, apuntaban que Monasterio era una apuesta a largo plazo para crecer en el futuro, bajo la teoría de que Isabel Díaz Ayuso no tardará en dar el salto a la política nacional y dejará un hueco fácil de ocupar.
El partido reconoce el fiasco
Las previsiones, sin embargo, no se han cumplido y Monasterio y Ortega Smith encaran el próximo mandato sin peso ninguno ni capacidad de influencia. La formación ultraconservadora no esconde que los números obtenidos en Madrid no son buenos. "Habríamos querido un resultado mejor", reconoció este lunes el propio Abascal, tras asegurar que analizarán lo ocurrido. La decepción es más que evidente. Monasterio ha perdido terreno por primera vez en el Parlamento regional, bajando de 13 a 10 escaños, y Ortega Smith ha ganado un edil (5), aunque es irrelevante frente a la mayoría del PP.
Ni Rocío Monasterio ni Javier Ortega Smith han hecho declaraciones públicas sobre su futuro, ni antes ni después del fiasco del 28-M. De hecho, nada indica que al menos no vayan a tomar posesión de sus cargos electos, cuyas investiduras están programadas para el 13 de junio en el caso de la Asamblea y para el día 17 en el Ayuntamiento. Pero a nadie se le escapa que las circunstancias en la región no encajan con el peso de ambos en el partido. Ella forma parte del Comité de Acción Política y él, aunque fue desplazado como secretario general en octubre, continúa en el Comité Ejecutivo Nacional como vicepresidente. Los dos forman parte del núcleo duro desde hace años y la oposición ante figuras tan populares como Ayuso y Almeida sería desaprovechar activos fundamentales.
Lo cierto es que este debate ya se planteó antes de las elecciones autonómicas y municipales del pasado domingo, cuando la formación no había designado aún el tique electoral para Madrid. Las dudas respecto a las posibilidades de Vox en la Comunidad y el Ayuntamiento alimentaron diferentes quinielas y especulaciones, como el cambio de Monasterio a Cibeles o la candidatura de Ortega Smith a la presidencia de Castilla-La Mancha. Finalmente se impuso la teoría de nombrar a dos candidatos de peso y experiencia para competir con dos rivales fuertes del PP. Pero los resultados del 28-M y la convocatoria anticipada de las elecciones generales abren un nuevo escenario.
La política nacional se presenta como una opción plausible, aunque fuentes de la dirección nacional aplazan esta cuestión y aseguran que aún no han comenzado a configurar las listas. En el caso de que Monasterio y Ortega Smith decidieran dar el salto, disponen de varias posibilidades y diferentes en cada caso. Para que la líder de Vox en la Comunidad de Madrid concurriese al Congreso de los Diputados estaría obligada a renunciar a su acta en la Asamblea si finalmente la asume, aunque sí sería compatible con el Senado. Ortega Smith, en cambio, podría ejercer como concejal y diputado en la Cámara Baja. Los últimos cuatro años ya lo hizo, lo que provocó una oposición algo guadianesca en Cibeles, con apariciones y desapariciones según del contexto.
La expansión territorial de Vox tras el 28-M tiene un borrón en dos plazas estratégicas. La formación ultraconservadora ha salido de escena en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, arrasados por las mayorías absolutas del PP, lo que deja a dos de sus figuras más mediáticas y reconocibles en una situación comprometida. Rocío Monasterio y Javier Ortega Smith, primeros espadas desde la irrupción del partido, se enfrentan ahora a un futuro incierto, fuera de foco y condenados a la irrelevancia. La oposición durante cuatro años o el salto a la política nacional son, a priori, los únicos caminos posibles.