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TOROS

Feria de San Isidro | Pinchar en hueso

Cuatro toros de El Parralejo, la ganadería anunciada, y dos de José Vázquez (1º y 2º), que remendaron el encierro tras el reconocimiento. De entre 515 y 575 kilos

Foto: El torero Miguel Ángel Perera da un pase a su segundo toro durante el festejo taurino de la Feria de San Isidro en la Monumental de las Ventas. (EFE/Zipi)
El torero Miguel Ángel Perera da un pase a su segundo toro durante el festejo taurino de la Feria de San Isidro en la Monumental de las Ventas. (EFE/Zipi)

Plaza Monumental de Las Ventas, 15 de mayo de 2023

6ª de la Feria de San Isidro. Día del patrón de Madrid.

Prácticamente llenos los tendidos y algunos claros en gradas y andanadas (unos 21.000 espectadores) en tarde fresca como las últimas y, de nuevo, viento muy muy molesto, afectando sobre todo la lidia con los capotes.

Cuatro toros de El Parralejo, la ganadería anunciada, y dos de José Vázquez (1º y 2º), que remendaron el encierro tras el reconocimiento. De entre 515 y 575 kilos. Con mejores hechuras el segundo, especialmente bajito, por lo que quizás hubo alguna protesta, que el primero. Todos los de El Palarrejo cinqueños, muy bien presentados para los criterios de Madrid, astifinos, con caja y con trapío. El tercero, ensabanado y capirote, precioso de lámina, serio y muy bien hecho, ahogó su buena condición por la falta de fuerzas. Un tío, el cuarto, enmorrillado y serio por delante que se empleó en el caballo y rompió a embestir con bravura, galopando, y con clase en la muleta de Perera, fue ovacionado en el arrastre. El quinto, también montado y de impresionante lámina, derribó dos veces el caballo de Carlos Prieto y sufrió una larga lidia que le perjudicó mucho y le paró en seco. El sexto, también impresionante, se apagó a media faena.

MIGUEL ÁNGEL PERERA, de verde botella y azabache, silencio tras dos avisos y algunos aplausos de consolación tras errar a espadas.

ÁNGEL TÉLLEZ, de grana y oro, con su descomunal fajín negro habitual.

• ISAAC FONSECA, de grosella y oro, que confirmaba la alternativa, silencio tras dos avisos.

El banderillero Curro Javier se saludó tras parear al segundo, rematando la buena lidia de Javier Ambel. Bien Juan Navazo, banderilleando al sesgo en el quinto. Muy bien Juan Carlos Rey, con los palos en el sexto, citando en corto y clavando en la cara, saludó desde el tercio.

Salieron trenes de El Parralejo, con destino a ninguna parte. Descarriló Perera después de pinchar en hueso. Las metáforas ferroviarias abundan en el argot taurino. Coger o dejar pasar el tren alude con alegría o reproche al hecho de aprovechar o dejar escapar la embestida de un buen toro en una plaza importante. A revienta calderas habla de un torero al que ves pisar la arena a sus máximas revoluciones. Tirarse a las vías puede ser frase lapidaria en la furgoneta de cuadrillas de vuelta al hotel de la plaza tras un par de faenas aciagas.

Menos canónico, pero no menos frecuente, "está como un tren", también es expresión cotidiana en los callejones de plazas de provincias —donde los toreros tienen tiempo y estado de ánimo— identificando posibles y postreras alegrías por barreras y delanteras. Son escaramuzas visuales que pretenden conseguir distracciones coyunturales, por no decir de coyunta. A ver si no por qué te arrimas, como decía Belmonte. El capote de paseo rindiendo pleitesía a la belleza de una dama al acabar el paseíllo rompe de un gesto cortés la barrera de la distancia. Buscar buenas delanteras, o estéticas miradas, por los tendidos de sombra siempre fue labor premiada para los fieles, y de imprescindible visión periférica, ayudas de mozo de espadas. Lo de las cercanías, también expresión de inspiración ferroviaria, ya marcan después su "paso a otro nivel sin barreras" dependiendo de la complicidad, o estado civil permanente o momentáneo, de los involucrados en el sensual choque de trenes.

Cuando en Madrid ves salir por la puerta de chiqueros al expreso de media noche, cualquier atisbo de distracción como el recién mencionado resulta del todo imposible. Quizá en tiempos de El Cordobés —con una dimensión de toro lejana de la que impera en el estándar de hoy— algún guiño por si acaso, algún gesto de "luego te veo" se escapó alguna vez entre la descomunal sonrisa y el descomunal talento del monstruo de Palma del Río.

Hoy ves salir a los de El Parralejo y hasta la vista se te hace célibe. Caja, pecho, pitón con final de aguja, rizos de cinco años en la anchura de sus sienes, mirada fija y segura, morrillo sobresaliente. Tenían todas las virtudes para recoger el capote de paseo de los cables de la barrera que en Madrid son tendedero para las bordadas sedas. No importa lo bella que fuera la elegida, doblemente agraciada por la naturaleza y por el mozo de espadas. Haces tu plegadillo y das marcha atrás al paseíllo orgulloso de tus actos. Tal era el miedo que metían los cuatro toritos de marras.

Pero hoy han hecho el paseíllo tres muy valientes toreros. Destacaría a Perera que en su aplomo magistral, en su todopoderoso temple, esconde un valor descomunal. Gran faena a su segundo, un toro más que interesante. A más, a mejor el toro, no cabía entre su hocico y la muleta arrastrada del extremeño ni siquiera un ápice de duda. Hilvanó varias tandas de gran mérito engrandecidas por el galope de Camillero en la embestida. No dejó pasar el tren Perera con este toro al que cuajó con talento y las verdades indiscutibles de media muleta arrastrada. Un torero con tantísimas puertas grandes, en Madrid ya lleva seis, ya no pierde ningún tren solo espera porque puede para coger el siguiente. Las prisas para los delincuentes y para los malos toreros. Pinchó en hueso su ilusión y le arrebataron el ticket de salida a hombros en primera. En la primera plaza del mundo.

Foto: . El diestro Ginés Marín brinda la faena del sexto de la tarde en el cuarto festejo de la Feria de San Isidro. (EFE/Daniel González)
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Juan José Cercadillo

De Morelia, Michoacán, confirmaba hoy Fonseca. A revienta calderas en el último hincó su fe de rodillas y a punto del coche cama le dio el cambio por la espalda que yo le viera tres veces. Quizá hubo cuarta y no mirara. Ganas de un torero a la altura de sus toros. Literal, en este caso, que el morrillo de sus sexto compartían estatura con las ondas de su pelo. Cara a cara, y es literal igualmente, se enfrentó a su oponente con tanto valor y ganas que dejó ganas de más al opacarse sus toros. Con dos quites meritorios apunta a torero variado y al próximo mexicano que haga campaña en España.

Tellez, con su mirada de Manolete, acusó el descoloque de huesos que el otro día le propició un toro de Juan Pedro cuando le arrolló como un tren. Lástima que este sensible torero de futuro indiscutible estuviera anunciado tan pronto y tan seguido en la feria. Yo que le he seguido y le sigo me quedo con ganas de vuelta. Pinchó en hueso mi ilusión. Como diría Sabina: "Pinchó en hueso mi vudú".

Plaza Monumental de Las Ventas, 15 de mayo de 2023

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