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Feria de San Isidro | A tomar viento

Seis toros de Juan Pedro Domecq de entre 551 y 598 kilos. Corrida en tipo, seria, astifina, muy bien presentada

Foto:  El diestro Téllez se ajusta la montera frente a su segundo toro. (EFE/Zipi Aragón)
El diestro Téllez se ajusta la montera frente a su segundo toro. (EFE/Zipi Aragón)

Plaza Monumental de Las Ventas, 12 de mayo de 2023

de la Feria de San Isidro

Tres cuartos de entrada largos en tarde primaveral, agradable, sin los temidos calores de estos tiempos, pero con un viento molesto que, como ayer, fue a más a lo largo de la tarde y molestó mucho a los toreros.

Foto: El diestro Emilio de Justo sale a hombros por la puerta grande tras el segundo festejo de la Feria de San Isidro. (EFE/Juanjo Martín)
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Seis toros de Juan Pedro Domecq de entre 551 y 598 kilos. Corrida en tipo, seria, astifina, muy bien presentada. Mejorando con creces el nivel de presentación de los dos primeros días de feria. Toros hechos, cuajados, de los que sin mastodónticas hechuras generan respeto al torero y transmiten peligro al público, la mejor definición de trapío. Toros con matices en su juego que ponen en evidencia la recuperación de una ganadería histórica. Desentonó el tercero. Un día con menos viento hubieran lucido mucho más y alguno podría haber sido de verdadero éxito. Sobre todo me hubiera gustado ver al sexto en un día templado. Movilidad y raza podrían definir bien el encierro.

Daniel Luque, de burdeos y oro, ovación tras leve petición de oreja y algunas palmas. Ángel Tellez, de lila y oro, silencio tras aviso y algunos aplausos. Francisco de Manuel, de azul cobalto y oro, silencio tras dos avisos y silencio tras aviso.

En su correspondiente quite al primer toro de la tarde, Ángel Tellez resultó arrollado al intentar gaoneras. Fue retirado inconsciente con gran conmoción en la plaza por la violencia de la voltereta. Se corrió turno, con la aquiescencia de sus compañeros, por ver si se recuperaba y finalmente pudo lidiar su lote en orden cuarto y sexto. El parte médico describía traumatismo dorso lumbar de pronóstico reservado, señalando que la salida al ruedo la hacía bajo su entera responsabilidad.

Se desmonteró Juan Navazo tras parear al sexto.

Foto: El diestro Julián López, 'El Juli'. (EFE/Kiko Huesca)
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Sopla Eolo en estos mayos, quizá sea reclamando agua. Mueve lo que encuentra a su paso, falda, bandera o muleta. A unas las pone en aprieto, a otra solo las ondea. A las últimas las tortura, moviéndolas sin permiso, sin ton ni son ni criterio. El toro en su daltonismo reacciona al movimiento. Embiste a lo que se menea, diríamos vulgarizando su oficio. Atacan a telas convulsas que exacerban sus instintos. Ese moverse incorrecto, esa acción inesperada distorsiona el resultado, desmantela cualquier técnica y da malos resultados.

La tela de la muleta, gruesa, pero delicada, tiene caída de seda y prestancia algodonada. Es un velo que movido por esas sensibles muñecas accionan con mucho criterio la reacción de las bestias. Es sutil, considerado, y también inapreciable desde la fila tercera. La muleta, siendo plana, no es tabla ni actúa rígida. El estaquillador es el espinazo que da cuerpo a la muleta. Se coge con cuatro dedos y se mueve con el alma. Ese pulsar de las telas son años de entrenamiento. Tienes que adaptar al toro el ritmo, el dónde y el cuándo. Lo puro es mover la bamba, el centro de la muleta, con sutileza de artista. Ese ondular desde arriba que mueve como a una ola el rojo del sagrado trapo es la clave del toreo. El secreto del embarque, la ley del parar y el temple y la explicación del mando.

Foto: Morante en la Feria de San Isidro de 2022. (EFE/Rodrigo Jiménez) Opinión
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Porque puede que desde arriba, con gin tonic de por medio, lo sutil del movimiento de unos trastos bien mandados suenen a exageramiento. Pero cualquiera que tenga que resolver ese lance de descarrilar a un toro quitándole de su camino, en el que queriendo te has puesto, entiende que lo sutil te puede hacer vivo o muerto. La acometida del toro no es ciega sino precisa. Un enemigo delante de semejante envergadura persigue telas o vidas dependiendo de los toques cuya intensidad y sincronía decides bajo terror. Un pequeño error de cálculo y el muslo se hace muleta a merced de los morlacos. El rojo lo pones tú con la sangre en estampida.

Por eso el viento es tan malo y es la primera pregunta al despertar del torero en la habitación del pánico. Levantado del viaje, o del intentar dormir lo máximo para que mande la inconsciencia, el torero que despierta con compromiso en Las Ventas quiere saber de su estado. El viento es más enemigo que cualquier ganadería, es peor que la resaca, que no tener confianza, que no tengas más contratos.

Las Ventas no es por el viento, pero pusieron la plaza donde el hacedor de problemas parece que da la vuelta. Esa esquina de la villa, antiguo centro de ventas, propiedad de la parroquia llamada Espíritu Santo, aglutinaba comercios que debían ordenarse como los barcos al pairo. El viento movería los toldos como les mueven los trastos a quien torea de luces. Demasiados días de viento acreditan las banderas, una plaza sin resguardo.

Hoy quedó acreditada la influencia del vacío en el desarrollo de un festejo. Un vacío inaceptable por las leyes de la física que cuando se rellena de aire, con prisa y sin miramientos, solemos llamarle viento. Buena corrida de toros que se ha quedado en un casi. Lástima porque ciertos Domeqs querían y los toreros podían. Buenos momentos surgieron cuando la determinación de la muleta por bajo, de lo irrectificable de ponerse de rodillas o del cara o cruz del sea lo que dios quiera arrancaron de los toros embestidas y del público aplausos. La solvencia de Luque y la clase de Francisco Manuel se unieron a la entrega de un Tellez que desmadejado salió de la enfermería a cumplir su compromiso. Luque, como director de lidia, admitiéndole el retraso, tuvo un gesto generoso que en otros tiempos quizá no se hubiera dado. Salió contra todo pronóstico, contra el criterio médico, contra viento y la marea.

Quiero que se repita esta corrida sin viento. Con los seis toros de hoy. Y con los tres toreros. Por cierto, a los que protestaban los cites, los remates o pinchazos, después del día ventoso, me veo en la obligación de mandarles a tomar viento. Yo tuve bastante hoy.

Plaza Monumental de Las Ventas, 12 de mayo de 2023

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