ARQUITECTURA & DISEÑO

Historias del Madrid desaparecido (II): desde la plaza de toros de Fuente del Berro a la cafetería Hontanares

Por GUILLERMO MARTÍNEZ

Vista interior de la nueva plaza de toros de la Fuente del Berro del Madrid de 1874. Fotografía de J. Laurent. Biblioteca Nacional de España

Desde la Biblioteca de la Casa del Pueblo demolida en 1953 hasta la mítica y ya desaparecida cafetería Hontanares en Avenida de América, Madrid no deja de cambiar a lo largo del tiempo. El Grito aborda, en este segundo artículo de la serie, algunos comercios y edificaciones desaparecidas en el siglo XX y XXI.

Madrid evoluciona tan rápido que las desapariciones de sus edificios y locales emblemáticos se suceden como gotas en una tormenta que nunca acaba. Aquella tienda o cafetería que tanto tiempo marcaron el día a día de miles de personas pueden llegar a borrarse del imaginario colectivo casi de un día para otro. Bien sea por la coyuntura del momento, como la afectación económica que supuso la pandemia del coronavirus para los comercios; o por otros motivos como la victoria del bando sublevado en la Guerra Civil, la cotidianeidad de la vida madrileña transita por múltiples cambios

Unos cambios que, por otro lado, rápido se asientan sobre nuestros ojos, e incluso la memoria. Si un día nos preguntamos “¿quién sabe dónde?”, ahora la pregunta se transforma en “¿quién sabe qué había aquí antes?”.

LA ZAPATERÍA QUE ACABÓ EN MANOS DE UN FONDO BUITRE

El 10 de enero de 2015, la empresa de venta de calzado Los Guerrilleros decidió cerrar todas sus tiendas, incluido la más mítica y el germen de todas las que la seguirían, aquella que estuvo ubicada en la Puerta del Sol número 5, que en aquel momento tenía el nombre de Los Nuevos Guerrilleros, y cuyo edificio daba la bienvenida a la Carrera de San Jerónimo desde el conocido kilómetro 0.

Fundada en 1962 y popularizada por su lema: “No compre aquí, vendemos muy caro”, la empresa abrió 14 tiendas propias en la Comunidad de Madrid en ciudades como Leganés, Alcorcón, Alcalá de Henares, Getafe y Móstoles. Fue la primera franquicia española de calzado y complementos con un concepto multimarca.

Seguro que más de un madrileño conoce a alguien que, en algún momento de su vida, se paró frente al escaparate de Los Guerrilleros a observar los zapatos y complementos de piel que vendían, pero también los bolsos, cinturones, gafas de sol y relojes. Llegó a obtener un balance de ventas de entre 3 y 6 millones de euros apenas dos años antes de su cierre definitivo, lo que situó a Los Guerrilleros entre las 5.000 empresas españolas más destacadas. Un portavoz de la compañía explicó en 2015 que el cierre era consecuencia de la difícil situación económica de la firma debido a una bajada drástica en las ventas.

Tras el cierre completo de sus tiendas que dejó sin trabajo a una treintena de personas, el fondo Thor Equities adquirió el céntrico local por 43 millones de euros en 2017, haciéndose con el tercer local comercial de la Puerta del Sol a su nombre en aquellos momentos.

EL FIN DE LA BARRA DE HONTANARES

La crisis económica que provocó el coronavirus pudo con más de medio siglo de historia. La histórica cafetería, bar y pastelería Hontanares, situada en la concurrida plaza de Avenida de América de Madrid, servía como espacio de avituallamiento para los cientos de viajeros de diversos puntos de España que por allí pasaban tras llegar o irse de la cercana estación de autobuses.

Vista de la cafetería Hontanares
Foto: EFE/Chema Moya

Sus inicios se remontan a 1966, cuando las fotografías aún eran en blanco y negro pero la zona en la que se encontraba el establecimiento estaba igual de frecuentada que en la actualidad. Sin cerrar ningún día del año y gracias a unos amplísimos horarios, por su barra de 30 metros de largo y mesas pasaban una media de 1.600 personas. Esta cifra se redujo con creces tras las limitaciones sanitarias que acarreó el Covid, dejando inhabilitada su barra y limitando en gran medida el número de turistas que se paraban a consumir en el afamado establecimiento. En sus mejores momentos llegó a tener unos 30 empleados. En 2020, los 19 trabajadores de Hontanares se vieron en la calle.

¿Cuánta gente recordará haberse sentado en uno de sus taburetes o sillas para tomarse el primer café de la mañana? Sin duda, cientos de miles. A todo ello se sumaban comidas, meriendas y cenas que siempre encontraban el agrado de alguien. El local, en poco tiempo, acabó convertido en un VIPS.

UN MERCADO CONVERTIDO EN APARCAMIENTO

Todo el mundo del barrio de Chamberí conocía el Mercado de Olavide. Obra de Francisco Javier Ferrero en 1934, se encontraba en la plaza con el mismo nombre. urante cuatro décadas fue el lugar en el que miles de familias encontraron sus víveres más esenciales. Su construcción fue obra de la política de la Segunda República, que quiso dotar de los equipamientos necesarios a una ciudad de Madrid que adolecía de ellos. De forma poligonal y con un gran patio central, el mercado se encuadró en el estilo racionalista y funcional.

Mercado de Olavide
Mercado de Olavide
Plaza de Olavide

Su final no estuvo exento de polémica. Una voladura el 2 de noviembre de 1974 acabó con una historia que ya queda en el recuerdo de los madrileños más veteranos. El debate que auspició su demolición se enconó entre dos posturas. Una sostenía que el enclave estaba deteriorado y, al mismo tiempo, relacionado con un modelo de mercado obsoleto. Por otra parte, otros proponían su recuperación, como hicieron diversos miembros del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Dicha entidad esgrimió algunas propuestas para que no desapareciera, como lo atestigua el número 159 de su Revista de Arquitectura. En 1974, en el número 190, volvieron a tratar la polémica. Incluso en 1976, el Colegio encargó el documental ‘Olavide, documental’ al director de cine Antonio Artero para que no cayera en el más completo olvido.

En la actualidad, una plaza con arbustos y una fuente ocupa su lugar. Además, el espacio se aprovechó para construir un paso subterráneo hacia la calle de Trafalgar y un aparcamiento municipal.

LA BIBLIOTECA CLAUSURADA POR EL FRANQUISMO

En el número 2 de la calle del Piamonte se inauguró la Casa del Pueblo en 1909, cuando Pablo Iglesias todavía estaba al frente del PSOE. Un año después se creó la Biblioteca en su interior, en donde se reunieron más de 8.000 libros, según algunas fuentes. Asimismo, fue el lugar elegido para impartir cursos de alfabetización y diversas conferencias en aquellas décadas.

Casa del Pueblo de Madrid

Ubicada en el segundo piso del edificio, albergaba una sala de reuniones con un aforo de seiscientas personas. Funcionó durante tres décadas, pues en 1939 fue incautada tras la entrada de las tropas sublevadas en la capital. En 1953 llegó el derribo de la edificación al completo. Actualmente, en la planta baja se ubica un local comercial, así como viviendas en las tres plantas superiores.

LA PLAZA DE TOROS DE FUENTE DEL BERRO

La construcción de la plaza de toros de Fuente del Berro se inició en 1873 para ser inaugurada en septiembre del año siguiente. Los arquitectos Emilio Rodríguez y Lorenzo Álvarez la confirieron de un atractivo estilo neomudéjar que atrajo las mejores corridas de aquellos tiempos. También se le llamaba plaza de toros de Goya o de la carretera de Aragón, dada su ubicación. Antes de ella, en la década de 1870 se levantó la plaza de toros de la Puerta de Alcalá y, posteriormente, daría paso a la actual Monumental de las Ventas.

Vista de los corrales de la nueva plaza de toros. J. Laurent. y Cia. Madrid
Fachada principal de la nueva plaza de toros. J. Laurent. y Cia. Madrid, BNE

Este lugar, que fue el primero en el que Ernest Hemingway presenció una tarde de toros, fue demolido en 1934, cuando en la Monumental de las Ventas estaba todo listo para ser el nuevo epicentro de la tauromaquia madrileña. La plaza de toros de Fuente del Berro se encontraba en el mismo lugar que ahora ocupa el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid.