Sevilla, 2023: la feria del 'morantazo'… y del siglo

Triunfal y triunfalista. He aquí los extremos en que puede catalogarse la Feria de Abril 2023. La del rabo de Morante. Y la mejor del siglo XXI. Por cuestiones estadísticas en orejas y toros premiados con la vuelta el ruedo. Y porque la memoria de un cuarto de siglo no alcanza a encontrar antecedentes similares respecto a la notoriedad y repercusión de tantos matadores: Roca Rey, Daniel Luque, Ginés Marín, El Juli, Manuel Escribano, Tomás Rufo y Emilio de Justo han puesto patas arriba el escalafón.

Lo de Morante

El 26 de abril de 2023 se ha convertido en una fecha histórica. Señala y enfatiza la proeza de Morante de la Puebla. Y el fin de un tabú que se había prolongado 52 años. Nadie había cortado un rabo desde entonces. Lo hizo Morante desde la clarividencia y la plenitud. Una tarde de pasión que expuso al maestro en la cima de la totalidad. Un capote enciclopédico. Y una faena de enjundia, belleza e inspiración que homologan a Morante como un torero de época. La repercusión del rabo ha adquirido una relevancia informativa tan extraordinaria que los toros han salido de la marginalidad.

Nadie mejor que Morante para ejercer de embajador y despertar vocaciones. Los máximos trofeos jalonan la mejor feria de su vida. No solo por la tarde del 26-A, sino por las orejas y los méritos contraídos en las restantes actuaciones, sobreponiéndose a toros imposibles. Y demostrando una cualificación técnica y artística equiparables a su valor.

Las figuras

Si Morante es un torero inmenso, Roca Rey es la máxima figura. Aludimos aquí a la categoría de quien manda porque llena las plazas. Y porque responde a la expectativa con una tauromaquia de poder y de cercanías que le ha permitido abrir la Puerta del Príncipe en el contexto de una feria arrolladora. Ha mantenido El Juli su cartel en Sevilla. Desorejó a un ejemplar de Cuvillo el Domingo de Resurrección y cuajó a un santacoloma de La Quinta el 30 de abril, aunque el presidente incurrió en el capricho de dejarle sin premio. El palco se ha desenvuelto con arbitrariedad en esta edición sevillana de 2023. Por exceso y por defecto, aunque no puede atribuirse a los pañuelos ni a las excentricidades de la tribuna las discretas comparecencias de Manzanares, Castella, Talavante, Cayetano y Aguado.

Las faenas de referencia

Ginés Marín, Daniel Luque y Manuel Escribano han cuajado las mejores faenas de la feria más allá del morantismo. Y es verdad que Tomás Rufo y Emilio de Justo revalidaron su buena estrella en La Maestranza, pero no con la profundidad, hondura y plasticidad de sus compañeros. Luque cuajó con total autoridad a un excelente ejemplar del Parralejo igual que Ginés Marín anduvo categórico con un bravo astado de El Torero. Una faena de pureza y de valor que reivindica sus expectativas de figurón en ciernes. Y que despertó tantas emociones como supo concitar Manuel Escribano en su templadísima actuación frente al Patatero de Victorino. La calidad del toro estuvo a la altura del pasmo y la despaciosidad del torero (y viceversa). Un encuentro fabuloso que evocó la tarde de Cobradiezmos. Y que permitió a Escribano torear a placer, cosiendo los muletazos a un ritmo inverosímil. Ya tendría tiempo de pasar miedo con su faena de épica a un desquiciado miura en la tarde que abrochó la feria el 1 de mayo.

Buenas sensaciones

Sin llegar a triunfos arrebatadores, la feria sevillana ha puesto de manifiesto el buen momento de algunos toreros tapados que van adquiriendo espesor. Estuvo firme Álvaro Lorenzo con un buen toro Santiago Domecq. Y demostró Juan Ortega los primores de su capote. Lo hizo toreando con una lentitud y un compás inverosímiles el día del morantazo. Gustaron las maneras del sobrino nieto de Curro Romero (Ruiz Muñoz). Y anduvo firme y sobrado El Cid en su reaparición con los victorinos. Se le vio con más sitio que a Castella. Ya que de regresos hablamos. Fundamentalmente porque los arrimones de Roca Rey dejan sin aire a los compañeros encimistas.

Y el toro

El palmarés ganadero puede identificarse en las cuatro ganaderías premiadas con una vuelta al ruedo —El Parralejo, Domingo Hernández, Matilla, Victorino Martín—, aunque sería esta última la divisa que ha presentado una corrida de mayor variedad y de más interés.

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Se le respetaron las hechuras y propició una tarde de máximas emociones, aunque el nombre de Ligerito destaca sobre cualquier otro en la memoria de La Maestranza. Fue el cómplice de Morante de la Puebla. Y la plenitud ganadera de Domingo Hernández. Por la clase y por la bravura, pero también por la cualidad de la codicia, de la generosidad y de la duración.

El debut de La Quinta en la feria estuvo por debajo de las expectativas, pese a la calidad de un par de ejemplares. Dio un excelente juego la corrida de Jandilla. Decepcionaron los toros de Victoriano del Río. Y se mantuvo un buen tono ganadero que no explica por sí solo la gran Feria de Abril, pero que ha resultado imprescindible para consumarla.