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La torre de Babel del rural gallego: cada vez más extranjeros buscan refugio climático
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SE BUSCA CASA EN EL RURAL

La torre de Babel del rural gallego: cada vez más extranjeros buscan refugio climático

Cerdido es el paradigma del mar y montaña del Norte gallego como refugio climático. Más extranjeros compran casas rústicas y más familias de otras autonomías las buscan

Foto: Pueblo en venta en Galicia. (Cedida)
Pueblo en venta en Galicia. (Cedida)

Hay una pequeña Torre de Babel en el pequeñísimo municipio de Cerdido (A Coruña). Sintomático de cómo el rural gallego en caída libre de saldo vegetativo, 3.798 personas menos en 2023, según el Instituto Galego de Estatística (IGE), se está repoblando de forma atípica; extranjeros comprando casas de aldea en núcleos abandonados buscando paz de pueblo a bajo precio.

Viajamos una tarde a Cerdido, en la región más septentrional de la península Ibérica. Es el paradigma de mar y montaña del norte gallego, más desconocido y menos turistificado que otras regiones como las Rías Baixas o la Ribeira Sacra. Para llegar a Cerdido hay que serpentear por la carretera y elevarse unos 200 metros sobre el nivel del mar, pero a diez minutos en coche de los acantilados de Cedeira y del cabo Ortegal, donde se entremezclan las aguas del Atlántico y del Cantábrico. El Ayuntamiento de Cerdido apenas ocupa 50 kilómetros cuadrados que se reparten entre tres parroquias netamente rurales. Alrededor, monte de eucalipto —especie invasora—, pastos y riachuelos donde el agua todavía no escasea.

En este municipio de un millar de vecinos (1.033) ya se cuentan 17 nacionalidades en el censo municipal: Suiza, Suecia, Holanda, Irlanda, Italia, Letonia, Biolorrusia, Rumania, Reino Unido y varios países latinos, de Cuba a Chile, pasando por Brasil y Colombia y Venezuela. Son el 8%. También hay constancia de un ciudadano ruso y otro de Israel, alemanes e incluso amantes de las olas y el salitre llegados desde Australia con casa en los lugares de Piñeiro o Pena do Bico. Una diversidad inédita para un concello tan pequeño. Los hay que viven por temporadas —cada vez más largas— y los que se asientan a tiempo completo. También hay varias parejas de Madrid y Euskadi en trámites de compraventa de antiguas casas solariegas. "Esto está pasando, es así. Vienen de fuera, buscan casa y rehabilitan", resume a El Confidencial, Alberto Rey, alcalde popular de Cerdido. Admite que los nuevos asentamientos casi siempre llegan de fuera y que mucha más gente busca casa en la zona.

"Compran a cinco minutos de la costa, pero a precios que no son los de primera línea, como en Cedeira o Valdoviño", dos municipios turísticos del litoral de las Rías Altas gallegas. Casas de piedra para restaurar con fincas de 300 metros cuadrados desde 11.000 euros o viviendas habitables desde 40.000 en lugares apartados donde la vida pasa despacio y los días se respiran a otro ritmo para teletrabajar o emprender pequeños negocios sostenibles. Es lo que hizo una pareja con una pequeña granja y rutas a caballo por la zona por el valle de Mera y la Serra da Capelada.

placeholder Núcleo deshabitado en venta en el rural gallego. (Cedida)
Núcleo deshabitado en venta en el rural gallego. (Cedida)

En el lugar de Moutillón, en la parroquia de A Barqueira, en Cerdido, se contaban 7 vecinos en 2007. Cinco años antes, eran 19, casi todas personas mayores que fallecieron. Hoy, uno de ellos es Jan, ciudadano holandés y marino retirado que ronda los 70 años y trabaja a destajo para rehabilitar una vieja casa todavía sin luz, relata el alcalde, mientras pernocta en una autocaravana. Pelean contra las dificultades del suministro eléctrico por la orografía de la zona y contra las zonas de sombra de la televisión, pero ensalzan la calidad de vida que les ofrece el rural gallego.

No es el único holandés por la zona. Todo empezó con una venta típica: casa rural de piedra en un núcleo gallego deshabitado en una inmobiliaria local, cuenta Jenifer Servia, gerente de Housefulness. Era una pareja joven que esperaban un hijo con planes de hacer una vida más sencilla, en contacto con la naturaleza y los animales que se instalaron casi en precario. Tanto les gustó a sus invitados que la red familiar fue creciendo y otros amigos y vecinos fueron comprando las casas vecinas y colindantes que estaban en manos de unas pocas familias emparentadas. Piden, medio en serio, medio en broma, que se guarde el secreto para que Cerdido siga siendo su pequeño paraíso solitario con temperaturas suaves.

Se vende: una aldea entera

La semana pasada, el portal inmobiliario El Idealista puso en venta un pueblo entero en A Pobra do Brollón, en la montaña de Lugo por 1,1 millones de euros, con 8 edificios y más de 5 hectáreas. No es un caso aislado, en la web Galician Country Homes ofertan un gran caserío en Xerdiz, en Ourol (Lugo), un pueblo entero, O Valadouro, en la mariña lucense, por 98.000 euros y un complejo turístico en Taboada, en la Ribeira Sacra por 1,4 millones.

Foto: Palacio de Quindous en Os Ancares, Lugo. (Foto: Portal Think Spain)

Lugo es la provincia española con más núcleos habitados por una sola persona (560) de acuerdo a los datos INE del 2023. Le sigue A Coruña, con 353. Entre las dos provincias gallegas suman el 47% de los núcleos unipersonales de España (1.943). En Pontevedra unos, 188 y en Ourense pasan de 200. Lugares tangibles como Candán, en As Neves donde vive un solo hombre o en Guille, donde habita una sola mujer.

Desde la web especializada Aldeas abandonadas definen un cambio de perfil antes y después de la pandemia entre los compradores, explica la gerente, Elvira Fafián, con más de 30 años en el sector. En Galicia ofertan 39 propiedades, a mucha distancia de dos en Baleares, cinco en La Rioja o 19 entre Extremadura y Andalucía. "Del turismo de sol y playa que buscaban ciudadanos de Suiza y Alemania, o jubilados y emigrantes retornados con dinero al contado, vemos un claro incremento de jóvenes universitarios que quieren teletrabajar, sin grandes hipotecas y lejos de las grandes comunidades", explica. Compran propiedades de piedra "a precios impensables" en otras latitudes con la intención de trabajar la tierra, relata Fafián, aunque advierte de que "no todo el mundo vale para vivir en el rural". También hubo ventas de ida y vuelta.

Galicia tiene la particularidad del apego a la propiedad por la casa natal o familiar y a menudo, el que vende pide discreción o eleva el precio porque el reparto va entre muchos herederos con un papeleo desproporcionado. "Galicia nos está dando mucho negocio", reconoce. En la búsqueda de propiedades en la comunidad han entrado en liza desde cooperativas rurales para comunidades ecológicas a grandes inversores en busca de antiguos pazos para hostelería, viñedos o bodegas o caseríos en una comunidad que empieza a valorarse como refugio climático.

Hay una pequeña Torre de Babel en el pequeñísimo municipio de Cerdido (A Coruña). Sintomático de cómo el rural gallego en caída libre de saldo vegetativo, 3.798 personas menos en 2023, según el Instituto Galego de Estatística (IGE), se está repoblando de forma atípica; extranjeros comprando casas de aldea en núcleos abandonados buscando paz de pueblo a bajo precio.

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