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¿Crimen o drama? Un pacto de suicidio que llevó a Josefa a juicio por el asesinato de su marido
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LA FISCALIA PEDIA 26 AÑOS

¿Crimen o drama? Un pacto de suicidio que llevó a Josefa a juicio por el asesinato de su marido

Josefa y Carlos tomaron juntos las pastillas y se tumbaron en la cama. Él falleció, ella no. La acusaron del crimen y un jurado popular la ha absuelto de los delitos de asesinato y cooperación al suicidio

Foto: Lectura del veredicto que absolvió a Josefa del crimen de su esposo. EFE/Cabalar.
Lectura del veredicto que absolvió a Josefa del crimen de su esposo. EFE/Cabalar.

Carlos y Josefa criaron juntos a tres hijos varones en Monfero, un municipio rural e interior de la provincia de A Coruña. Una vida juntos en la parroquia de Queixeiro que se vio alterada por la enfermedad. En julio del 2021 él tenía 75 años y estaba diagnosticado de un proceso de deterioro cognitivo lento que le afectaba al habla, aunque no al entendimiento. Su mujer, de 68, sufría depresión agravada por la situación de su esposo, sus cambios de humor y una creciente agresividad hacia ella que relató a su médico en varios episodios.

Los dos cónyuges pactaron un doble suicidio para poner fin a lo que anticipaban como una agonía alargada. El 19 de julio, en la casa familiar, Josefa suministró una gran cantidad de pastillas sedantes a su marido y redactó una nota de despedida para sus hijos. Les pedía perdón por lo que acababa de hacer y se justificaba en el enorme sufrimiento que le causaba ver el deterioro del padre y el peso abrumador de una situación que la desbordaba.

Josefa, según su relato, tomó las mismas pastillas y ambos se tumbaron en la cama. La rápida intervención de los servicios sanitarios y su mayor fortaleza física frustraron su tentativa de dormir para siempre. Él sí falleció por la sobredosis de fármacos. Al salir del hospital, a ella le esperaba la doble acusación de la Fiscalía por el presunto asesinato de su esposo y cooperación al suicidio, con una petición de condena a 26 años.

Foto: Dos narcolanchas incautadas por las fuerzas policiales, en una imagen de archivo. (EFE)

Empezó ahí un largo calvario judicial de instrucción y vista pública en la sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña que se resolvió la semana pasada, tres años después del inicio, con el veredicto del jurado popular que absolvió a Josefa de los presuntos delitos de asesinato y cooperación al suicidio.

¿Crimen o drama familiar? Así lo planteó durante la sesión José Manuel Campos, el abogado defensor. "Fuimos los dos los que quisimos irnos, nos adorábamos en todos los sentidos, era un hombre bueno y trabajador. ¿Por qué tenía que matarlo? Esto es imposible", declaró la acusada. Sus hijos la respaldaron como testigos convencidos de que su padre prefirió morir a verse impedido. Para la Fiscalía, en cambio, ella "decidió darle muerte de manera unilateral sin voluntad ninguna por parte del marido".

Con todo, no fue un veredicto unánime en sus 14 puntos, pero el jurado popular -bien por unanimidad o con mayoría suficiente- concluyó en base a las pruebas y testimonios que fue doble suicidio acordado por Carlos y Josefa como el final para ambos.

Veredicto a lágrima viva

La mujer, que hoy tiene 71 años, escuchó el veredicto a lágrima viva y hecha un manojo de nervios, dándole vueltas a un paquete de pañuelos."No está probado que el fallecido, en base a los informes neurológicos, no fuese consciente de la situación", manifestó el presidente del jurado, avalando la tesis del suicidio pactado y dando por cierto que el marido tomó los fármacos voluntariamente. "Sin asistencia médica, ella también habría muerto", subrayó el veredicto popular.

"La Justicia ha sido justa", celebró Campos. "El veredicto está exquisitamente motivado y razonado con las pruebas aportadas entendiendo que ambos habían tomado voluntariamente la decisión de suicidarse", manifestó al término del juicio: "En el caso de Carlos se consumó y en el de Josefa no, porque fue atendida a tiempo".

Foto: El furgón policial al llevar al juzgado al detenido por la muerte de su padre. (Europa Press)

Los cuatro hijos de la pareja no se personaron como acusación, pero el Ministerio Público reclamaba a la acusada una indemnización de 23.800 euros para cada uno. Los vecinos de Monfero cuentan que eran una familia como tantas, con sus desgracias y dramas, a la que la enfermedad del padre terminó de ensombrecer. "El veredicto es claro y también quedó claro que a la Fiscalía le ha salido fatal", comenta un veterano magistrado de la Audiencia.

Hace años que vendieron la casa unifamiliar de la parroquia de Queixeiro y no los han vuelto a ver por allí, cuentan en un taller de mecánica de tractores. "Un hijo se les murió antes y hace ya mucho que ya no los vemos a ninguno", comenta la camarera de una de las cantinas del Eume, en uno de los cruces de caminos que lleva al parque natural de As Fragas, donde este caso dio mucho que hablar. Casi siempre desde la compasión vecinal hacia una mujer deprimida y desbordada por la demencia de su esposo, al que reconoció haber matado a base de pastillas y que terminó acusada de su asesinato. Tres años después, Josefa ha sido absuelta.

Carlos y Josefa criaron juntos a tres hijos varones en Monfero, un municipio rural e interior de la provincia de A Coruña. Una vida juntos en la parroquia de Queixeiro que se vio alterada por la enfermedad. En julio del 2021 él tenía 75 años y estaba diagnosticado de un proceso de deterioro cognitivo lento que le afectaba al habla, aunque no al entendimiento. Su mujer, de 68, sufría depresión agravada por la situación de su esposo, sus cambios de humor y una creciente agresividad hacia ella que relató a su médico en varios episodios.

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