De la bici a la cólera: el joven que mató a su padre a patadas tras pedirle 20 euros

Ocurrió el domingo 31 por la tarde en un piso de la calle Cardenal Cisneros de Narón, en el barrio de A Solaina. Un chico de 26 años acudió a la vivienda que su padre, un jubilado de 67 años, compartía con su abuela a primera hora. "Soy el nieto de Pura", le dijo a un vecino del edificio que bajaba al perro, tras ver a un chaval algo perjudicado tratando de atinar con la llave en la cerradura. Venía de fiesta y quería pedirle 20 euros. El dinero fue la excusa, pero no el motivo. Solo el detonante de una paliza mortal que se alimentaba de rencores, dolor y reproches de un chaval lleno de rabia.

Con los primeros golpes tiró a la víctima al suelo y comenzó a patearlo con saña por todo el cuerpo, golpeándolo brutalmente en la cabeza. Lo molió a palos en la casa de su abuela, cegado por la ira. Una paliza enfurecida con años difíciles como telón de fondo que terminó en parricidio. Con la puerta abierta, los gritos resonaban en todo el inmueble.

La familia llamó a la hermana del chico y a la ambulancia. Los vecinos, a la Policía. Así consta en los registros de la centralita. No tardaron en detener a C.F.F. Fue conducido al calabozo, donde pasó la noche muy agitado preguntando a los agentes que lo custodiaban si había matado a su padre. No quiso declarar en sede policial y se le asignó un defensor de oficio. Mientras, el progenitor agonizaba en la UCI del hospital Arquitecto Marcide de Ferrol, hasta donde llegó con un cuadro muy grave y un hilo de vida. Fernando Filgueira Porto falleció apenas 24 horas después.

El juez de Instrucción número 2 de Ferrol, que se ocupa de los casos de violencia de género y familiar -de guardia cuando ocurrieron los hechos-, ordenó la tarde del martes prisión provisional, comunicada y sin fianza para el acusado, al que imputa un delito de homicidio, informaron fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

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Antes, le tomó declaración durante varias horas. No solo a él, también a otros familiares para tratar de encajar el puzle de lo ocurrido. El presunto parricida entró al juzgado de Ferrol a las 10 de la mañana en un furgón policial y lo abandonó del mismo modo bien entrada la tarde hacia el penal de Teixeiro (A Coruña).

El chaval tenía antecedentes por una bravuconada, pero nada que hiciera presagiar este final, indican fuentes conocedoras del caso. Queda pendiente determinar su estado mental, si estaba o no medicado, y el informe forense. Señalan que el chaval pasó unas horas desubicado en los calabozos, posiblemente bajo el efecto combinado de algunas sustancias, pero se vino abajo cuando fue consciente de ser el responsable del homicidio.

Apasionado de las bicis BMX

Los vecinos cuentan a El Confidencial la historia de la víctima, un hombre consumido por el alcoholismo, con varias parejas e hijos que terminó en casa de su anciana madre: "Se bebía su pensión de jubilación y la de su madre encamada". El detenido era hijo de su segunda esposa, pero la relación entre ambos no era buena. El chaval se había criado con otra figura paterna que falleció por enfermedad y arrastraba un duelo que transformó en cólera contra quien lo engendró. "Le gritaba que no era su padre. Que merecía morir él y no el otro", señalan.

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El presunto parricida es un apasionado de las bicis BMX -una modalidad de ciclismo que se considera deporte extremo y que hunde sus raíces en California- y exhibía sus habilidades en las redes sociales, donde acumula más de 2.000 seguidores. Solía practicar en un parque de skate de A Gándara, cerca de su casa, y participó en varios torneos como el O Marisquiño de Vigo. A última hora de la tarde del domingo, su foto ya corría por los grupos de WhatsApp a cuenta del suceso.

Deja atrás a un barrio conmocionado y preocupado por la abuela Pura. "Es una vecina de toda la vida del barrio. Venían los servicios sociales a traerle la comida a la anciana y el señor no abría. Por eso la abuela se quedaba sin comer, sin su baño... sin nada", cuenta una vecina compungida. Relata que la mujer, que estaba en la vivienda durante la agresión, fue capaz de erguirse y golpear a su nieto con el bastón para tratar de frenar el parricidio. Cuando levantaron el precinto policial, regresó a la casa para recoger unas pocas pertenencias. Hoy entierra a su hijo con el nieto en prisión.