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Diario de una obsesión: culpable de asesinato el hombre que embistió con su coche a la vecina que lo rechazó
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VEREDICTO POPULAR

Diario de una obsesión: culpable de asesinato el hombre que embistió con su coche a la vecina que lo rechazó

Un jurado popular declara culpable de asesinato con alevosía y agravante de género al hombre que acechaba a su vecina y simuló un accidente de tráfico para matarla. El veredicto llegó por mayoría tras un tenso juicio

Foto: Jose Carlos Eirín, declarado culpable del asesinato de Jéssica durante el juicio en la Audiencia de Pontevedra. (EFE/Salvador Sas)
Jose Carlos Eirín, declarado culpable del asesinato de Jéssica durante el juicio en la Audiencia de Pontevedra. (EFE/Salvador Sas)

Fue un acto de pura maldad. La escena: una joven de 29 años está parada, al volante de su Seat Ibiza, en un stop al borde de la N-550. Es un 17 de marzo de 2022, poco antes de las 9:30 horas y ella va camino del trabajo. Entonces, un Seat León, que circula a gran velocidad, acelera y embiste en perpendicular al vehículo de la chica, empotrándose justo contra la puerta de la conductora. Un impacto tan brutal que apenas le dejó un hilo de vida. La chica resistió 24 horas en coma y falleció en el hospital.

Ella era Jéssica Méndez Iglesias, una chica de Barro (Pontevedra). Él, José Carlos Eirín Iglesias, de 41, un vecino al acecho y, según dictaminó el jurado, a la postre su verdugo. Trató de disfrazar como un accidente de tráfico un crimen malicioso que fue la traca final del diario de su obsesión enfermiza. Un jurado popular acaba de declararlo culpable de asesinato con alevosía y agravante de género. El veredicto se leyó a las 13:00 horas de este martes, dos años después del crimen. Fue un veredicto casi unánime (7 votos a 2) en cuanto al relato del accidente. El jurado, tras deliberar durante varias horas desde el lunes, estimó que la obsesión del hombre fue medrando en su cabeza. La mató porque no era suya ni quería serlo. El jurado sí fue unánime en varios puntos de los que planteaba el veredicto: ella no pudo defenderse; fue la 'indiferencia' de la chica y el hecho de ser mujer, lo que movió a su asesino y no merece beneficiarse de la reducción de condena o indulto total o parcial.

El juicio contra José Carlos Eirín Iglesias había comenzado el lunes 11 en la Sala Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra. Culpable del asesinato con alevosía de Jéssica Méndez con agravante de género, la Fiscalía pedía para él una pena de 24 años de cárcel. No se considera un crimen machista porque nunca fueron pareja -ella le temía y lo evitaba- pero de los muchos testimonios y testigos (19) que han ido desfilando por la sala durante los cinco días de vista, se infiere que él estaba obsesionado con ella y que la mató, -expuso el Ministerio Fiscal- por una mezcla retorcida de celos, despecho y rencor, con el objetivo, todo ello, de evitar que pudiera ser feliz junto a su pareja, un hombre de su edad.

Foto: Roger Serafin R.V., asesino confeso de Elisa Abruñedo. (Cedida)

Jéssica era muy joven, apenas una niña cuando empezó a soportar los comentarios y miradas lascivas del vecino de su abuela, José Carlos Eirín, 12 años mayor, en la aldea de Constenla, en Barro (Pontevedra). Las familias vivían puerta con puerta y sus padres eran amigos desde hace tiempo, pero la relación se torció por la fijación de Eirín por la chica. No tardó en acecharla, llamarla desde números ocultos, seguirla o hacerse el encontradizo, según abundaron varios testigos. La observaba en el entorno de la vivienda, saltaba los muros y se ocultaba entre las viñas o agazapado en los resquicios.

La tensión llevó a las familias a cortar la relación e instalar cámaras de videovigilancia en la casa Méndez. Del descrédito y la incomprensión inicial, cuando creían que la chica exageraba, hasta una realidad nítida: la obsesión maliciosa. El padre de la víctima llegó a denunciar a Eirín ante la Guardia Civil porque sospechaba que le había rajado las cuatro ruedas del coche. Ni así aflojó el acoso.

"Acto intencionado"

La maldad del hombre se desbocó cuando la joven inició una relación con un joven de su edad y se fueron a vivir a Portas, a unos veinte minutos de la parroquia de Verducido. Un día, aceleró el coche, lo empotró a toda pastilla contra el Seat Ibiza de Jéssica y acabó con su vida.

Durante unos minutos pareció un accidente hasta que identificaron al conductor y la Guardia Civil pronto ató cabos. No había marcas de frenada y nada en la carretera que justificase el desvío del coche. El atestado reflejó que fue "un acto intencionado", con el que el acusado se sirvió de un vehículo a motor como arma. Así lo ratificaron en su informe y también los peritos y agentes que testificaron en el juicio. La Fiscalía concluyó que fue a por ella y la mató.

No admitió el crimen

El asesino nunca ha admitido el crimen y durante el juicio se declaró inocente. Entre los argumentos de su defensa, que una mezcla de medicamentos le ocasionó un microsueño al volante y que no sabía quién conducía el otro coche. "Un desgraciado accidente con un desenlace fatal", justificó Celestino Barros, el abogado defensor.

Fue un juicio intenso y mediático y con momentos de tensión; 19 testigos, 11 guardias civiles, cinco peritos y dos médicos forenses. Particularmente desgarrador fue el testimonio del novio de la víctima, Ismael, que relató cómo al llegar al punto del accidente apreció cómo el acusado -subido en la ambulancia- le dedicaba una sonrisa socarrona mientras la joven agonizaba. "Se rio de mí en mi cara", declaró.

Entre los muchos testimonios que desfilaron por la sala, destacó el de una joven que se detuvo a auxiliar en el lugar del accidente y que mostró su extrañeza por la frialdad del acusado, que fingió no conocer a la víctima. También llamó la atención la reprimenda del fiscal, Alejandro Pazos, a la madre y la hermana de Eirín, a las que puso bajo la lupa del perjurio.

placeholder Vecinos concentrados a diario ante la puerta de la Audiencia de Pontevedra. EFE/Salvador Sas
Vecinos concentrados a diario ante la puerta de la Audiencia de Pontevedra. EFE/Salvador Sas

Familiares y amigos de la chica han acudido cada día a la Audiencia con una pancarta en la que pedían "Xustiza para Jéssica". A la vez, increpaban al asesino cada vez que se abría la puerta del coche que lo trasladaba al banquillo de los acusados. Eirín no se inmutó. El veredicto cierra un caso que ha hecho sangrar de rabia a toda una parroquia, a todos quienes conocieron a Jéssica y la malsana obsesión de su asesino.

Fue un acto de pura maldad. La escena: una joven de 29 años está parada, al volante de su Seat Ibiza, en un stop al borde de la N-550. Es un 17 de marzo de 2022, poco antes de las 9:30 horas y ella va camino del trabajo. Entonces, un Seat León, que circula a gran velocidad, acelera y embiste en perpendicular al vehículo de la chica, empotrándose justo contra la puerta de la conductora. Un impacto tan brutal que apenas le dejó un hilo de vida. La chica resistió 24 horas en coma y falleció en el hospital.

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