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La americana que compró un castillo en Lugo para hacer caldo gallego
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Un palacio del siglo XV

La americana que compró un castillo en Lugo para hacer caldo gallego

De las montañas de Colorado a las de Cervantes (Lugo) hay 10.000 kilómetros. Los que acaba de recorrer Mónica para recoger las llaves de un palacio medieval que compró por Internet. El plan: una escuela de cocina gallega ligada al territorio

Foto: Palacio de Quindous en Os Ancares, Lugo. (Foto: Portal Think Spain)
Palacio de Quindous en Os Ancares, Lugo. (Foto: Portal Think Spain)

Érase una vez en Colorado City una norteamericana que se enamoró de un castillo en Os Ancares. Fue un flechazo virtual a través de las fotos de un portal inmobiliario especializado en casas de aldea. La propiedad medieval de Quindous llevaba más de una década en venta por poco más de 22.000 euros. Tanto le gustaba que se lo compró en remoto y viajó más de 9.000 kilómetros desde Arizona al pequeñísimo municipio de Cervantes, en la frontera oriental de Lugo, para verlo.

La propiedad ocupa 600 metros cuadrados en una finca que se extiende otros 6.000. Le hace falta una buena reforma, pero un castillo es un castillo y Mónica C., su flamante propietaria, ya tiene un plan. Llegó a Lugo a principios de enero escoltada por dos amigas de la infancia desde California, donde reside ahora, y con la ilusión de una niña con las llaves de un palacio de leyenda. Tiene por delante una larga rehabilitación para acondicionar sus más de 20 estancias y amasar su sueño: una escuela-residencia de cocina gallega para ligar un buen caldo y asustar al pulpo a feira para que se cueza al punto.

Un proyecto tan personal como singular para una vecina de las montañas de Arizona que no había estado nunca en Galicia, pero que ansía conservar sus tradiciones culinarias desde un reducto privilegiado, pero también frío y solitario, de la montaña gallega. Con tiempo planea abrir un restaurante.

En Cervantes hay poco más de 1.200 de vecinos repartidos entre 21 parroquias. Presumen de ser la cuna de los Saavedra, del linaje de Miguel de Cervantes, pero es más probable que su topónimo tenga su origen en tierra de ciervos. En sus 276 kilómetros cuadrados acumulan varias fortificaciones singulares: el castillo de Doiras, la fortaleza de Ferreira, la torre de Donís y el palacio de Quindous, que hasta hace menos de un siglo habitaron los marqueses de Sadurniño.

Al palacio no le falta detalle: planta rectangular y dos torres fortificadas con troneras de palo flanqueando la fachada principal que mira al Norte. Por tener, tiene hasta su escudo de armas sobre la puerta para identificar a sus últimos moradores, la familia Quindós, "fundada en esta montaña", reza la inscripción. Por si fuera poco, tiene un precioso patio interior con arcadas, "más grande que muchas plazas de pueblo" -tal y como se promocionaba para la venta-, y un tejado de pizarra gallega colocado como un puzzle artesanal para resistir temporales y nevadas.

placeholder Patio interior del palacio de Quindous, en Cervantes. (Cedida: Country Homes)
Patio interior del palacio de Quindous, en Cervantes. (Cedida: Country Homes)

Lo construyó Payo Quindós en el siglo XV y, desde 1949, presume de ser un Bien de Interés Cultural (BIC). Para llegar, hay que serpentear unos 9 kilómetros carretera arriba hasta un alto en la parroquia de San Xusto, desde donde el castillo domina el valle de con unas vistas envidiables de las montañas de Os Ancares, reserva de la biosfera.

Inicialmente, se puso en venta por medio millón de euros que acabaron rebajando a menos de la mitad en 2018 sus antiguos propietarios. Con todo, y aunque suena a ganga palaciega, todavía tardaría otros cinco años en venderse a través de Country Homes, la inmobiliaria familiar que Mark Adkinson, un inglés afincado en Rábade, y especializada en la compra venta de propiedades de aldea enfocadas a extranjeros. "Inmuebles con historia arraigados a su tierra para reencontrarte a ti mismo con viviendas que son planes de vida", resume Rosi Costoya, la gerente. No es el único palacio que ha vendido. No hace tanto, le han dado salida a dos pazos en Lalín: uno a un matrimonio francés y otro para una pareja de argentina e italiano.

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La venta de antiguos inmuebles de la Galicia rural e interior no es una anécdota, es un negocio creciente, como relata Jennifer Servia, de Housefulness. No hace mucho que le vendió un rancho en Moeche (A Coruña) a un biólogo belga que pujó contrarreloj por encima de un australiano, que quería la propiedad para criar caballos en una finca solitaria en medio de un valle junto al parque de As Fragas do Eume. Isabelle y Julien M., una pareja de surfistas franceses, acaba de comprarse una casa en la costa de Ferrol después de varios meses de búsqueda y varias familias y amigos de Holanda se han asentado en un núcleo rural de Cerdido (A Coruña). "Es un perfil de cliente que no necesita hipoteca porque tienen capital en efectivo y busca un estilo de vida más natural que les permita plantar y criar animales", explica Servia.

La aldea modelo de Muimenta

Sir David Alan Chiperfield (Londres, 1953) es uno de los arquitectos más reputados del mundo. En mayo del 2023 recogió en Atenas el premio Pritzker y cada vez que puede, se escapa con su familia a su casa de Corrubedo, un pequeñísimo pueblo costero asomado al Atlántico en Ribeira (A Coruña), por el que se pasea descalzo buscando conchas con su nieto Cy. Tal es el arraigo que tiene con Galicia que, con la ayuda de su esposa Evelyn y sus hijos, rehabilitó una tasca marinera, Bar do Porto, para darle una nueva vida como lugar de encuentro. También impulsó la creación de la Fundación RIA, una agencia independiente y sin ánimo de lucro para una planificación territorial estratégica.

Foto:  Vista de la bahía de Corrubedo. (Salva López)

Esta fundación está ejecutando la primera fase de un estudio para la rehabilitación integral de toda una aldea: Muimenta, en el concello de Carballeda de Avia, con la Xunta de Galicia como promotora. La aldea fue pasto de las llamas durante los incendios forestales del 2017, que calcinaron el 70% de la superficie del municipio. Para ayudar a revertirlo, la Xunta de Galicia acuñó el concepto de "aldea modelo". En la práctica es un instrumento legal (Ley 11/2021) articulado a través de la Axencia Galega para el Desenvolvemento Rural-Agader, que busca revertir el abandono y la despoblación fomentando la economía local. "Es fundamental que la experiencia de las aldeas modelo sea positiva para su población y se integren en la toma de decisiones. Las primeras actuaciones tienen que atender a sus necesidades prioritarias", explican desde la Fundación RIA.

Muimenta es la primera de muchas en el radar de la Consellería de Medio Rural. Hay otras 20 aldeas modelo gallegas con proyectos aprobados en O Incio, A Veiga, Quiroga, Pobra do Brollón, Toén, Sober ou Cualedro... Casi todas en las provincias interiores de Ourense (14) y Lugo (5) y tan solo una en las atlánticas: Ferreirós-Ames, en A Coruña, y Mouteira-Cotobade, en Pontevedra.

Érase una vez en Colorado City una norteamericana que se enamoró de un castillo en Os Ancares. Fue un flechazo virtual a través de las fotos de un portal inmobiliario especializado en casas de aldea. La propiedad medieval de Quindous llevaba más de una década en venta por poco más de 22.000 euros. Tanto le gustaba que se lo compró en remoto y viajó más de 9.000 kilómetros desde Arizona al pequeñísimo municipio de Cervantes, en la frontera oriental de Lugo, para verlo.

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