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"Obligamos a Fraga a sonreír": el cartel que convirtió al PP en el PNV gallego
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El teatro nacionalista

"Obligamos a Fraga a sonreír": el cartel que convirtió al PP en el PNV gallego

Cómo los populares ganaron las primeras autonómicas por sorpresa. Bajo el eslogan "Gallego como tú", el giro galleguista del partido de Fraga dejó sin espacio a los rivales. Cuatro décadas de hegemonía que el BNG trata de frenar

Foto: Ilustración con fragmentos del cartel electoral de AP en el 81. (Emma Esser)
Ilustración con fragmentos del cartel electoral de AP en el 81. (Emma Esser)
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En la lengua bemba, hablada en Zambia, no hay una palabra para decir SÍ y otra para decir NO, sino un SÍ que quiere decir SÍ y un SÍ que quiere decir NO.

El bemba gustaría mucho a los gallegos

Como contó el periodista argentino Juan Forn en Yo recordaré por ustedes, "la leyenda más popular de Zambia es la de Kalulu, un pillo que siempre está taladrándoles la cabeza al León y al Elefante, en el sempiterno duelo de ambos por el trono de rey de la jungla. Cada palabra que les murmura Kalulu al oído puede significar una cosa o su contraria o ambas a la vez, porque así es la lengua bemba".

Cuando uno pregunta en Galicia qué es el nacionalismo gallego, le pueden decir una cosa o su contraria, porque los gallegos son así, pero también porque su identidad es escurridiza y está en disputa. Los gallegos se sienten diferentes y tienen lengua propia, pero dan menos guerra a Madrid que catalanes y vascos. ¿Identidad fuerte y nacionalismo light? Como diría un zambiano de Pontevedra: sí, pero no.

Dos escenas sobre los límites del nacionalismo gallego para abrir boca.

1) El Periodo Especial cubano fue verdaderamente especial. Obligado a ampliar miras por el colapso del bloque soviético, Fidel Castro hizo contorsiones nunca vistas, como jugar al dominó y comer pulpo a feira con Manuel Fraga Iribarne, que se dice pronto, una de las mayores apoteosis de galleguismo nunca vistas: un doble viaje Cuba/Galicia en el que los estadistas siguieron las huellas de sus padres gallegos emigrados. Dicen que Fraga lloró visitando la casa cubana de su padre en Manatí; o el tremendo sentimento galego de un hombre que en el tardofranquismo no había mostrado grandes debilidades emocionales hacia el terruño. Aunque Castro recibió a Fraga en La Habana con honores de jefe de Estado, la verdadera naturaleza performativa del evento se reveló en un paseo por el casco de Santiago de Compostela, cuando el público empezó a gritar "Viva Cuba, revolucionaria" y Fraga les saludó entusiasmado…

placeholder Imagen del documental sobre la cumbre Fraga/Castro.
Imagen del documental sobre la cumbre Fraga/Castro.

Manuel Fernández-Valdés, director de un documental sobre la cumbre Fraga/Castro, calificó el supuesto galleguismo del viaje de "coartada sentimental". Estas claves nacionalistas ambiguas y folclóricas han sobrevolado cuatro décadas de reinado gallego del PP. ¿Más regionalismo que nacionalismo y más identidad cultural que política?

2) Luar es un legendario programa de la TVG, catedral del galleguismo musical, hito del entretenimiento nacional. En una imitación televisiva de Feijóo en la TGV, el actor Luis Zahera (As bestas) dijo de pitorreo delante de Feijóo: "En Galicia vemos Luar y votamos al PP, no trabajamos otra cosa".

Preguntado por este periódico por qué no existe un partido de derecha nacionalista igual que el PNV, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, contestó: "Por la habilidad que ya viene de la época de Manuel Fraga, de un PP sin complejos, que defiende la identidad de aquí, que es muy fuerte, y que no se entiende tan bien fuera".

Según contó a El País Pedro Puy Fraga, diputado y exportavoz parlamentario de Feijóo: "El PP gallego lo abarca todo en su capacidad de representar a la mayoría de una sociedad que hace compatibles un fuerte sentimiento autoidentitario con el español".

"El PP es el partido que más se parece a Galicia", añadió Rueda.

Convertido en el partido con más años de poder autonómico junto al PSOE asturiano, es fácil decir ahora que el PP es Galicia; más difícil era vaticinar, durante la Transición, que esto acabaría pasando. ¿Cómo la Alianza Popular gallega convirtió un SEAT Panda en un Ferrari?

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El fontanero

Los caminos del Señor son inescrutables. En 1971, Manual Fraga Iribarne ya no era ministro del tardofranquismo, pero maniobraba sin descanso para volver a la primera fila del régimen o a lo que viniera después. Ese año, Xosé Luís Barreiro, estudiante gallego en Madrid, fue detenido y llevado al Tribunal de Orden Público por participar en protestas antifranquistas. Las vidas de Fraga y Barreiro no parecían predestinadas a cruzarse, pero seis años después, en 1977, AP Galicia contrató a Barreiro de politólogo. Tres años después, y en plena crisis del partido, que venía de estamparse en las generales del 79 (6% de los votos y 9 escaños, cuatro de ellos en Galicia, eso sí, aunque la UCD sacó 20). Fraga dejó la estrategia electoral gallega en manos de Barreiro, que levantaba sospechas en el partido: "Para algunos era un rojo", recuerda ahora el politólogo, vicepresidente de la Xunta en los años ochenta.

"Esa campaña definió la realidad del país: el PP ganó todas las elecciones gallegas desde entonces. Ahí empezó todo"

Octubre de 1981: elecciones gallegas. Aunque Fraga aún no era el candidato a presidente de la Xunta (no lo fue hasta 1990), sí era la personalidad más conocida de AP, así que su cara apareció en muchos carteles electorales bajo el lema: "Gallego como tú", salido de unas notas enviadas por Barreiro a las agencias que diseñaron la campaña. Con parte de la derecha española opuesta aún al estado de las autonomías, y conocidas las pulsiones centralistas de Fraga, el eslogan galleguista levantó más de una ceja, pero funcionó. Para sorpresa de muchos, AP acabó ganando sus primeras elecciones importantes en España. "Cada vez hay más intromisión estatal en las autonómicas. Nosotros hicimos lo contrario en la campaña del 81: prescindir de los temas españoles calientes entonces (divorcio, aborto, unidad de España) y centrarnos en aquello sobre lo que sí teníamos competencias. Hicimos un programa muy gallego y muy amable. Esa campaña definió la realidad del país: el PP ganó todas las elecciones gallegas desde entonces. Ahí empezó todo", afirma Barreiro, que acabó abandonando el partido para sumarse al nacionalismo moderado de Coalición Galega.

Los aspirantes

Titular sacado de la actual campaña electoral. "Ana Pontón (BNG) se lanza a por los indecisos con un mensaje transversal: 'Hai moitas maneiras de sentirse galego". ¿Maniobra para ampliar la base del nacionalismo? ¿Alguien está llamando a la puerta del galleguismo como significante vacío en el que cabe todo? ¿Está en peligro el reinado del PP?

Lo repitió Ana Pontón en el minuto de oro del debate televisivo: "Les digo a todas esas personas que quieren una Galicia mejor que no importa lo que votasen en otras ocasiones. Hay muchas maneras de sentirse gallego y todas son necesarias para el cambio".

Anxo Quintana, vicepresidente de la Xunta la única vez que gobernaron PSOE y BNG, justificó en El País el suave giro narrativo del BNG: "¿Y nosotros por qué no vamos a ganar? ¿Qué razón metafísica hay para que el nacionalismo no pueda ganar en Galicia? ¡Pero si lo tenemos todo! Ana no habla para los militantes del BNG, habla para convencer a los que no lo son. Eso es hacer política".

placeholder Ana Pontón, candidata del BNG a la Xunta. (EFE)
Ana Pontón, candidata del BNG a la Xunta. (EFE)

El debate electoral en la TVG se convirtió en un mano a mano entre el PP y el BNG con el nacionalismo de fondo. Alfonso Rueda: "El BNG está haciendo una política de blanqueamiento... Es una sucursal B del independentismo en Galicia". Ana Pontón: "Su gestión no se sostiene y por eso quiere hablar de Cataluña. ¿Es Cataluña responsable de las listas de espera en Galicia? No, son ustedes".

Este choque de relatos sobre el nacionalismo gallego lleva abierto en realidad desde la muerte de Franco, solo que por primera vez el BNG amenaza en serio la hegemonía popular del relato, con su candidata a la cabeza de las valoraciones.

"El BNG no es solo nacionalismo, tiene una estructura organizativa fuerte y gran capacidad de resistencia y penetración social"

"El BNG es nacionalista, pero nunca fue independentista, ni en los estatutos ni en el discurso oficial, aunque haya sectores independentistas dentro… sin mando en plaza. Su discurso oficial es el del federalismo y aceptan el estatuto de autonomía, aunque les gustaría un estatuto de máximos. Sus postulados son nacionalistas, pero su discurso se mueve hacia la gestión, no tiene la dureza de otros tiempos. Están llegando a otros sectores, y no solo por la cuestión nacional: el BNG no es solo nacionalismo, tiene una estructura organizativa fuerte y gran capacidad de resistencia y penetración social. Lleva muchos años trabajando en el día a día de Galicia, haciendo oposición, y tienen el sindicato más potente de Galicia", cuenta el economista Miguel Anxo Bastos, profesor de la Universidad de Santiago, que empezó militando en el BNG y ahora defiende las posiciones anarco capitalistas.

"El nivel de reivindicación del BNG no es tan diferente al de los nacionalistas vascos y catalanes, es un partido soberanista, otra cosa es que el eco del nacionalismo en Galicia sea más bajo", matiza Xosé Manoel Núñez Seixas, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Santiago y autor de libros como Suspiros de España. El nacionalismo español, 1808-2018.

El partido alfa

Tras la Guerra Civil, el nacionalismo gallego vagó entre la represión y el exilio, recomponiéndose en los sesenta por la vía cultural, la defensa de la lengua y los movimientos sociales. Esos años, se fundaron la Union do Povo Galego y el Partido Socialista Galego, gérmenes rojos del Bloque Nacionalista Gallego. Pero la transición no sentó bien al nacionalismo gallego, que se pegó un "tortazo monumental" en las elecciones de 1977, teniendo que "ajustar unas demandas que la sociedad gallega veía demasiado radicales", según Núñez Seisas. El BNG se fundó en 1982, pero para entonces Alianza Popular ya estaba al mando del galleguismo. "AP asumió algunas reivindicaciones históricas del nacionalismo gallego en materia cultural y lingüística, frustrando todos los intentos locales de hacer un PNV o un CiU a la gallega. El nacionalismo gallego quedó entonces orillado a la izquierda en el BNG", recuerda Núñez Seixas.

"El BNG es un partido soberanista, pero el eco del nacionalismo en Galicia es más bajo"

La Alianza Popular gallega atrajo a nombres del "galleguismo burgués", como el primer presidente de la Xunta, el médico Gerardo Fernández Albor.

"Supieron entender la coyuntura", zanja Núñez Seixas, también porque al partido en Madrid le salían los números: en plena hegemonía nacional del PSOE de Felipe González, la temprana conquista de Galicia permitió a AP comenzar a acumular poder autonómico alternativo al felipismo. Primero, ganó Galicia; luego, en 1983, Baleares y Cantabria. La España de las autonomías ya no era tan mala idea para el conservadurismo español, pero llevó su tiempo.

Si en 1980 un sector de la derecha no estaba cómodo con el café para todos, tampoco parecía sencillo convencer a Fraga de envolverse en la bandera del galleguismo. Barreiro recuerda los argumentos que utilizó para convencerle:

"Le expliqué a Fraga que era absurdo presentarse a unas elecciones autonómicas con un discurso anti autonómico, más aún pretender ganarlas. Fraga, que no era muy de delegar, si lo hizo conmigo, pero con una advertencia: "Si ganamos las elecciones, ganamos los dos, si las perdemos, pierdes tú”. El caso es que dejó hacer, hasta le obligamos a sonreír en los carteles electorales, pose que entonces era incapaz de plasmar".

"Si ganamos las elecciones, ganamos los dos, si las perdemos, pierdes tú"

"El galleguismo histórico era más cultural que político; menos político desde luego que los nacionalismos catalanes y vascos. Cuando el galleguismo daba la batalla política, solía fracasar en las urnas. Teniendo claro que la identidad gallega era sobre todo cultural, galleguizamos el partido y dejamos sin espacio a los demás", zanja Barreiro.

Habla Bastos: "Los populares gallegos siempre tuvieron dos almas: una más galleguista y otra más urbana y españolista. La derecha española siempre ha tenido un componente regionalista, le gusta conservar los territorios y las tradiciones, de los carlistas a la CEDA. Yo creo que Fraga sí tenía el sentimiento galleguista. Además, el cargo hace a las personas: ya que soy presidente de la Xunta, voy a dar contenido al puesto. El partido de Fraga era medio regionalista, medio nacionalista, por eso nunca hubo PNV en Galicia, porque ya estaba el PP, que siempre fue más galleguista de lo que pedía el PP de Madrid, que no quería renunciar a ese voto", asegura Bastos.

placeholder La bandera de Galicia a media asta tras la muerte de Manuel Fraga. (EFE)
La bandera de Galicia a media asta tras la muerte de Manuel Fraga. (EFE)

Tras convertirse en presidente de la Xunta en 1990, Fraga ocupó todo el espacio político con un doble discurso: una identidad gallega fuerte, compatible con España, pero orgullosa del terruño. ¿El eslogan en su primera campaña como candidato? "O presidente para un gran Pobo". Pueblo con mayúsculas. El España una y no 51 en el vertedero de la Historia. Pero poca broma con el nuevo Fraga periférico: ganó tres elecciones con más del 50% de los votos, porcentaje no superado nunca después.

El primer eslogan del Fraga presidente, con su épica sobre el Pueblo gallego, contrasta con el del PP de Rueda en la actual campaña: "La Galicia que funciona". Menos sentimiento nacional y más tecnocracia.

Núñez Seixas cree que el PP actual es uno de los más dependientes del PP madrileño, con la actual campaña atravesada por el gusto por la fruta de Isabel Díaz Ayuso o la ley de amnistía. No es el único que piensa eso.

La entrevista

Rafael Cuiña, hijo de un histórico consejero de Fraga en la Xunta y miembro del ala galleguista del PP, dejó el partido hace una década y fue alcalde de Lalín (20.000 habitantes) con Compromiso por Galicia (galleguistas moderados). Hablamos con él.

PREGUNTA. Galicia fue el primer territorio que ganó Alianza Popular llegada la democracia. ¿Por qué?

RESPUESTA. No descubro nada nuevo si digo que la sociedad gallega era conservadora. Lo sigue siendo en parte, aunque ahora sea más liberal que antes. Algunas cabezas visibles de AP habían sido ministros aperturistas del tardofranquismo, estaban bien implantados en la sociedad gallega.

P. ¿Cómo de importante fue el giro galleguista para acabar logrando la hegemonía?

R. Fernández Albor, primer presidente de la Xunta, tenía conexiones con el galleguismo histórico, pero creo que la figura crucial fue Fraga, que se rodeó de consejeros afines al galleguismo.

P. A Fraga no se le conocía ese entusiasmo galleguista hasta que reinventó su carrera política en Galicia. ¿Oportunismo? ¿Se lo creía? ¿Fue un giro estratégico?

R. Yo recuerdo ver a Fraga defendiendo la pena de muerte en La Clave. ¿Qué quiero decir? Que Fraga evolucionó durante la democracia, sobre todo cuando volvió a casa. Fraga comprendía lo que era Galicia. Aunque los nacionalistas rebajaron el proyecto fraguista a "regionalista", Fraga asumió varias señales de identidad del nacionalismo gallego histórico.

"Desde tiempos de Fraga, el galleguismo moderado votó al Partido Popular, pero esto puede estar cambiando"

P. ¿Eso lo ha perdido el PP gallego actual?

R. Es otra generación, más dependiente de las políticas de Génova. También hay que tener en cuenta que ni Aznar se atrevía a llevar la contraria a Fraga. Mirar más hacia Madrid puede ser peligroso para el PP gallego, cuyas mayorías absolutas se completan con el voto de los galleguistas moderados, al que ahora apunta al BNG, decidido a pescar en esos caladeros con un discurso más transversal.

P. Antes hubo otros intentos de disputarle al PP ese espacio

R. En Galicia ha habido varios intentos de hacer un PNV a la gallega, un partido decisivo en Madrid, pero no fructificaron. Desde tiempos de Fraga, el galleguismo moderado votó al PP, pero esto puede estar cambiando. El BNG ha modulado su mensaje para que se sientan cómodos votándoles a ellos. El PP se equivoca al descuidar ese flanco.

Nunca había visto una campaña gallega tan estatalizada como la del 18-F. Los fontaneros del PP han decidido que es buena idea hablar de Bildu o de la amnistía en lugar de sobre Galicia, para captar a los indecisos y sembrar el miedo a una supuesta catalanización de Galicia si gana el BNG. Igual el PP se está liando.

En la lengua bemba, hablada en Zambia, no hay una palabra para decir SÍ y otra para decir NO, sino un SÍ que quiere decir SÍ y un SÍ que quiere decir NO.

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