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Santiago revive el crimen de Asunta para Netflix en plena fiebre por los 'true crime' diez años después
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Santiago revive el crimen de Asunta para Netflix en plena fiebre por los 'true crime' diez años después

El cadáver de la niña de 12 años apareció colocado en una carretera a las afueras de Santiago. Los culpables: Alfonso Basterra y Rosario Porto, sus padres adoptivos. Ella se suicidó en prisión. Él sigue dentro

Foto: Candela Peña caracterizada como Rosario Porto. (Netflix/Manuel Valdés)
Candela Peña caracterizada como Rosario Porto. (Netflix/Manuel Valdés)

Un parricidio siempre estremece (y genera audiencia). El asesinato de Asunta fue un crimen tan cruel y malicioso que conmocionó a toda España. Netflix lo sabe y estos días rueda en Santiago de Compostela una ficción inspirada en los hechos reales de aquel septiembre de 2013, retransmitido minuto a minuto hasta la detención de sus padres: Rosario Porto y Alfonso Basterra. El suceso volverá a revivirse en las pantallas en una miniserie de seis capítulos que se estrenará en la plataforma para 2024, pero no será la primera vez. La ciudad recuerda ahora aquellos días.

La triste historia de una niña deseada, adoptada en China siendo un bebé —de nombre Yông Fang—, y ejecutada con somníferos como un estorbo por sus padres, divorciados medio año antes y cansados de ejercer la paternidad. Abandonaron su cadáver atiborrado de lorazepam (27 pastillas), según el informe forense, en una pista forestal de Teo, donde un vecino la encontró a la 01:30 de la madrugada del 22 de septiembre del 2013, pocas horas después de que se denunciara su desaparición.

Dos días después, la Guardia Civil detuvo a Rosario Porto en el tanatorio de su hija. Su relato era inverosímil y las evidencias de que estuvo con ella hasta su muerte, irrefutables. Tres días más tarde, ya habían reunido pruebas para detener al padre, que fue más hábil en disimular y que presumiblemente quería tenderle una trampa a su exmujer y cargarla con toda la culpa. Calculó mal. Los investigadores probaron que fue él quien se encargó de recopilar cajas de Orfidal durante meses en las farmacias de la zona, acompañó a su hija ya drogada esa misma tarde a la calle y fingió buscarla después ante de las cámaras de seguridad que tenía perfectamente controladas en su barrio.

Ella es Rosario. Abogada caprichosa e inestable a la que dará vida la actriz Candela Peña. Le molestaba una preadolescente en su nueva relación. Una niña despierta que ataba cabos. Las motivaciones de él, Alfonso Basterra, interpretado por Tristán Ulloa, serían todavía más oscuras. Fotos inquietantes de su propia hija en un ordenador que trató de resetear junto a mucha pornografía asiática —corroboran fuentes de la investigación— y una niña sagaz que, en su inocencia, empezaba a sospechar y a comentarle a sus profesoras de música que sus padres la engañaban con polvos blancos para una alergia que no tenía diagnosticada. Su somnolencia profunda y recurrente no era casual.

Foto: ¿Qué le ocurrió a Asunta Basterra? Lo que se sabe e incógnitas 10 años después del crimen. (EFE/Archivo Lavandeira Jr)

Diez años después de aquel 21 de septiembre de 2013 perviven muchas incógnitas que ni la investigación ni el juicio pudieron despejar más allá del veredicto unánime y contundente del jurado popular contra Alfonso Basterra Camporro y Rosario Porto Ortega, coautores de un delito de asesinato con los agravantes de alevosía y parentesco. Tres días se tardó en acordar el fallo dos años después del crimen: 18 años de cárcel a cada uno. Una sentencia de la Audiencia Provincial de A Coruña, confirmada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) y ratificada por el Tribunal Supremo, rechazando todos los recursos a apelaciones que interpusieron Basterra y Porto. A pesar de la contundencia de las pruebas, ambos se declararon inocentes y mantuvieron un pacto de silencio con asombrosa frialdad después de fingir la desaparición de su hija, a la que drogaron al menos tres meses, de acuerdo al sumario del caso.

El despacho del penalista ferrolano Ricardo Pérez-Lama representó a la acusación popular en el caso Asunta, a través de la asociación Clara Campoamor para velar por que se hiciera justicia para la menor, la víctima. Víctima de sus propios padres y huérfana de abuelos u otra familia que pudiera protegerla. "Hay una certeza probada de la coautoría de los padres en el asesinato de la niña", resaltan fuentes del caso. ¿El móvil? "Es un elemento subjetivo difícil de valorar que solo Basterra conoce y que probablemente no desvelará".

La niña bien y el exmarido sin nada

Rosario Porto era una niña de bien de Compostela, relata una vecina de sus padres en Cacheiras (Teo), a la que todavía le escama la muerte "muy rara, muy rara" de los dos padres octogenarios, con pocos meses de diferencia, entre 2011 y 2012. Primero ella, y luego él. Rosario era la hija —y heredera— única de Francisco y Socorro, un abogado y una catedrática de Historia. De ellos recibió la mejor educación, el dinero y los contactos. Eran personas cultas, conocidas y bien relacionadas que adoraban a su nieta Asunta. De ellos, Rosario lo heredó todo. Varios pisos en Santiago y casa de verano en la ría de Arousa, pero fracasó en la venta del chalé de Cacheiras en el que asfixiaron a su hija, hoy transformada en una casa okupa.

Foto: Asunta Basterra apareció muerta en 2013, dos años después la Justicia determinaba que los padres adoptivos eran los culpables (EFE)

Unas de las vías que la investigación quiso explorar fue analizar la muerte de los dos ancianos. A las sospechas de los investigadores se unió una carta manuscrita y anónima, que nunca se desveló, pero que llegó hasta la Audiencia, indican fuentes bien conocedoras del caso. Relataba que las muertes consecutivas de los padres de Rosario no ocurrieron de forma natural. No se pudo probar porque ambos habían sido incinerados con celeridad.

La madre adoptiva de Asunta tenía un temperamento errático. Amagó con suicidarse desde que entró en prisión. Pasó por los penales gallegos de Teixeiro (A Coruña) y A Lama (Pontevedra) y a pesar de los protocolos de instituciones penitenciarias, logró quitarse la vida en la cárcel de Brieva (Ávila). Usó un cinturón de la bata que ató a la ventana y su cuerpo apareció ahorcado en su celda la mañana del 18 de noviembre del 2020.

Alfonso Basterra se licenció en Periodismo en Pamplona y escribía más bien poco en un periódico local. Abandonó su profesión para volcarse en el cuidado de la niña, cuenta un antiguo compañero de la redacción. No tenía ingresos y su situación se complicó con el divorcio tras 17 años de matrimonio, ya que dependía de una exmujer, que lo dejó fuera del testamento en el que repartió propiedades entre sus abogados y una prima lejana.

Foto: Rosario Porto y Alfonso Basterra, los padres condenados por el asesinato de su hija, Asunta. Foto: Efe

Basterra ha cumplido la mitad de la pena en la cárcel de Teixeiro (9 de los 18 años), donde se ocupaba de la biblioteca, pero todos los permisos le han sido denegados. Un incidente con un preso ruso lo ha llevado del mejor al peor módulo de la prisión en la que debe permanecer hasta 2031, aunque podría salir de permiso a partir del 2025. "Si tiene pensado poner un pie en Santiago ya te digo que no le será fácil pasar desapercibido porque este asesinato lo llevamos muy dentro. Mira, me pongo mala solo de pensar en cruzármelo", explica una dependiente de una tienda de la calle Doctor Teixeiro, donde vivía la pareja con Asunta. Mientras, Netflix rueda en las calles y recrea el paso de Rosario Porto con su hija Asunta en el viejo Mercedes por la gasolinera Galuresa, camino del chalé de Teo. Fue la última imagen de la niña con vida. Su madre había dicho que la dejó sola en casa haciendo los deberes. La cámara demostró que mentía y ahí comenzó su fin. Y el final de Asunta.

La fiebre por los true crime ha devuelto el caso Asunta a la pequeña pantalla. La historia no es nueva para la plataforma. Ya lo hizo en 2017 como documental en los cuatro episodios de El Caso Asunta (Operación Nenúfar) de Bambú Producciones con fotos privadas de la víctima y sus asesinos, y testimonios de los investigadores que se han recuperado para construir el guion con Candela Peña y Tristán Ulloa.

Un parricidio siempre estremece (y genera audiencia). El asesinato de Asunta fue un crimen tan cruel y malicioso que conmocionó a toda España. Netflix lo sabe y estos días rueda en Santiago de Compostela una ficción inspirada en los hechos reales de aquel septiembre de 2013, retransmitido minuto a minuto hasta la detención de sus padres: Rosario Porto y Alfonso Basterra. El suceso volverá a revivirse en las pantallas en una miniserie de seis capítulos que se estrenará en la plataforma para 2024, pero no será la primera vez. La ciudad recuerda ahora aquellos días.

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