Aragonès ultima un pacto con el PSC para salvar los últimos presupuestos de su mandato

Pere Aragonès ultima un acuerdo con el PSC para salvar los últimos presupuestos de la Generalitat de esta legislatura, los del año 2024, según explican fuentes de los socialistas catalanes y del Palau. La propia portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ya advirtió esta semana de que el pacto para las cuentas de la Administración catalana es “cuestión de días”.

Los presupuestos de la Generalitat de 2023 se aprobaron con el respaldo de ERC, PSC y los comunes. Ahora, Aragonès quiere repetir la fórmula, ya que los socialistas y los republicanos tienen 33 votos cada uno y necesitan 68. Precisan de los comunes, pero los de Jèssica Albiach exigen el veto definitivo al proyecto del Hard Rock Cafe, un gigantesco hotel casino en Tarragona que lleva 10 años paralizado.

La apuesta margina a JxCAT, que no solo no ha encajado con el resto de socios, sino que con sus diversos bandazos con las declaraciones de independencia o la amnistía se ha convertido en un socio poco fiable. A diferencia de Pedro Sánchez en el Gobierno, el president de la Generalitat puede escoger.

Aragonès ha hecho un llamamiento a los comunes en la última sesión de control del Parlament. "¿Debemos sacrificar el presupuesto más alto de la historia para el Departamento de Educación por las diferencias legítimas que puedan tener sobre un proyecto muy concreto que no es inmediato, pero que tiene mayorías en el Parlament? ¿Sacrificaremos todo esto por un proyecto que no se puede cambiar? Es el momento de la responsabilidad", declaró.

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Fuentes del sector inmobiliario aseguran que en realidad la Generalitat ya ha sentenciado el proyecto. Hay un informe negativo del Departamento de Acció Climàtica que paralizaba la aprobación del nuevo planeamiento por incumplir una serie de criterios medioambientales. Desde entonces, la Generalitat insiste en que está trabajando para retocar el texto y subsanar esas deficiencias, pero lo cierto es que la aprobación del plan director urbanístico continúa sin fecha un año después. El plan de la Generalitat pasaría primero por conseguir las cuentas y luego enterrar un proyecto que nunca le ha gustado a ERC.

Pero los comunes tendrían que dar su apoyo a la ley de presupuestos sin la garantía de que esto vaya a pasar. Ni siquiera que la Generalitat se pronunciase al respecto en una fase inicial. Como garantía, piden una partida de 1.000 millones de euros para políticas de vivienda y una regulación específica de los alquileres de temporada.

En cambio, el PSC ya descuenta que el Hard Rock Cafe pueda caerse. De hecho, uno de los problemas internos es que los compromisos que acordaron con Aragonès para los presupuestos de 2023 no se cumplieron, incluyendo el propio proyecto.

Mirando a 2025

Los de Salvador Illa ven los presupuestos de 2024 como el último sacrificio antes de las elecciones de febrero del año próximo. Un gesto más de responsabilidad política de un líder de la oposición que aspira a presidir la Generalitat, pero que es consciente de que tendrá que gobernar con el apoyo de los republicanos.

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Además, se trata también de facilitar que Sánchez pueda contar luego con los votos de los siete diputados de ERC en el Congreso para los presupuestos generales del Estado. Estos últimos están en el alero, por la presión de JxCAT sobre la ley de amnistía, que está retrasando las cuentas. Pero el PSC ya ha logrado su contrapartida con el apoyo parcial de los republicanos en el Ayuntamiento de Barcelona para que Jaume Collboni encuentre una vía para aprobar sus cuentas.

La sequía

Para los socialistas catalanes, aprobar los presupuestos de la Generalitat va a tener poco coste político. Su rival en las elecciones es Pere Aragonès, según las encuestas, y consideran que donde se la juega es en la sequía. El Ejecutivo de ERC lo ha apostado todo a que llueva en abril. Y si no es así, el presidente catalán difícilmente podrá renovar su cargo con la población sometida a serias restricciones que podrían comenzar en diciembre.