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"Pisos enanos por un pastón": tres historias de jóvenes que desconfían del tope al alquiler de Cataluña
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LA INDEPENDENCIA UTÓPICA

"Pisos enanos por un pastón": tres historias de jóvenes que desconfían del tope al alquiler de Cataluña

La medida que limitará los precios en 140 municipios de la región echa a andar, pero los jóvenes tienen dudas sobre su aplicación: "Nos obligará a aceptar contratos precarios"

Foto: Pisos y viviendas en Barcelona. (Joan Mateu Parra)
Pisos y viviendas en Barcelona. (Joan Mateu Parra)

Marina González es enfermera, trabaja en la industria farmacéutica y tiene un buen sueldo. A sus 25 años ha querido independizarse. Por fin tiene la estabilidad económica para volar del nido, pero su problema es el lugar. Vive en Barcelona. Para hacer frente a los elevados precios de la capital catalana, decidió empezar a buscar piso junto a dos compañeras con condiciones laborales similares. Entre las tres se pusieron un presupuesto de 1.500 euros, aunque no ha sido tan fácil.

Cataluña aborda el límite del alquiler con un tope que pidió la Generalitat y que estará sujeto al índice de precios de referencia del Ministerio de Vivienda a partir de la media entre las rentas de cada zona. De esta manera, la Administración prevé poder controlar lo que considera subidas abusivas de los precios en los últimos años. Según anunció la consellera de Territorio, Ester Capella, el índice se publicará de forma inminente este mes. A partir de ahí y una vez el Ministerio dé el visto bueno a los 140 municipios que el Govern ha identificado como "tensados", se podrá poner en marcha la nueva normativa de limitación del precio.

Las áreas declaradas como tensas son aquellas en las que la carga media del coste del alquiler o hipoteca más los gastos y suministros básicos supera el 30% de los ingresos medios. O aquellas cuyo precio haya experimentado un crecimiento de tres puntos respecto de los datos de la comunidad autónoma. En estas zonas, los nuevos contratos no podrán superar el precio del último contrato vigente y los grandes tenedores no podrán alquilar por cifras superiores al índice de referencia del ministerio.

Uno entre un millón

El caso de Marina es excepcional, ella misma lo reconoce: "Tuvimos mucha suerte". Han conseguido un piso de 100 metros cuadrados en el centro de Barcelona, en la zona de Sagrada Familia, con tres habitaciones de matrimonio, dos baños, salón y oficina, por 1.300 euros. Poco más de 400 euros por cabeza al mes.

Foto: Javier Torres, presidente de Sareb.

La enfermera reconoce que no se ha tratado de un proceso fácil, más bien caótico. Encontrar un alquiler asequible y un piso decente en Barcelona hoy en día es una auténtica odisea. Precios por las nubes y oferta muy limitada: "Nuestro piso recibió otras 500 ofertas".

"Vimos pisos enanos por los que te pedían un pastón" explica. Un ejemplo que encontraron las jóvenes es un piso en la zona alta de Barcelona. Pedían 1.500 euros mensuales por un piso de 60 metros cuadrados, con tres habitaciones individuales y una cocina minúscula, “un cubículo en el que solo cabía una persona” y donde no había posibilidad alguna de encajar una lavadora.

El desencanto del bono joven

"El bono joven del alquiler no me ayuda porque mis ingresos son superiores a 25.200 euros, no es realista". Fidel S. tiene un trabajo estable, unos ingresos fijos y la voluntad de independizarse en Barcelona: "He llamado a estudios de 40 metros y me piden 1.200 euros sin electrodomésticos", explica agobiado, e insiste en que los requisitos de las inmobiliarias son "insostenibles".

"Con un sueldo de 50.000 euros anuales no puedo independizarme en Barcelona", explica Fidel: "Llamas a cualquier portal de alquiler y te dicen que tienes que cobrar el triple de lo que vale un piso". Al joven le gustaría vivir solo, y por su trabajo ha de vivir en Barcelona, pero insiste que el mercado le condiciona: "Solo hay dos opciones si quieres independizarte, irte a una habitación o irte con tu pareja o amigos".

"La solución no es topar el alquiler, es construir nueva vivienda, potenciar otras zonas", analiza David, un joven de 28 años que ha renunciado finalmente a encontrar piso en la capital catalana y busca en el área metropolitana. Aunque se trata de municipios diferentes a Barcelona, esa zona también está considerada tensionada.

Recelo frente al alquiler temporal

Otro de los puntos más conflictivos de este tope es el miedo a que tenga el efecto contrario al deseado, que se contraiga la oferta y la demanda no baje. Entre los potenciales arrendatarios existe una preocupación por el incremento de los alquileres temporales, una forma de esquivar la normativa que entrará en vigor mediante contratos de 11 meses a renovar cada año.

"Nos obligará a aceptar contratos precarios porque no hay otra opción", explica Fidel S. Una menor oferta puede llevar a que más viviendas se retiren del mercado y que las viviendas ofertadas disminuyan. Los propietarios alquilarán menos y esperarán a tener más seguridad jurídica. Mientras tanto, los jóvenes que buscan desesperadamente acceso a la vivienda tendrán que aceptar contratos inciertos de hasta 11 meses (límite del contrato de alquiler temporal), con menos seguridad jurídica y arriesgándose a construir un hogar en un lugar del que les pueden echar al cabo de unos meses.

Marina González es enfermera, trabaja en la industria farmacéutica y tiene un buen sueldo. A sus 25 años ha querido independizarse. Por fin tiene la estabilidad económica para volar del nido, pero su problema es el lugar. Vive en Barcelona. Para hacer frente a los elevados precios de la capital catalana, decidió empezar a buscar piso junto a dos compañeras con condiciones laborales similares. Entre las tres se pusieron un presupuesto de 1.500 euros, aunque no ha sido tan fácil.

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