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Cambio de liderazgo

Sectores de ERC quieren que Junqueras dé un paso al lado como Otegi en el País Vasco

Mientras importantes militantes de Girona se dan de baja, algunas corrientes internas quieren preparar la formación para un eventual futuro bipartito con el PSC

Foto: El presidente de ERC, Oriol Junqueras. (EFE/Enric Fontcuberta)
El presidente de ERC, Oriol Junqueras. (EFE/Enric Fontcuberta)

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no se libra de la crisis. Mientras las familias de JxCAT andan a la greña, la situación empeora por momentos dentro de la casa de Oriol Junqueras. Los distintos grupos que anidan en el partido republicano se plantean importantes cambios a medio plazo, pero urgen a tomar decisiones inmediatas para las elecciones autonómicas previstas para primeros de 2025, pero que podrían adelantarse a 2024.

Las encuestas que les pronostican una bajada o, como mal menor, un estancamiento, mientras el PSC avanza, son un motivo de nerviosismo que provoca recelos en algunas de las corrientes internas. Y hay que preparar el partido para tomar decisiones que Junqueras nunca permitiría. Durante las últimas semanas, ha habido movimientos internos en ERC que les han permitido calibrar la situación. Grupos de distinta orientación política que anidan dentro del partido han puesto en la picota al líder, Oriol Junqueras, que ya lleva más de una década con las riendas de Esquerra en su mano.

“Hay un clamor común, que es que debe dar un paso al lado, como han hecho recientemente otros dirigentes como Arnaldo Otegi en el País Vasco. Hay un relevo en otros partidos de dirigentes que llegaron después que él. Y ya va siendo hora de que dé un paso al lado. No decimos que se retire, pero sí que ceda el testigo, como hacen otros”, cuenta a El Confidencial una fuente interna que conoce bien la galaxia republicana.

Foto: El presidente de ERC, Oriol Junqueras, durante el consejo nacional del partido, el pasado 12 de noviembre. (EFE/Enric Fontcuberta)

Hasta el momento, Junqueras ha ejercido un férreo control de Esquerra, colocando en los lugares clave a sus personas de confianza. Tras su paso por prisión, y después de que Pere Aragonès asumiese la presidencia de la Generalitat, el líder republicano perdió cuota de poder y se evidenciaron fricciones en la cúpula. Estas fricciones fueron motivadas por el hecho de que Aragonès ha ejercido de president sin supeditar sus decisiones al parecer de Junqueras, especialmente durante el año y medio que gobernó en comandita con JxCAT. La tirantez entre ambos llegó a crear algunos problemas internos dentro de ERC, que fueron solventados de manera discreta para no erosionar al president.

Bajas en Girona

Pero ahora aparecen otros problemas con las bases. De hecho, en los comicios internos para elegir las cúpulas locales se evidenciaron desavenencias entre la estructura oficialista del partido y las bases: en Tarragona y Barcelona capital, el divorcio entre la cúpula y las bases se hizo más que evidente. En la poderosa Federación de Barcelona, ganó la oficialista Eva Baró frente a la favorita de los sectores históricos, Patrícia Gomà, aunque con un severo voto de castigo, por solo 23 votos, es decir, acabaron 365 a 342. Este ajustado resultado es un síntoma de la división interna y delata el divorcio entre las bases y la cúpula.

Los problemas territoriales se le complican a Junqueras. El exalcalde de Torroella de Montgrí Josep Maria Rufí, uno de los puntales republicanos en las comarcas de Girona, dejó la militancia de Esquerra hace apenas dos meses en medio de una grave crisis interna tras 42 años en el partido. No ha sido el único: el exdiputado Francesc Canet también dejó el partido.

placeholder Oriol Junqueras. (EFE/Quique García)
Oriol Junqueras. (EFE/Quique García)

A estas importantes bajas se suma el malestar de exdirigentes con la deriva interna de la formación. Nombres como Alfred Bosch (que había sido alcaldable por Barcelona y consejero de Exteriores, otrora hombre de confianza de Junqueras) están ahora alejados de la línea oficialista y se muestran críticos con la estrategia del líder republicano.

“Hay malestar con la dirección y queremos que haya más comunicación con la cúpula y que se escuche más a la militancia. Esquerra es hoy un hervidero y hay reuniones multilaterales entre distintas corrientes que se sienten igualmente menospreciadas por la cúpula de Junqueras”, explican las fuentes internas a El Confidencial. De hecho, Oriol Junqueras se ha distinguido por cortar cabezas a diestro y siniestro cuando alguien ya no le servía para lograr sus intereses. Y eso es una actitud que reprochan a su presidente.

La habilidad del dirigente republicano, sin embargo, ha sido haber desarbolado a las familias internas del partido. Aun así, ese malestar ha hecho que se haya ido instalando en la formación un cierto espíritu crítico que ha acabado por poner en evidencia el poder de la cúpula, y la votación para elegir a la dirección de la Federación de Barcelona es un ejemplo de ello. Ahí, las corrientes escoradas hacia el independentismo más radical, como el Collectiu Primer d’Octubre, los grupos históricos y los más federalistas han acabado votando al unísono contra la candidata de Junqueras, que ganó por los pelos. Ha sido solo un aviso a navegantes.

Un bipartito con el PSC

“Es cierto que no hay en estos momentos un líder capaz de aglutinar a las diferentes corrientes. Pero si Junqueras da un paso al lado, nos conformaríamos con que tomase las riendas el propio Pere Aragonès. No es un cheque en blanco. Se trataría solo de un periodo de transición hasta que se pudiese elegir una cúpula totalmente nueva que iniciase una nueva etapa en el partido. Aragonès podría estar una legislatura, por ejemplo. Y, a partir de ahí, sería el principio de una nueva era, en la que hay que clarificar las ideas, establecer una estrategia muy clara y diseñar una hoja de ruta sin sobresaltos y sin brindis al sol”, explican las fuentes.

Foto: Aragonès, Junqueras y Rufián, la noche electoral de las generales. (EFE)

El cambio de Aragonès por Junqueras, además, podría servir para alimentar la esperanza de un gran bipartito entre PSC y ERC tras las próximas autonómicas. El acuerdo con los socialistas en Barcelona se ve muy difícil con Junqueras manejando las bridas de la formación. “Con Aragonès, sería mucho más fácil llegar a acuerdos. Con los números que tenemos en la mano hasta ahora, entre el PSC y ERC tendríamos una mayoría absoluta en el Parlament, con lo que se podría consolidar un bipartito para gobernar sin problemas la próxima legislatura. Pero con Junqueras en la cocina de Esquerra, ese pacto es mucho más difícil, por no decir imposible”.

La apuesta está en la mesa. El ambiente interno de Esquerra es cada día más burbujeante. Las familias piden un cambio de dirigentes, porque “la presencia de Junqueras y su equipo se convierte, en ocasiones, en un inconveniente y resta más que suma. Por tanto, hay que renovar caras, mensajes y estrategias. Hemos de dar por superada esta etapa, aunque eso no pasa necesariamente por el entierro de Junqueras. Nadie quiere hacerlo desaparecer, sino simplemente que deje pasar a otros y a él ponerlo en un lugar en el que se visualice que se le agradecen los servicios prestados”.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no se libra de la crisis. Mientras las familias de JxCAT andan a la greña, la situación empeora por momentos dentro de la casa de Oriol Junqueras. Los distintos grupos que anidan en el partido republicano se plantean importantes cambios a medio plazo, pero urgen a tomar decisiones inmediatas para las elecciones autonómicas previstas para primeros de 2025, pero que podrían adelantarse a 2024.

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