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Junqueras exigió a Moncloa un gesto para reivindicarse frente a Puigdemont
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INVESTIDURA

Junqueras exigió a Moncloa un gesto para reivindicarse frente a Puigdemont

El líder de ERC, molesto por las "mandangas con Junts", recordó que sus votos son igualmente necesarios. La negociación de la investidura entra en la recta final tras la llamada de Sánchez a los republicanos

Foto: El presidente de ERC, Oriol Junqueras. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El presidente de ERC, Oriol Junqueras. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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Mayo de 2019. Pedro Sánchez aspira como hoy a cerrar una mayoría parlamentaria suficiente para reeditar su mandato. ERC es también necesario. Su líder, Oriol Junqueras, está en prisión, pero acude a la sesión constitutiva de las Cortes con un permiso penitenciario. Estrecha la mano del presidente en funciones en un gesto de cortesía mutua. “Hay que hablar”, le traslada el republicano ante una nube de flashes. La conversación pendiente se ha demorado cuatro años. Sánchez y Junqueras no habían cruzado palabra hasta este miércoles, según confirman fuentes del entorno del catalán. En este tiempo, el interlocutor de la Moncloa ha sido el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, con quien tanto el socialista como sus emisarios han tenido un canal de comunicación constante.

¿Qué ha cambiado? La respuesta está en la reaparición de Carles Puigdemont en la escena política. El resultado de las urnas el 23 de julio hizo del prófugo un interlocutor indispensable para ahormar una investidura con al menos 176 votos. ERC dejaba de ser la fuerza hegemónica. JxCAT se ha colocado en el centro de la ecuación y Junqueras se ha sentido desplazo. El republicano hizo llegar a la Moncloa la importancia de tener un “gesto” con ERC que evidenciara que ha sido Junts el que se ha sumado a la vía que su partido abrió hace años. Junqueras no olvida “los sacrificios” ni los gritos de “traidor”. En los últimos días, compartía con sus amigos el “malestar” por cómo se estaba escribiendo el relato de la negociación de la amnistía: “No le gustaban las mandangas que se traían con los de Junts”.

En la cabeza de Junqueras estaba el precedente de la negociación del Estatut de 2006. Carod-Rovira trabajó con el PSC de Pasqual Maragall para poner en marcha una reforma que CiU boicoteó acusando a los republicanos de falta de ambición. Meses después, Artur Mas cerró con José Luis Rodríguez Zapatero el texto que acabaría recortando el Tribunal Constitucional. ERC se sintió engañada y se posicionó en contra del nuevo texto bajo el argumento de que “Cataluña merece más”. El ninguneo llevó en aquella ocasión a los republicanos a romper la baraja. Ahora la sangre no ha llegado al río, pero sí se ha escuchado a Junqueras advertir de que el PSOE podría encontrarse con “una sorpresa” si no les “cuidaba”.

La llamada de Sánchez es un reconocimiento a Junqueras en sí misma tras la visita de la vicepresidenta Yolanda Díaz a Bruselas para entrevistarse con Puigdemont. “Aquí han hablado los jefes”, precisan desde la formación republicana. Además de la puesta en escena, también se ha pactado con la Moncloa el mensaje a trasladar. De ahí que el PSOE haga hincapié en que el presidente le ha agradecido el apoyo del grupo de ERC durante la pasada legislatura para lograr “importantes avances políticos y sociales”. El exvicepresidente de la Generalitat buscaba que se pusiera en valor el “diálogo” como fórmula para avanzar en su proyecto para Cataluña después de los ataques de Puigdemont.

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (d), se reúne con el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián (i). (EFE/Javier Lizón)

ERC se ha visto penalizada en las urnas por su estrategia de convertirse en la muleta de Sánchez, y ante una previsible convocatoria electoral para 2024 en Cataluña necesita rentabilizar su papel frente a Junts en la negociación de la investidura. Junqueras y Puigdemont aspiran a ser candidatos y medirse como tótems del soberanismo si los tiempos para la amnistía, que será recurrida ante el Constitucional, se lo acaban permitiendo. Los republicanos necesitan, por un lado, colgarse la medalla de haber sido los pioneros. Y, por otro, que sobre el tablero no solo esté la amnistía, sino también un horizonte para el referéndum. Ayer, el portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, lo puso como condición para votar a Sánchez, pero en privado en la cúpula de ERC reconocen que es una posición de máximos que se modulará.

Junqueras siempre ha apostado por una votación para la autodeterminación “a largo plazo”. Son conscientes de que Sánchez no puede “ni quiere” abrir ese melón en estos momentos. El plan pasa por que se retome la mesa de negociación bilateral de 2020, donde se contemplaba que “las medidas en que se materialicen los acuerdos serán sometidas, en su caso, a votación democrática a través de consulta a la ciudadanía de Cataluña”. Al igual que con la amnistía, cuya propuesta está ya casi cerrada tras ser validada por ERC y pendientes del visto bueno de Puigdemont, se hará un redactado sobre el referéndum que cumpla las expectativas de la Moncloa y de los independentistas.

La conversación telefónica entre Sánchez y Junqueras se interpreta como un paso de gigante para cerrar el acuerdo que permita hacer presidente al socialista a principios de noviembre. “Ahora sí que está hecho”, asegura una fuente de ERC que sitúa en la recta final los contactos, donde percibe "mucha prisa" por parte de los emisarios del prófugo. El timing pasa por que un representante de los socialistas se vea con Puigdemont en los próximos días. Todo apunta a que será el secretario de Organización, Santos Cerdán, bregado en las trastiendas. La incógnita es si el prófugo también querrá recibir una llamada del teléfono rojo de la Moncloa.

Mayo de 2019. Pedro Sánchez aspira como hoy a cerrar una mayoría parlamentaria suficiente para reeditar su mandato. ERC es también necesario. Su líder, Oriol Junqueras, está en prisión, pero acude a la sesión constitutiva de las Cortes con un permiso penitenciario. Estrecha la mano del presidente en funciones en un gesto de cortesía mutua. “Hay que hablar”, le traslada el republicano ante una nube de flashes. La conversación pendiente se ha demorado cuatro años. Sánchez y Junqueras no habían cruzado palabra hasta este miércoles, según confirman fuentes del entorno del catalán. En este tiempo, el interlocutor de la Moncloa ha sido el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, con quien tanto el socialista como sus emisarios han tenido un canal de comunicación constante.

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