JxCAT calla ante el primer incumplimiento de Sánchez con el catalán en Europa

Primera sangre es el nombre que usan los conductores del metro de Nueva York cuando atropellan a alguien. La frase se refiere a algo importante, pero que seguirá pasando. JxCAT calla ante el primer incumplimiento de Pedro Sánchez en sus pactos de investidura. El partido que presumía de “cobrar por adelantado” ha visto cómo el catalán no será oficial en Europa. El Consejo de Asuntos Generales de la UE no ha votado la cuestión, no ha hecho un debate profundo y ni siquiera ha contado con la presencia del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que ha priorizado organizar el viaje a Marruecos que hará la semana que viene. Era la última oportunidad durante la presidencia española en Bruselas. Primera sangre.

JxCAT no ha puesto el grito en el cielo ante una situación más que evidente. Más bien ha obviado el problema, consciente de que necesita preservar la amnistía, cuya ley se ha empezado a tramitar este martes en el Congreso.

Carles Puigdemont ha escrito un largo post en la red social X sobre la cuestión y ha lamentado el escaso entusiasmo del lobby español por la oficialidad del catalán. Con un matiz respecto a otras ocasiones. “He valorado positivamente que, en este contexto, el ministro de Asuntos Exteriores español haya explicado las razones por las que nuestra lengua debía convertirse en oficial en la UE de una forma coherente con nuestros argumentos. Algo inédito y positivo, pero insuficiente”, dijo. Tras esto, el expresident culpa al PP del fracaso o, dicho de otro modo, a su manera le salva la cara al Gobierno de coalición.

La razón no radica tanto en la debilidad del independentismo como en que están ligados a Pedro Sánchez. JxCAT no puede dejar caer el Ejecutivo. Correr el riesgo de que la amnistía decaiga por inestabilidad política sería perder el mayor triunfo político que el independentismo ha logrado en años. Con el calendario que precisa la medida y las estrategias dilatorias del PP en el Senado, tendrá que aprobar unos presupuestos generales como mínimo.

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El portavoz de la formación, Josep Rius, también templó gaitas durante una entrevista en TV3, con un mensaje aparentemente contundente, pero con escasos reproches. "Hasta que el catalán no sea oficial, no vamos a parar. No nos quedaremos satisfechos solo con la petición", declaró.

Larga lucha

La portavoz de la Generalitat, Patrícia Plaja, también ha mencionado la cuestión. “Hoy no estamos donde deberíamos estar y lo que toca es que el Gobierno español se ponga las pilas. Acaba la presidencia española, pero no se acaba el compromiso y se continuará luchando. Toca seguir trabajando y seguir exigiendo. El Gobierno español no ha sido lo bastante competente, pero la oficialidad del catalán acabará llegando. Nos hubiera gustado que hubiese llegado hace semanas. Y ya sabíamos que era un objetivo difícil”, subrayó. El aviso a JxCAT era claro. Cuando se consiga la oficialidad del catalán en Europa, no podrá atribuirse a uno u otro partido.

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Todos los mensajes que está enviando el independentismo de JxCAT, desde su presidenta, Laura Borràs, al secretario general, Jordi Turull, o incluso el propio Carles Puigdemont, van en el mismo sentido desde la investidura: el Gobierno está en sus manos. Pero la realidad resulta más compleja, como ha demostrado este primer incumplimiento.

Objetivo difícil

La oficialidad del catalán en la UE era un objetivo difícil. No dependía solo del Gobierno de España. JxCAT aceptó que fuera moneda de cambio del acuerdo de investidura y, por lo tanto, se arriesgó a que luego no pudiese alcanzarse.

Cualquier trámite parlamentario en un clima de tensión como el que se vive con la ley de amnistía se prolonga más del tiempo necesario. Si marzo se está marcando como pauta, junio parece una fecha mucho más probable y realista para que se apruebe la norma, según apunta una fuente del PSC. Cuanto más se alargue el trámite, más ligado quedará el independentismo a Pedro Sánchez y más margen tendrá este para incumplir sus promesas.

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Aunque JxCAT ha vendido el acuerdo como un pacto de investidura, al final la realidad dará la razón al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, que en su presentación del documento pactado resaltó que era un “pacto de legislatura”. Los de Puigdemont están intentando limitar su alcance, mientras que desde el socialismo se ha enfatizado el carácter de largo recorrido de este giro político.