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PSOE y JxCAT solo prevén hacer público el portavoz de los verificadores
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Se persigue mantener el anonimato

PSOE y JxCAT solo prevén hacer público el portavoz de los verificadores

Los soclialistas y el partido de Carles Puigdemont van desvelando las reglas que marcarán su ronda de reuniones: los verificadores tendrán un portavoz y cada encuentro cambiará de ciudad

Foto: Los eurodiputados Carles Puigdemont y Toni Comín, en Estrasburgo. (EFE/EPA/Ronald Wittek)
Los eurodiputados Carles Puigdemont y Toni Comín, en Estrasburgo. (EFE/EPA/Ronald Wittek)
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El PSOE y JxCAT solo prevén hacer público el portavoz de los verificadores, pero no la entidad que actúe de mediadora entre los dos partidos en las conversaciones que piensan tener sobre la crisis política en Cataluña. Visiblemente incómodas con la dimensión pública que van tomando sus contactos, ambas formaciones quieren preservar el anonimato de las conversaciones, las cuales arrancan sin un orden del día claro y sin que se aclare quiénes serán los participantes.

Tras la publicación por El Confidencial de que la reunión se iba a celebrar este sábado 2 de diciembre en Suiza, los dos partidos han reaccionado de manera diferente. Tanto la Moncloa como el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, han insistido en rebajar el encuentro a “reunión de trabajo”. En cambio, JxCAT ha puesto el énfasis en que las conversaciones del sábado tendrán lugar en Suiza, pero no en Ginebra, si bien algunas fuentes aseguran que esa seguirá siendo la ubicación y que todo es una estrategia para intentar despistar a la prensa.

Tanto JxCAT como el PSOE quieren operar con la máxima discreción, no habrá foto del primer encuentro y no se sabe en qué momento se hará pública la figura del verificador.

Futuras reuniones tendrán lugar en diversas capitales europeas, y no solo en Ginebra, como una forma de mantener alejada a la prensa y poder seguir avanzando en las conversaciones.

Foto: Pilar Alegría, portavoz del Gobierno, después de la rueda de prensa del Consejo de Ministros, junto a Diana Morant. (Europa Press/Eduardo Parra)

Fuentes conocedoras de las negociaciones explican que el equipo de verificadores ya está testado, porque actuó en cuatro encuentros previos: en los que JxCAT pactó con el PSOE la investidura a cambio de la ley de amnistía. Se considera que esta fórmula de secretismo es lo que ha servido para forjar la nueva mayoría y el nuevo entorno político que garantizan la legislatura que ahora comienza Pedro Sánchez.

Por mucho que Carles Puigdemont esté amenazando con una moción de censura, en el PSOE lo consideran un farol. Se valora que JxCAT no se arriesgará a perder la amnistía y que eso liga su partido, igual que ERC, para los próximos cuatro años al proyecto político que se lidera desde la Moncloa.

JxCAT espera que estas reuniones, que se pretende que tengan una periodicidad mensual, sirvan para conseguir compromisos del Gobierno en cuestiones como el reconocimiento nacional de Cataluña y un referéndum pactado. El PSOE, lógicamente, lo ve de otra manera.

En Ferraz, el acuerdo se ve como una fórmula para avanzar en un diseño federal y una votación que permita volver al Estatut que planteó Pasqual Maragall y que luego fue laminado por el Tribunal Constitucional. Son dos viajes en el tiempo. JxCAT quiere volver al 1 de octubre de 2017. El PSOE, en cambio, busca regresar a 2006.

Territorio límite

En las negociaciones hay un territorio fronterizo, que son las cuestiones puramente de gestión. Tanto JxCAT como ERC quieren cambiar el sistema de financiación y pasar a un modelo de concierto. JxCAT plantea la cesión a la Generalitat de la totalidad de los impuestos que se recaudan en Cataluña. Pero Pere Aragonès plantea sacar Cataluña del régimen común. Ambas propuestas son similares. Ninguna cuenta con el apoyo del socialismo. Pero la realidad es que Aragonès se encuentra en mejor posición para negociar una cuestión así, que trasciende un encuentro entre partidos. Tener la Generalitat todavía pesa para cuestiones con valor administrativo.

La Generalitat está en mejor posición para negociar la financiación autonómica

JxCAT presenta como un éxito el que ahora la UE se esté planteando la oficialidad del catalán, con el apoyo del Gobierno español. Pero más allá de eso hay pocos logros.

Espaciar las reuniones

En el PSOE, el planteamiento a medio plazo es ir espaciando las reuniones, según fuentes de la formación socialista. Se es consciente de que durante cuatro años no se podrá mantener un ritmo de encuentros mensuales, como plantea el independentismo. La presencia de tres mesas de diálogo favorece al PSOE y la desunión de ERC y JxCAT debilita la posición de los soberanistas. La intención del socialismo es volver a un pacto federal, para mantener la actual situación política, y no avanzar hacia los escenarios de ruptura que busca Carles Puigdemont.

En Ferraz, restan importancia a cuestiones como el verificador. De hecho, la mesa de diálogo Gobierno-Generalitat carece de esta figura y en ella se están tratando cuestiones tan importantes como el traspaso de Cercanías a la Generalitat.

El PSOE y JxCAT solo prevén hacer público el portavoz de los verificadores, pero no la entidad que actúe de mediadora entre los dos partidos en las conversaciones que piensan tener sobre la crisis política en Cataluña. Visiblemente incómodas con la dimensión pública que van tomando sus contactos, ambas formaciones quieren preservar el anonimato de las conversaciones, las cuales arrancan sin un orden del día claro y sin que se aclare quiénes serán los participantes.

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