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Puigdemont presiona ahora para incluir un mediador internacional en la negociación
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Peaje para la investidura

Puigdemont presiona ahora para incluir un mediador internacional en la negociación

JxCAT exige esta figura como modo de garantizar los pactos con Pedro Sánchez, aunque el Gobierno en funciones lo rechaza. Entre los futuribles destaca el expresidente Zapatero, propuesto desde Sumar

Foto: Carles Puigdemont en Bruselas en 2018. (EFE/Ricardo Ramírez)
Carles Puigdemont en Bruselas en 2018. (EFE/Ricardo Ramírez)

La negociación por la investidura ha entrado ahora en la batalla por el mediador internacional. Carles Puigdemont fijó esta figura cuando compareció ante los medios en Bruselas ante el transcurso de los acontecimientos. La reclamación resurge cuando queda claro que la futura ley de amnistía solo podrá votarse después de la investidura, y no antes, como pretendía JxCAT con la dialéctica de "cobramos por adelantado". Ahora eso no es posible y la figura del relator se erige como garantía para que el independentismo pueda seguir sentado a la mesa de estas conversaciones.

Fuentes cercanas a Moncloa aseguran que en el partido hay una firme voluntad de rechazar cualquier pretensión de un mediador internacional. Aunque desde Sumar se ha querido proponer la figura del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, lo cierto es que esta opción ha muerto antes de nacer, no solo por la falta de ambición en ese aspecto del propio interesado, sino por la escasa vocación del socialismo a aceptar esta figura.

Foto: La portavoz de la Generalitat, Patricia Plaja. (EFE/Marta Pérez)

Esta semana, Jaume Asens, el arquitecto del pacto por parte de Sumar, ya advertía que en este momento la figura del mediador es uno de los principales escollos que ha de superar la negociación de la investidura. Desde JxCAT se insiste en la necesidad de este árbitro, dado el largo historial de incumplimientos del Gobierno español y de la falta de soberanía que sufre Cataluña. El líder del PSC, Salvador Illa, se limitó a apuntar en Catalunya Ràdio que "vamos a ver cómo". "Es importante generar confianza entre interlocutores", afirmó, pero evitó un compromiso concreto.

Para el independentismo, es una manera de internacionalizar el conflicto. Pero desde el PSOE y la Moncloa la situación sigue donde estaba. Amnistía a cambio de la investidura, sin más. Jugando con la baza de que el soberanismo no podrá explicar a sus bases de que ha renunciado a esta medida por no asumir la figura de un mediador internacional de un alcance más que dudoso. Una salida para ambas partes sería una fórmula alternativa: un mecanismo de seguimiento de los acuerdos alcanzados.

Desde JxCAT matizan que el mediador puede no ser internacional. Sin adjetivos. Lo que de nuevo apuntaría a una figura como Rodríguez Zapatero o como el filósofo vasco Daniel Innerarity, otro de los nombres que suenan para este cometido. A pesar de ello, no solo costará dar con un mediador que pueda ser aceptado por todas las partes, sino también que una figura así sea reconocida en un entorno en que buena parte del independentismo incluso se ha cerrado en banda para asumir entes más asentados, como es el caso de la Mesa de Diálogo.

Los Presupuestos de la Generalitat han quedado ligados al pacto de investidura

Mientras, las partes más mundanas van avanzando. Es el caso de los Presupuestos de la Generalitat para el 2024. ERC ha optado por sacrificar una nueva financiación autonómica a cambio de garantizarse unas cuentas para la Administración catalana. Aunque el pasado martes, la portavoz de la Generalitat, Patricia Plaja, negaba que hubiese novedades al respecto, lo cierto es que ERC, JxCAT y el PSC estaban pactando un presupuesto. La alianza se formalizó en una votación de la Mesa del Parlament ampliada.

Si Pere Aragonès consigue trasladar este principio de acuerdo a una votación de las cuentas de la Generalitat en el pleno del Parlament, ya se asegura poder llegar a febrero de 2025 y no tener que avanzar elecciones en Cataluña. Presupuestos y una compensación para compensar el déficit fiscal de Cataluña, sería la guinda perfecta para el pacto.

Muchas derivadas

El acuerdo de investidura de Pedro Sánchez está demostrando tener muchas caras. La piedra de toque es una futura ley de amnistía, pero más allá de eso hay otras cuestiones, como los Presupuestos de la Generalitat o los matices que puedan entrar en el pacto de legislatura que ha pedido Sánchez. Aquí ganará peso ERC, que está más preocupada por cuestiones pragmáticas. Así, mientras que JxCAT prioriza temas como la oficialidad del catalán en Europa, los republicanos están anclados en asuntos presupuestarios y relativos a los fondos que precisa la Administración catalana.

Foto: Acto conmemorativo del 1-O de la Asamblea Nacional Catalana. (Europa Press/Kike Rincón) Opinión
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Por eso, JxCAT está obsesionado por la figura de un observador internacional que pueda validar los pasos que vayan dando ambas partes. Es la típica cuestión en la que se centra el partido de Puigdemont para no dar oxígeno político a la Generalitat, que preside Aragonès.

Pleno monográfico

Aragonès y ERC han forzado en el Parlament un pleno extraordinario para hablar de los problemas de Cercanías. Un modo de aterrizar la negociación de la investidura a cuestiones terrenales, como una cesión integral de las competencias ferroviarias por parte del Gobierno central. Algo complicado en términos prácticos y que tendrá una determinada progresión a lo largo de la nueva legislatura si al final Pedro Sánchez sale elegido. Sin embargo, la renovación del mandato del líder socialista dependerá más de los designios de Waterloo que de lo que se acuerden en términos de traspaso de competencias a Cataluña.

La negociación por la investidura ha entrado ahora en la batalla por el mediador internacional. Carles Puigdemont fijó esta figura cuando compareció ante los medios en Bruselas ante el transcurso de los acontecimientos. La reclamación resurge cuando queda claro que la futura ley de amnistía solo podrá votarse después de la investidura, y no antes, como pretendía JxCAT con la dialéctica de "cobramos por adelantado". Ahora eso no es posible y la figura del relator se erige como garantía para que el independentismo pueda seguir sentado a la mesa de estas conversaciones.

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