Batalla en ERC (II): Junqueras pidió datos 'sensibles' a los militantes de su partido

La batalla entre los distintos sectores de ERC se libra cruentamente. El próximo 21 de octubre se celebran los congresos regionales de la formación, donde se elegirán las nuevas cúpulas de las federaciones de Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona. El presidente del partido, Oriol Junqueras, ha puesto toda la maquinaria a trabajar para que en la poderosa Federación de Barcelona gane su favorita, la concejala Eva Baró, que es una de las dos candidatas a presidir la organización en la capital catalana. Baró está respaldada por un elenco del aparato, entre los que están el consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, o el diputado José Rodríguez. Su oponente, Patrícia Gomà, secretaria general de Educación, es la favorita de las bases, aunque cuenta también con el apoyo de sectores históricos de Esquerra. Las maniobras de Junqueras han tensionado las filas republicanas hasta el extremo.

Baró cuenta con la bendición de Junqueras, que trata de dominar todos los resortes de las federaciones regionales. La situación interna es tan explosiva que, por primera vez, en Barcelona se presentan dos candidaturas. Pero los favores de Junqueras se decantan por la psicóloga Baró, a quien ya ha utilizado en otras ocasiones, según explican fuentes internas de ERC a El Confidencial, y a quien quiere controlando la Federación de Barcelona, básica para dar estabilidad a la organización. Además, sería el recambio de Ernest Maragall para optar a la alcaldía barcelonesa en las próximas elecciones municipales. "O ella o la persona que ella apoye sería la más probable candidata a la alcaldía en 2027, de ahí la importancia del cargo", dice una fuente republicana.

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¿Qué tiene Baró que no tenga Gomà? En primer lugar, la confianza del líder. Hace tres años, Junqueras encargó a Baró un cuestionario interno que fue enviado a la militancia de ERC con preguntas que se podrían tildar, en algunos casos, de indiscretas, puesto que requerían datos muy personales de los activistas del partido. "La encuesta no fue hecha con mala intención, aunque hay cosas en que se podría entender una extralimitación por la naturaleza de los datos solicitados. En algún momento, se nos dijo que con esa información, ERC podía conocer en todo momento cuáles eran las características personales, intelectuales y de formación de todos los militantes y echar mano de los mejores para gestionar ya sea el partido o las administraciones. La intención no era conocer intimidades de los militantes, sino poder determinar con exactitud con quién cuentas y qué características tiene tu militancia", arguye una de las fuentes consultadas por El Confidencial.

La petición levantó un gran revuelo interno, que fue apaciguado desde la cúpula

Otra de las fuentes remarca que la petición de datos creó malestar en muchas agrupaciones. "Alguna gente respondió al cuestionario, pero otros pasamos completamente del tema e incluso protestamos por la naturaleza de los datos solicitados. Está bien que el partido tenga mi dirección y mi DNI, pero ¿por qué narices va a tener otros datos que entran dentro de mi privacidad? ¿Para qué quiere el partido mis datos personales?", añade un veterano militante republicano. La petición levantó cierto revuelo interno, que fue apaciguado desde la cúpula, enterrando el tema y no volviendo a enviar cuestionarios similares.

Datos comprometidos

Como psicóloga de formación, Eva Baró, la protegida de Junqueras en la batalla de Barcelona, fue la encargada de confeccionar un extenso pliego de preguntas a la militancia. El tema fue vestido, oficialmente, como "actualización de competencias de talento". Entre los datos solicitados, se encuentran la verificación de las asociaciones, sindicatos, patronales o plataformas en que participan los activistas, empresas en las que trabajan o clubs en los que interactúan, aunque sea como simples simpatizantes.

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Entre otras cosas, en el apartado titulado Otra información competencial de interés se pedía a los militantes si pertenecían a una asociación profesional y, de ser así, si era del mundo profesional, económico o patronal. También solicitaba que dijesen si estaban afiliados a algún sindicato, si eran trabajadores públicos y, en caso de que este último requerimiento fuese cierto, en qué grupo se encuadraría. "Finalmente, tienes la posibilidad de hacer algún comentario si lo consideras oportuno para clarificar o ampliar alguna de las respuestas dadas previamente en el formulario", advertía en el último apartado.

Otro de los parágrafos hacía referencia a las "experiencias y talentos a destacar". Decía la explicación de la pregunta que el militante debía indicar cuál era su experiencia prioritaria. "Puede ser cualquier tipo de experiencia que creas que puede aportar valor a la organización. Si consideras que tienes más de una, puedes añadir una segunda (para hacerlo solo hace falta que cliques en el botón quiero añadir otra).

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En este campo, la experiencia se valora en una escala de cinco grados: aprendiz ("familiarizado/a, pero necesita acompañamiento. Experiencia mínima"), básico ("desarrollo básico y experiencia corta"), practicante independiente ("Se desarrolla de manera eficiente e independiente"), entrenador ("Dominio excelente. Referente para los compañeros, puede dar apoyo al entorno") y máster ("Experto en la materia. Puede hacer manuales y entrenar a los otros. Puede exportar su conocimiento a otras personas").

Trayectorias laborales

También en el apartado de Competencias laborales, docentes y en investigación hay preguntas comprometidas que revelan trayectorias vitales del encuestado. "En el primer recuadro llamado conocimiento y competencia laboral, indica tu experiencia laboral. Si acumulas diversas experiencias laborales y quieres informar, puedes añadir las que consideres hasta un máximo de seis", dice el documento/cuestionario. En ese primer apartado se pedía el área de conocimiento en el que el militante trabajaba y luego se solicitaba la subárea de conocimiento y especialidad.

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A continuación, se solicitaba el sector en el que trabajaba, el "nivel estructural", el nombre de la compañía y la "relación con la empresa". También había las casillas de comienzo de la relación contractual (con día, mes y año) y la fecha en que cesaba esa relación. Es decir, una especie de vida laboral.

En cuanto a participación social, Esquerra pedía a los militantes "si participas en alguna entidad, colectivo u organización del tipo que sea y en cualquier modalidad de participación formal (ya sea como socio, adherido, miembro activo, simpatizante, amigo, etc.). De ser así, especifica también el nombre de la entidad en el campo o campos correspondientes".

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Otros apartados eran más genéricos. Por ejemplo, en uno de ellos se pedía las competencias autoevaluadas en diversos ámbitos: ciencias económicas, ciencias políticas, ciencias jurídicas, sociología, urbanismo y ordenación del territorio, comunicación política, liderazgo, exposiciones orales, negociación/mediación, dirección de proyectos, idiomas, visión estratégica, empatía, mejora continua, impacto/influencia, creatividad e innovación y proactividad e iniciativa. En cada uno de los formularios había también cinco escalas (aprendiz, básico, practicante independiente, entrenador y máster), aunque con un dato añadido: el nivel más básico es el de la militancia que habla un idioma y sube progresiva de uno en uno hasta llegar al máximo que es el que domina más de cuatro. El formulario exigía el consentimiento para aceptar la política de privacidad de datos de ERC y recordaba que el partido "no cederá datos a terceros, salvo por obligación legal".