La lista unitaria de la ANC tendrá a Clara Ponsatí de musa y a su chófer de cabeza de lista

La lista unitaria de la ANC, que impulsa su presidenta Dolors Feliu, empieza a perfilar sus activos electorales. Para el futuro inmediato, asoman la exconsellera d’Ensenyament Clara Ponsatí, como musa y perfil cohesionador que supere disputas internas, así como la persona que le hizo de chófer en su regreso a España, el filósofo Jordi Graupera, que es quien tiene más números en este momento para ser cabeza de lista en unas futuras autonómicas, según explican fuentes cercanas a la entidad.

Cuando el pasado 28 de marzo Ponsatí llega a Perpiñán, allí la esperan un equipo de la Agencia Catalana de Notícies y Jordi Graupera, amigo personal de Ponsatí y recientemente fichado por la eurodiputada como asesor de JxCAT en el Parlamento Europeo, pero que teletrabajará desde Barcelona. Graupera se pone al volante y es quien hace de conductor para que Ponsatí cruce la frontera y llegue a Barcelona, donde acaba dando una rueda de prensa y luego es detenida por los Mossos para que se persone ante el juez de guardia.

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Graupera ya se presentó por un experimento de la ANC similar, lo que se denominó Primaries, que acabó con el filósofo como candidato a la alcaldía de Barcelona. Solo consiguió 28.230 votos, con los que no llegó al 5% y, por lo tanto, quedó fuera del consistorio en 2019. Muchos teóricos de la antigua CDC aseguran que con esos votos Elsa Artadi hubiera superado el umbral de los 100.000 votos y el pacto que propuso Manuel Valls de hacer alcaldesa a Ada Colau y desplazar al independentismo no hubiese prosperado. En aquel momento, ya Graupera declaró que no descartaba presentarse para el Parlament de Cataluña.

Aunque puesto en perspectiva y con ese historial puede no parecer muy buena opción, Graupera responde a aquel independentismo más radicalizado, que defiende que un choque violento en Cataluña será inevitable. “También dije que cuanto más se degradara la situación después del 1-O más probable era que hubiera violencia. Violencia de verdad. Y esto todavía lo pienso”, explicó en Vilaweb en 2018. Ponsatí dijo algo parecido en TVE: “La independencia es tan importante como para valer una vida”.

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Desde luego, en ninguno de los dos casos estamos hablando de sus vidas.

Este independentismo radicalizado en lo discursivo, pero hijo de CDC en la práctica, puede no convencer para una candidatura en Barcelona, pero puede tener más enganche en unas autonómicas que, como se llevan a cabo bajo una ley electoral española, priman las zonas rurales sobre las urbanas y más pobladas.

Prenafeta y Sanchis

Graupera y sus estrechos colaboradores vienen del entorno de la Fundació Catalunya Oberta, que impulsó Lluís Prenafeta y tuvo al exdirector de TV3 Vicent Sanchís como gran factótum. Graupera siempre ha liderado una nueva derecha intelectual que ha llevado a cabo diversos intentos de obtener representación social. El más destacado, el del también filósofo Bernat Dedeu, otro amigo de Graupera, que intentó, sin éxito, presidir el Ateneu Barcelonès, en una elecciones que acabaron muy politizadas y con Dedeu derrotado.

Jordi Graupera y su entorno salen del pujolismo más de derechas

Esta derecha independentista radical vuela sola y es mucho más liberal y radical que la de sus padres impulsores. De hecho, se trata de un colectivo crítico en extremo con JxCAT y con lo que califican de “autonomismo”. Cuando el propio Jordi Pujol ha rectificado los excesos de octubre de 2017, este grupo sigue pensando que la independencia puede volver a activarse de manera mágica más allá de la movilización social, que en este momento ha decaído mucho. Ahí estaba Ponsatí diciendo en todas las entrevistas tras su regreso que se abstendría en las elecciones municipales de Barcelona, mientras JxCAT se manifestaba a favor de ella en la Ciudad Judicial y hasta el propio Xavier Trias le daba apoyo en un tuit.

Ponsatí como pegamento

Clara Ponsatí no ha desvelado sus planes políticos, más allá de que forzara ser detenida para ir a declarar ante el Tribunal Supremo, el próximo 24 de abril. Pero todo apunta a que le da pereza volver a ser candidata, según explican personas de su entorno. Su rol será más bien de musa unificadora, en línea con su último gran momento político, su discurso en Perpiñán en marzo de 2020, cuando Carles Puigdemont dejó al público un tanto frío con aquel “Prepare’m-nos”. Ella, en cambio, enardeció a las masas: “¡No nos dejamos engatusar por fotografías de mesas y diálogos de engaño que solo buscan hacer ganar tiempo a Pedro Sánchez! Debemos prepararnos. Necesitamos preparar el próximo embate para la ruptura y para liberarnos del Estado español desde las instituciones y desde la calle. Nosotros, como representantes electos, debemos estar a vuestras órdenes!”. Ese es el espíritu. En Perpinán, hace tres años, fue la más aplaudida.