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Aragonès fracasa en su primer intento de llegar a la Generalitat por el recelo de JxCAT
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ERC y la CUP se quedan solos

Aragonès fracasa en su primer intento de llegar a la Generalitat por el recelo de JxCAT

Los de Puigdemont justificaron su abstención planteando los reproches de la anterior legislatura. El pasado pesa demasiado y no parece posible poder superarlo en poco tiempo

Foto: El candidato de ERC, Pere Aragonés. (EFE)
El candidato de ERC, Pere Aragonés. (EFE)

El candidato de ERC Pere Aragonès fracasó en su primer intento de llegar a la presidencia de la Generalitat. Por mucho que lo demandó en un tono de buena predisposición topó una y otra vez con la desconfianza de JxCAT, que se mantuvo firme en la abstención. “El pressing Junts no funcionará” le advirtió el presidente del grupo parlamentario de JxCAT, Albert Batet. Así que ERC solo consiguió 42 votos. Los de ERC y los de la CUP. El resto fueron votos negativos (61, de PSC, En Comú Podem, Vox, Cs y PP) o abstenciones (las 32 de JxCAT). Un primer revolcón que se convertirá en humillación si el próximo martes JxCAT sigue de espaldas al proyecto de los republicanos. Un proyecto de ERC en el que se echó de menos que Aragonès se refiriese a esos catalanes que no son independentistas y que no comparten su proyecto de República catalana.

Sin embargo, no fue España la que saboteó al candidato. Fue JxCAT que pese a tener un programa muy parecido en extremo al de ERC, como reconoció Pere Aragonès, no le dio al candidato los votos necesarios. Aragonès les emplazó a negociar hasta el martes pero ya se le dejó muy claro, lo hizo Batet desde el atril y lo hicieron los diputados de JxCAT en los pasillos, de que nada iba a cambiar en cuatro días. Si Pere Aragonès quiere llegar a la presidencia tendrá que tragarse el sapo de ser el primer 'president' de la Generalitat que tiene que someterse a dos debates de investidura y a más de dos votaciones.

JxCAT basó su intervención en plantear los reproches de la pasada legislatura, desde que no se permitió que Carles Puigdemont fuese candidato en la distancia, hasta la inhabilitación de Quim Torra, pasando por el fracaso en la investidura de Jordi Turull, vetado por la CUP el día antes de ser encarcelado.

La líder de los Comunes, Jèssica Albiach, pidió a los grupos parlamentarios que dentro de las diferencias fueran capaces de “tender puentes”. No fue posible. La fórmula era volver a repetir la alianza de ERC con JxCAT pero los segundos no aceptaron. “Tenemos 32 diputados”, insistió Albert Batet, reprochándole que habían buscado el apoyo de los “cupaires” antes que el de su formación. El insulto final después de muchos desaires, el penúltimo el regreso de Meritxell Serret a espaldas de Carles Puigdemont y sus hombres de Waterloo.

El presidente del PSC en el Parlament, Salvador Illa, aseguró que ayudará a Pere Aragonès, si es investido presidente, a reactivar la mesa de diálogo con el Gobierno, pero le ha pedido constituir otra entre partidos catalanes. "En el camino del diálogo nos encontrará siempre", declaró en el turno de contrarréplica. Illa criticó el planteamiento de Aragonès y su discurso e insistió en que es posible una alternativa que lidere el PSC, y aseveró: "Si su planteamiento fuera tan bueno, contaría hoy ya con el apoyo de la mayoría de la Cámara".

Ignacio Garriga, presidente del grupo parlamentario de Vox, afirmó que su formación librará una "batalla frontal" contra el independentismo y la izquierda, al tiempo que ha pronosticado que "el Tribunal Constitucional trabajará mucho" durante esta legislatura. Era la primera vez que Vox tomaba la palabra en el Parlament catalán y el grueso de los diputados de los grupos parlamentarios de ERC, Junts, la CUP y los comunes abandonaron el pleno de investidura durante la intervención de Garriga.

El líder de Cs en Cataluña, Carlos Carrizosa, aseguró al candidato de ERC, que su investidura no saldría adelante este viernes "no porque no haya aceptado los chantajes de la CUP, sino porque necesita más tiempo para repartirse chiringuitos con Junts". El líder del PPC en el Parlament, Alejandro Fernández, afirmó que votarían en contra del candidato a presidente de la Generalitat por su "nefasta gestión", su objetivo independentista, así como por la agenda política "de extrema izquierda" que ha pactado ERC con la CUP.

Minusvaloración

La minusvaloración a la que se sometió al candidato resultó sorprendente, incluso sabiendo desde hace años cómo se detestan ERC y JxCAT. Ambos reconocen que ésta es la única alianza posible y al mismo tiempo no dejan de hacerse la vida imposible. Si el próximo martes Aragonès no es votado la humillación será tan grande como innecesaria si de verdad se quiere poner en marcha un nuevo ejecutivo de coalición en el Palau de la Generalitat.

La CUP aseguró que “tenía prisa” por conseguir la independencia. Pero esa prisa no parece que se extienda a sus socios y a la necesidad de tener una Generalitat efectiva que pueda gobernar y afrontar problemas como la vacunación masiva o la lucha contra la crisis económica.

Nunca hubo más grupos parlamentarios en el Parlament y discreparon tanto entre ellos

La imagen fue la de un Parlament fracturado, fragmentado, roto. Cada grupo aprovechó su intervención para atacar a otras formaciones que no se presentaban a la investidura. No era sólo JxCAT ninguneando a Pere Aragonès. Eran todos los grupos. Hasta Ignacio Garriga, de Vox, dedicó buena parte de su intervención para atacar al PSC y a los socialistas. Garriga definió a Salvador Illa como “radical disfrazado de moderado”. Pero los ataques cruzados de todos contra todos fueron constantes y también inútiles. Por el formato de un debate de investidura solo Pere Aragonès podía responder.

Foto: El líder de Vox, Ignacio Garriga, regresa a su escaño tras su intervención mientras varios diputados le muestran carteles antifascistas. (EFE)

Investidura hacia el naufragio

Por tanto, la investidura viaja hacia el fracaso. Se puede cuestionar la decisión de Laura Borràs como presidenta del Parlament de proponer a Aragonès, pero nadie tenía más votos que él. Sobre la mesa quedaban los complejos de ERC. Cuando Jèssica Albiach aprovechó su intervención para que los republicanos rompiesen con JxCAT se mostró brillante: “ya sé que si lo hacen les llamarán traidores, pero ¿no lo hacen ya? ¿no les acusan ya de traidores sin haber hecho eso?”. No podía ser más cierto.

La XIII Legislatura no empieza bien. Algunos puntos claves para el futuro de Cataluña fueron obviados por el candidato, como el caso de la nueva financiación autonómica. Sólo quedó claro que JxCAT no se fía de ERC y que ERC no cede a las pretensiones de Puigdemont. La partida no acabó. El día sólo llegó hasta el enroque de ambos jugadores en una partida camino de tablas.

El candidato de ERC Pere Aragonès fracasó en su primer intento de llegar a la presidencia de la Generalitat. Por mucho que lo demandó en un tono de buena predisposición topó una y otra vez con la desconfianza de JxCAT, que se mantuvo firme en la abstención. “El pressing Junts no funcionará” le advirtió el presidente del grupo parlamentario de JxCAT, Albert Batet. Así que ERC solo consiguió 42 votos. Los de ERC y los de la CUP. El resto fueron votos negativos (61, de PSC, En Comú Podem, Vox, Cs y PP) o abstenciones (las 32 de JxCAT). Un primer revolcón que se convertirá en humillación si el próximo martes JxCAT sigue de espaldas al proyecto de los republicanos. Un proyecto de ERC en el que se echó de menos que Aragonès se refiriese a esos catalanes que no son independentistas y que no comparten su proyecto de República catalana.

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