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JxCAT y la CUP se preparan para humillar a Pere Aragonès con una investidura fallida
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Situación sin precedentes

JxCAT y la CUP se preparan para humillar a Pere Aragonès con una investidura fallida

ERC espera ganar en la segunda vuelta y conseguir el martes poder investir a su líder. “Hay tiempo”, aseguró ayer la portavoz republicana, Marta Vilalta. No está claro que eso se logre

Foto: Pere Aragonès (i) y la presidenta del Parlament, Laura Borrà. (EFE)
Pere Aragonès (i) y la presidenta del Parlament, Laura Borrà. (EFE)

Hace unos años, si una investidura a la presidencia de la Generalitat fallaba era culpa de la presión judicial española. Lo fue la intentona de investidura telemática de Carles Puigdemont, y lo fue la de Jordi Turull, que no pudo llegar a 'president' al ser encarcelado. Pero no será el caso de Pere Aragonès.

Aragonès y ERC no podrán echar la culpa a España. Esta vez son sus socios independentistas y la más independentista aún Laura Borràs los que han decidido que el viernes se presente un candidato a la Generalitat que solo cuenta con 33 votos. Los de su grupo. El debate será largo y el resultado exiguo. Nunca en la historia de Cataluña un candidato a 'president' que sufriese tamaño revolcón iba a volver a presentarse en un segundo intento. Aragonès se verá obligado a ello y eso no lo convertirá en el 'president' fuerte de un “Govern fuerte”, en el “desideratum” del secretario general de JxCAT, Jordi Sànchez.

El resultado más probable mañana es la abstención de JxCAT y la CUP, el voto en contra del resto de formaciones y luego quedan los Comunes de Ada Colau, de los que no se sabe si son carne o pescado en este debate de investidura. ERC y JxCAT los dejaron fuera de la Mesa del Parlament, pero ellos no han sido capaces de pactar con Salvador Illa, en el único intento serio del PSC de conseguir un respaldo más allá de su grupo.

Según fuentes de ERC, “esto no resultará humillante”. Está por ver. Mientras se redacta este artículo las bases de la CUP están votando el acuerdo que ERC firmó con los anticapitalistas. Pero las bases están en contra y parece difícil que la CUP arranque algo más que una abstención, en su jerga: “Facilitar la investidura”. Si no sale escogido la culpa podrá ser atribuida a JxCAT.

Foto: Pere Aragonès y Laura Borràs. (EFE)

La duda es si será solo media humillación o una humillación completa. Si es media humillación, en la segunda votación, prevista para el martes, Aragonès conseguiría salir escogido presidente. Serán los días o semanas que prometió Jordi Sànchez.

La CUP ha modificado su consulta sobre la marcha. Ha incluido una pregunta nueva, que no estaba en el inicio lo que permitiría rechazar el acuerdo con ERC, pero, aun así, facilitar una investidura con abstención en segunda vuelta. Todo parece preparado pues para buscar la “media humillación”. Un 'president' que nacerá tocado pero no hundido, que salvará los muebles en la segunda votación del martes.

Resultado pobre

El resultado de la votación de mañana parecerá pobre: solo 33 votos. Sin embargo, no solo Aragonès tendrá problemas. Si el plan es votarle el martes costará de explicar a la opinión pública por qué viernes no y martes sí. JxCAT no ha querido explicar cuáles son sus objetivos de negociación. Y el recurso al papel del Consell per la República y su rol como gran ente coordinador de la estrategia separatista parece más una excusa que otra cosa. Y más cuando Carles Puigdemont se ha desenchufado de lo que pasa en Cataluña y no está influyendo en los acontecimientos. Igual que esta vez no es culpa de España, tampoco se puede en esta ocasión responsabilizar a Puigdemont de los males del independentismo.

JxCAT quiere volcar la negociación a su favor; la CUP, poner el marcador a cero

Alargando los plazos, Jordi Sànchez busca forzar la negociación a su favor, según fuentes cercanas a esta formación. Y la CUP poner el marcador a cero —respecto al fracaso de octubre de 2017— y volver a ser el partido bisagra que fue entonces. El precio de todo eso: debilitar a Aragonès.

Otros precios

ERC espera ganar en la segunda vuelta y conseguir el martes poder investir a su líder. “Hay tiempo”, aseguró ayer la portavoz republicana, Marta Vilalta, apuntando que incluso pueden negociar con el pleno en marcha. Está claro que ERC intenta comprar la media humillación a cambio de evitar la humillación completa, que sería acabar el martes de salida con los mismos 33 diputados que llevaba el viernes de entrada.

Foto: Laura Borràs, junto a Torra y Aragonès. (EFE)

Pero de nuevo resulta dudoso si el votante independentista entenderá algo de todo esto cuando se pacte esa hoja de ruta, ese Programa de Legislatura en el que en algún momento la Generalitat tendrá que levantarse de la Mesa de Diálogo y que implicará romper con el Gobierno español y asegurar que se le quiere volver a echar un pulso al ejecutivo y al Reino de España.

En JxCAT están menos “juntos” que nunca. Hay como mínimo cuatro partidos en uno, el interior, el exterior, los altos cargos y los radicales de Borràs. Algunos han pensado que con Puigdemont fuera de la ecuación mandaría el interior. Pero Jordi Sànchez es más exterior que Waterloo. Está en la cárcel, en una celda de Lledoners. Y eso no augura nada bueno para de ERC y las opciones a corto plazo de Aragonès.

Hace unos años, si una investidura a la presidencia de la Generalitat fallaba era culpa de la presión judicial española. Lo fue la intentona de investidura telemática de Carles Puigdemont, y lo fue la de Jordi Turull, que no pudo llegar a 'president' al ser encarcelado. Pero no será el caso de Pere Aragonès.

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