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Puigdemont planea ser candidato de su partido aunque no llegue a tomar el acta
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Ha anunciado su formación en Twitter

Puigdemont planea ser candidato de su partido aunque no llegue a tomar el acta

El expresidente de la Generalitat ya tiene candidato para encabezar la lista de su formación, llámese como se llame, a las próximas elecciones autonómicas catalanas: él mismo

Foto: Carles Puigdemont, en el mitin de Perpiñán. (EFE)
Carles Puigdemont, en el mitin de Perpiñán. (EFE)
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El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ya tiene candidato para encabezar la lista de su formación, llámese como se llame, a las próximas elecciones autonómicas catalanas, que posiblemente se celebrarán este otoño: será el propio Puigdemont. A cuatro meses de los comicios, el mandatario fugado en Waterloo no tiene partido todavía, no tiene programa y no tiene estrategia, pero confía en sí mismo para salvar la papeleta y dar de nuevo el sorpaso a ERC derrotando en las urnas a los republicanos.

El último nombre barajado por Puigdemont para competir en esos comicios en su lista era el del inefable Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona. Pero este se echó atrás, ante la posibilidad de un gran batacazo electoral, alegando que solo encabezaría una lista unitaria del independentismo. Al fugado, pues, le quedaba una carta en la manga: proponerse él de cabeza de cartel.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters)

“Eso es lo que cada día se comenta más en su entorno. El nombre de Puigdemont es el mayor activo que tiene Junts per Catalunya (JxCAT) y lo tiene que aprovechar. Será el número uno aunque luego no tome posesión y se quede como eurodiputado”, afirma a El Confidencial una fuente cercana al ‘expresident’. Y otra fuente que ha estado en sus cercanías hasta hace poco abunda en la misma cuestión. “Si no se presenta él, los de JxCAT no tienen números. Lo único que aguanta todo el montaje de JxCAT es Carles Puigdemont. En estos momentos, no le hace falta un partido, aunque el problema está en el día después. O sea, en saber quién gobernará. Y ahí sí necesitará una estructura”.

En las últimas semanas, Puigdemont se dedicó a intentar doblegar al PDeCAT para que se integrara en JxCAT. David Bonvehí, presidente de los posconvergentes, se negó, arropado por los cuadros de su formación. Pero el partido está en una situación difícil: por un lado, los descontentos con la unilateralidad se le están marchando gota a gota hacia el nuevo Partit Nacionalista Català (PNC), liderado por Marta Pascal, ex coordinadora general del PDeCAT y decapitada por Puigdemont. Por otro lado, los actuales consejeros y los exconsejeros encarcelados y fugados se han conjurado para pasarse con armas y bagaje a JxCAT o a la formación que ocupe su lugar, bajo la batuta de Puigdemont.

placeholder David Bonvehí. (EFE)
David Bonvehí. (EFE)

En otras palabras: dos fracturas en pocas semanas. A Bonvehí le quedan cuatro fieles, algunos alcaldes y su principal activo: la marca JxCAT es propiedad del PDeCAT, por lo que Puigdemont está en un dilema, porque o pacta una alianza con su ya expartido o no podrá utilizar ese nombre.

“Eso es muy importante, porque el PDeCAT tiene los derechos electorales, lo que quiere decir que las subvenciones de las elecciones no irán a JxCAT sino al PDeCAT. Y la presencia en los debates televisivos no será de JxCAT sino del PDeCAT. Si Puigdemont quiere presencia, ha de pactar”, reconoce una fuente posconvergente a este diario. Y otra subraya: “Si David no quiere, Puigdemont no tiene derechos electorales. Si aguanta, el otro no tiene nada que comerse. Lo malo es que les vence la testosterona en vez de la estrategia”. Se da una curiosa paradoja: ambos se necesitan mutuamente. Al PDeCAT le hace falta un cabeza de lista con tirón. A Puigdemont, en cambio, le hace falta una organización que le deje utilizar la marca JxCAT, que le haga la campaña electoral en el territorio, puerta a puerta, y que le gestione luego la Administración.

Pero el gran problema del PDeCAT en estos momentos es que está muy fragmentado: “Hay mucho juego inconexo con la realidad. Mucha gente se ha dado cuenta de que con Puigdemont no hay mucho futuro. Además, hay una familia por metro cuadrado dentro del PDeCAT mientras que se han de tomar decisiones porque hay demasiados espacios abiertos”.

Negociaciones secretas

La escisión del PNC ha puesto de relieve algo muy importante: hay vida más allá de Puigdemont en el independentismo catalán. Y, además, ha permitido visualizar que el independentismo no necesariamente ha de pasar por la unilateralidad. El ‘expresident’ fugado ha jugado a aprendiz de brujo y puede quemarse en su propia hoguera. Puigdemont quiso ser más cupero que la CUP y más republicano que ERC. Ahora le toca lidiar con la criatura que él mismo moldeó: una criatura de derechas capaz de pactar sin problemas con la ultraizquierda.

Buena prueba de ello son las negociaciones secretas que lleva desde hace semanas para incorporar a un sector de la radical CUP a su proyecto de JxCAT. De hecho, su intención es que el número tres de su candidatura sea precisamente un dirigente de la CUP, del sector de Poble Lliure. Este pequeño partido (el más grande de los que integran la formación anticapitalista) es el único de los del partido radical que ha apoyado a Puigdemont en su alocada hoja de ruta de Bélgica, integrándose en el Consell per la República, la organización fantasmagórica ideada por Puigdemont para visualizar un Govern en el exilio y para ejercer de polo de atracción del independentismo.

Foto: Reuters. Opinión
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Su intención es partir la CUP y ya ha hecho la oferta formal, pero eso es una apuesta muy arriesgada que le puede significar un conflicto con el PDeCAT o con los sectores de la derecha catalanista que, aunque sean independentistas, jamás pactarían con la ultraizquierda”, admite una fuente nacionalista. Pero la envolvente del de Waterloo es restar votos a la izquierda y decirle al votante de ERC que él no es de derechas, lo que no deja de ser un contrasentido, porque llegó a la política cabalgando el caballo de la derecha nacionalista catalana.

“El nombre de Puigdemont tiene tirón, nadie lo duda. En las europeas, le votó mucha gente de ERC y sacó más votos que Junqueras. A él le gustaría repetir jugada, pero mucha gente se ha quedado huérfana y cree que Puigdemont lo está haciendo mal, por lo que vuelve a mirar a ERC”, explica un destacado dirigente del PDeCAT. De ahí el guiño al votante de izquierdas con la nueva hoja de ruta. Será la pinza perfecta contra ERC.

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Pere Aragonès (i) charla con Damià Calvet en el Parlament. (EFE)

El número dos de la lista, en cambio, sería una persona de su total confianza, muy posiblemente un consejero de la Generalitat que está por definir. De hecho, hay dos nombres en el candelero: Damià Calvet y Miquel Buch, que podrían pactar repartirse el partido y el Gobierno. En el PDeCAT, sin embargo, cuentan con Àngels Chacón como cabeza de lista. El que su nombre se sitúe en la candidatura depende de los pactos a los que Bonvehí llegue con Puigdemont. La hoja de ruta pasaría entonces por la renuncia del fugado a presidir la Generalitat, ante la imposibilidad de tomar posesión de su cargo (ahí dejaría caer una buena dosis del victimismo de que no puede ser presidente de Cataluña por culpa del pérfido Estado español), y dejar el Govern en manos de una persona de su total confianza, mientras él se dedica a la política europea.

La cabriola con el sector más moderado de la CUP, no obstante, es muy arriesgada y obligará a Puigdemont a convencer a los barones del PDeCAT de la bondad de sus intenciones y le abocará a ceder espacio electoral, aunque el fugado se resiste a hablar de porcentajes. “Puigdemont no quiere hablar de cuotas porque lo que quiere es decidir él. En el PDeCAT, hay la sensación de que no se le puede ganar y se junta el hambre con las ganas de comer. Al final, tendremos la paradoja de que los del PDeCAT y los de JxCAT se pelean, se separan y dentro de cuatro meses concurren juntos a las elecciones”, critica un hasta hace poco dirigente posconvergente.

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ya tiene candidato para encabezar la lista de su formación, llámese como se llame, a las próximas elecciones autonómicas catalanas, que posiblemente se celebrarán este otoño: será el propio Puigdemont. A cuatro meses de los comicios, el mandatario fugado en Waterloo no tiene partido todavía, no tiene programa y no tiene estrategia, pero confía en sí mismo para salvar la papeleta y dar de nuevo el sorpaso a ERC derrotando en las urnas a los republicanos.

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