Notables del PDeCAT maniobran para alejarse del yugo belga de Puigdemont
La anterior coordinadora, Marta Pascal, que acaba de presentar libro con un título premonitorio ('Perder el miedo'), quiere revitalizar el partido y coincide con el presidente de la formación
El PDeCAT, heredero de la antigua Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), vive tiempos convulsos. Tras ser engullido por Junts per Catalunya (JxCAT), hay barones del partido que quieren volver a tomar las riendas de la formación y desligarse del liderazgo de Carles Puigdemont desde Waterloo. Abogan en privado por abandonar la unilateralidad y competir por el voto catalanista. Sin embargo, Puigdemont sigue teniendo el control total sobre las listas.
“El partido ha de renunciar claramente a la unilateralidad. Ha de ser una formación capaz de aglutinar los sentimientos del independentismo, el soberanismo, el nacionalismo y el catalanismo que son compartidos por amplios sectores sociales, todo ello sin renunciar a la independencia como horizonte. No tenemos por qué renunciar a nuestros ideales y nuestros valores, pero hemos de ser capaces de avanzar en ese campo y de gobernar para siete millones de catalanes”, explica una dirigente del partido.
La anterior coordinadora, Marta Pascal, que acaba de presentar libro con un título premonitorio (‘Perder el miedo’), quiere revitalizar el partido y, en ese sentido, según las fuentes consultadas, coincide con el actual presidente de la formación, David Bonvehí. “La dirección actual quiere mantener viva la llama y no da la batalla por perdida. Es consciente de que el PDeCAT ha perdido presencia política y capacidad de influir en la política y en la sociedad, devorado por JxCAT. Y hay que poner remedio”, añade la fuente. Pascal, que fue arrinconada por Carles Puigdemont (quien situó a Míriam Nogueras como vicepresidenta y la persona con más influencia en la formación), estudia la forma de contrarrestar la influencia del ‘expresident’ fugado en Bélgica.
Consideran que el PDeCAT ha perdido influencia devorado por JxCAT y el mando de Puigdemont
En la actual coyuntura política se dan dos circunstancias paralelas: mientras los barones del PDeCAT reclaman más poder, en JxCAT una parte quiere que Puigdemont se acabe desembarazando de esa formación pero otros piden que el PDeCAT desaparezca y se diluya dentro de la marca con la que se presentan a las elecciones, transformando definitivamente a JxCAT en un partido político. Por tanto, un sector de los barones considera que es un buen momento para clarificar las cosas y liberarse de lo que consideran un yugo.
El papel de Marta Pascal no es sencillo, como tampoco lo es el de otros dirigentes que han sido marginados, como el exportavoz de CiU en el Congreso Carles Campuzano o el exdiputado Jordi Xuclá. Estos dos últimos se han encuadrado dentro del sector llamado de Poblet, que son los que se reunieron el pasado mes de septiembre en el monasterio del mismo nombre para diseñar un nuevo proyecto de futuro. Pascal no se desplazó a Poblet ni está en ese grupo, pero sus proyectos son casi idénticos.
De ahí que los barones ‘rebeldes’ tengan la esperanza de que cualquier iniciativa de Pascal sea apoyada por ese grupo. Porque la excoordinadora tiene una cosa clara: sus prioridades pasan por intentar controlar el PDeCAT en primer lugar: “Poblet es un grupo de opinión de la sociedad civil y está cerca de las tesis de Pascal de plantear un nuevo modo de hacer política y de su proyecto para Cataluña”, subraya una fuente cercana a Pascal. Y si el PDeCAT reacciona y cambia su estrategia, todos se unirán dentro del partido para “volver a ocupar el centro político de la catalanidad, pero si no, habrá que pensar en otras fórmulas”. Y esas fórmulas, según un destacado dirigente que prefiere mantener el anonimato, “se traducen en montar otro partido”.
Este dirigente enfatiza que Pascal “no se integrará en las plataformas que se están creando ni participará en congresos [en alusión al congreso fundacional de una nueva fuerza que agrupa a Lliures y a la Lliga Catalanista, previsto para el mes de marzo]. Hacia ahí no van las cosas. Si el PDeCAT no asume una posición de centralidad política, un papel similar al del PNV, deberá formalizarse un nuevo movimiento, pero este ha de ser real, ha de salir de gente nueva, no lastrada por la historia. ¿Quién tiene más credibilidad: los que plantean un proyecto potente, cargado de ilusión y de futuro, o los que presentan un proyecto basado en la nostalgia del pasado? Debemos elegir entre los que quieren un espacio para seguir en primera línea de la política, como las plataformas que quieren reinventarse, o los que quieren construir un espacio de futuro”.
La alusión es a exdirigentes de CDC como Antoni Fernández Teixidó o Germà Gordó, que impulsan fuerzas como Lliures o Convergents, que negocian su alianza en esa gran plataforma. Para los partidarios de Pascal, "hacer una nueva Convergència, que es lo que pretende ese proyecto, es más de lo mismo. Hay que recuperar el espíritu con gente y con modos nuevos de hacer política, del siglo XXI. En ese proyecto cabemos todos. Han de comprender que Cataluña solo es gobernable desde la centralidad política y nosotros llevamos desde 2012 dando bandazos".
Desde las posiciones soberanistas partidarias de una amplia plataforma, las cosas se ven de diferente manera. Un dirigente con mando en plaza explica que el posicionamiento de Pascal “sirve para contrastar la orfandad política de una parte de los antiguos convergentes”. Y añade que la dirigente soberanista debe valorar si puede hacerse con el control del partido, pero duda de que disponga del tiempo necesario para embarcarse en un nuevo proyecto político.
Este dirigente asegura que existen conversaciones con el sector de los de Poblet e incluso con la propia Marta Pascal para convencerlos de que se sumen a esta nueva plataforma conjunta. “Tenemos algo en común: que hemos de abandonar la unilateralidad. Y, además, que queremos consolidarnos en ese centro derecha y priorizar políticas de corte liberal”. La dirigente del PDeCAT es reacia, en principio, a integrarse en ese proyecto. Prefiere uno propio. Pero los puentes están tendidos y la presión de Waterloo, junto con el calendario político de Cataluña, decidirá finalmente si opta por seguir su camino en solitario o acepta la compañía de los que ya huyeron del PDeCAT descontentos con la estrategia de Puigdemont.
El PDeCAT, heredero de la antigua Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), vive tiempos convulsos. Tras ser engullido por Junts per Catalunya (JxCAT), hay barones del partido que quieren volver a tomar las riendas de la formación y desligarse del liderazgo de Carles Puigdemont desde Waterloo. Abogan en privado por abandonar la unilateralidad y competir por el voto catalanista. Sin embargo, Puigdemont sigue teniendo el control total sobre las listas.
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