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Ruptura de la confianza dentro del Govern

ERC teme que Torra y Puigdemont se venguen con unas elecciones inminentes

Esta posibilidad ha sido siempre negada por los posconvergentes, que prometieron día sí y día también que la legislatura se agotará

Foto: El coordinador nacional de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Pere Aragonés (i), y el portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián. (EFE)
El coordinador nacional de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Pere Aragonés (i), y el portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián. (EFE)

La decisión del consejo nacional de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) de apoyar la abstención en la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y dar luz verde a las negociaciones con el PSOE ha abierto una puerta y ha cerrado otra. El vicepresidente catalán y coordinador de ERC, Pere Aragonès, puso sus éxitos para formar una mesa de diálogo al servicio “del país” y de “las instituciones de Cataluña”, lo cual quiere decir al servicio del ‘president’ Quim Torra. Pero fuentes republicanas consultadas por El Confidencial temen que la cosa no sea tan fácil.

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“Después del posicionamiento duro de JxCAT y de Torra esta mañana [refiriéndose a este jueves], el mayor temor es que se convoquen ya elecciones autonómicas en Cataluña. Torra va a poner toda la carne en el asador, con el visto bueno de Carles Puigdemont”, vaticinan las fuentes consultadas. Esta posibilidad ha sido siempre negada por los posconvergentes, que prometieron día sí y día también que la legislatura se agotará. Pero la ruptura de la confianza dentro del Govern ha vuelto a desatar los rumores de elecciones anticipadas.

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Las fuentes admiten que “se rompió un lazo con Torra” después de que este le dijese a Aragonès que ese pacto no era suyo y que ni él ni el Govern lo asumían. En su discurso ante el consejo nacional, el vicepresidente catalán recalcó varias veces que no es un pacto de partido. “Nos hemos arriesgado como partido para ponerlo al servicio del país. Por eso trasladé al ‘president’ la propuesta que compartimos: que la solución es un referéndum de independencia”.

Aragonès enumeró las premisas de la mesa de negociación: “Primero, reconocer que estamos ante un conflicto político, que esto no es un problema de competencias autonómicas; segundo, reconocer la legitimidad de todas las propuestas y de todas las instituciones de Cataluña para llevar a cabo la negociación, y tercero, que se ha de activar la vía política, no únicamente la judicial y la policial como hasta ahora”.

La temida ofensiva

Y dejó muy claro que pone el acuerdo del consejo nacional “al servicio del país, de las instituciones y del Govern de Cataluña. Ahora ofrecemos que las instituciones decidan cuál es el contenido de la mesa, porque hay libertad absoluta para hablar de todo”. Detalló, eso sí, las cuatro patas de esas negociaciones: “Primero, que haya bilateralidad entre gobiernos e instituciones. No son los partidos, ni ERC, los que han de negociar en nombre de Cataluña, sino que son sus instituciones, cosa que se había negado hasta ahora. Nos hemos arriesgado como partido para poner la negociación al servicio del país. Segundo, la libertad de contenidos: cualquier parte puede plantear sus propuestas. Y nos obligamos a evaluar las propuestas del otro y a formular alternativas de cada parte. Tercero, un calendario transparente: en 15 días, se pondrá en marcha la mesa de negociación. Y cuarto, garantías: la gente ha de acabar pronunciándose. Los acuerdos los habrá de validar la ciudadanía de Cataluña en una consulta legal y acordada”.

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Pero tanto JxCAT como Quim Torra se han puesto de perfil. A JxCAT le ha sabido a cuerno quemado la exclusión de las negociaciones para formar Gobierno. Lejos quedan ya los tiempos en que los convergentes eran pieza clave en cada legislatura. En 2020, son solo una sombra de lo que eran hace apenas una década. Pero como los números cantan, los herederos de Jordi Pujol no son necesarios hoy por hoy.

Lo más temible ahora es la ofensiva de Puigdemont y los suyos. De momento, ya planea sobre la cabeza de ERC la posibilidad de una nueva candidatura auspiciada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que se asocia a una maniobra de Puigdemont: se trata de la candidatura de Primàries, destinada a captar el voto independentista de izquierdas, mientras que JxCAT se reservaría para sí el voto más emocional y el de la derecha soberanista.

En esta nueva etapa, Puigdemont se reserva el papel de duro (ideológico) de la película. Es decir, el que plantea soluciones extremistas para poner en aprietos a la ‘tradicionalista’ ERC. JxCAT jugará el papel de fuerza radical con el fin de dejar en evidencia a sus principales rivales, los republicanos. Y no escatimarán recursos para ello. Por eso también existe preocupación en Esquerra. “No olvidamos que en las últimas elecciones, partíamos como favoritos y quedamos terceros, mientras que Puigdemont, que estaba muy abajo, nos pasó por delante y quedó segundo. No podemos permitir que eso pase otra vez”, explican las fuentes.

Las condiciones han cambiado

En ese contexto, desde Esquerra creen que la situación no es la misma. Hoy, todo el mundo sabe en qué condiciones está cada uno. Y los 13 años de cárcel de Oriol Junqueras son una imagen potente ante el ‘exilio’ dorado de Puigdemont. Al menos eso esperan en Esquerra que la gente valore. Y por eso, los republicanos están dispuestos a llevar adelante una hoja de ruta diferente para salir del bucle en que está inmersa la política catalana. Un comunicado del partido señalaba este jueves que el consejo nacional “ha entendido que esta es una oportunidad de desbloquear y encarrilar el conflicto político sobre el futuro de Cataluña y establecer las bases para su resolución a través de un diálogo efectivo, abierto, sincero y sin exclusiones”.

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Pere Aragonès abundó en lo mismo: “Esto no es el final de un camino, sino el inicio. Vale la pena avanzar por él, que la bandera del diálogo y la negociación sea uno de nuestros estandartes. No podemos ceder esa bandera, ni ante los ciudadanos ni ante la comunidad internacional. Y el diálogo ha de formar parte no solo de la retórica del independentismo sino de su acción política”. Y sacó pecho para afirmar que su programa electoral prometía hacer todo lo posible para forzar una negociación. Lo ha conseguido.

Es un giro importante en la estrategia que se había practicado los últimos años. Y un giro copernicano en lo relativo a la hoja de ruta de Puigdemont. “A partir de esta propuesta, no nos da miedo negociar. Confiamos en nuestras convicciones. Abrir caminos para hacer política vale la pena. Y vale la pena asumir riesgos a cambio de beneficios para el conjunto del país”, recordó el vicepresidente catalán, que resaltó en varias ocasiones que “estamos ante un conflicto político y los problemas políticos se resuelven haciendo política, hablando, negociando, pactando y votando”.

Por eso, en la formación republicana se preparan ya para la ofensiva que, sospechan, llegará de Waterloo. Su estrategia es clara y diáfana. Y, además, pragmática, bañada con una pátina de humildad (al decir de Aragonès): “Hasta ahora, el Gobierno del Estado no quería discutir, dialogar, negociar, dejar en manos de la ciudadanía de Cataluña el decidir. Nosotros hemos trabajado para que las consecuencias sean las más favorables a lo que pide la gente: mesa y consulta. Y proponemos que sean las instituciones legitimadas las que luchen y negocien la amnistía, el referéndum y el fin de la represión”, aseguró Aragonès. La nueva estrategia choca con el posicionamiento de Puigdemont y de JxCAT, pero en ERC están seguro de que, esta vez, por mucho avance electoral que haya, el ciudadano comprenderá mejor las razones de los republicanos. Y, además, consideran que, a día de hoy, nadie puede tachar de traidor a un partido que tiene a cuatro presos condenados a severas penas de cárcel y a su secretaria general en el ‘exilio’. Puigdemont, pues, no lo tendrá tan fácil.

La decisión del consejo nacional de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) de apoyar la abstención en la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y dar luz verde a las negociaciones con el PSOE ha abierto una puerta y ha cerrado otra. El vicepresidente catalán y coordinador de ERC, Pere Aragonès, puso sus éxitos para formar una mesa de diálogo al servicio “del país” y de “las instituciones de Cataluña”, lo cual quiere decir al servicio del ‘president’ Quim Torra. Pero fuentes republicanas consultadas por El Confidencial temen que la cosa no sea tan fácil.

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