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El partido independentista de Baviera: "Alemania no debe tener tanto poder"
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APROVECHAN EL REVUELO MEDIÁTICO CON PUIGDEMONT

El partido independentista de Baviera: "Alemania no debe tener tanto poder"

Existen desde hace 50 años, pero nunca han conseguido suficiente respaldo social. Estos días, aprovechan que Alemania mira al independentismo para avivar su causa

Foto: El partido nacionalista de Bayern está aprovechando la atención mediática al independentismo (a la derecha Florian Weber, su líder).
El partido nacionalista de Bayern está aprovechando la atención mediática al independentismo (a la derecha Florian Weber, su líder).

El independentismo catalán y el alemán tienen varias cosas en común. Una de ellas es que los dos han visto cómo el Tribunal Constitucional rechazaba sus aspiraciones a realizar un referéndum con escasos meses de diferencia. Los primeros siguieron adelante con el plan. Los segundos se quedaron con las ganas, sobre todo por la falta de respaldo que tienen en su región.

Sin embargo, la estancia obligada de Carles Puigdemont en el país ha avivado sus esperanzas. En los últimos días, las muestras de apoyo y el discurso catalanista del Partido de Baviera, que desde hace 50 años tiene como máximo objetivo separarse de Alemania, son frecuentes en sus comunicados y redes sociales. Los máximos dirigentes de este partido minoritario posan con carteles pidiendo la libertad de los presos, llevan lazos amarillos en sus tradicionales trajes bávaros y reaccionan públicamente a cada movimiento judicial y político de las últimas semanas —una postura nada habitual en el panorama político de estos días, que evita a toda costa posicionarse—.

Se fundó despues de la II Guerra Mundial con ideología monárquica y conservadora

“Apoyamos la causa de Puigdemont porque nosotros también queremos una independencia de Baviera dentro de la Unión Europea, como Estado propio”, asegura Florian Weber, líder del partido del sur de Alemania. “En Cataluña, la mayoría de la gente quiere la independencia. Aquí, sin embargo, solo el 32% de los bávaros lo apoyan, pero queremos enseñarles que estaríamos mejor por nuestra cuenta".

Fundado tras la II Guerra Mundial

Los orígenes del Partido de Baviera se remontan a 1946, cuando un grupo de miembros descontentos del CSU —la sección del CDU en Baviera— formaron un partido monárquico y conservador que quería un poder totalmente desligado del resto de Alemania. Sus consignas iban dirigidas sobre todo a la población rural, donde se sigue situando el grueso de sus seguidores.

Baviera ha sido tradicionalmente una de las regiones con más sentido de identidad propio, y es donde el sentimiento nacionalista está más arraigado, con un 32% de alemanes que quieren dejar de serlo, según un sondeo de 2017 (en el caso de Berlín, por ejemplo, ronda el 12%). Sus reivindicaciones se basan también en que fueron declarados Estado Libre de Baviera tres años antes de que se promulgase la Constitución de la República Federal Alemana, por lo que alegan que teóricamente tienen derecho a proclamarse independientes sin el permiso del resto del país.

Somos el único partido independentista alemán, no es como en Cataluña, así que tenemos ideologías de todo tipo

Sin embargo, el Partido de Baviera no consigue canalizar ese sentimiento electoralmente. En sus orígenes, llegaron a conseguir que un 17,9% del electorado de su estado les votase, pero su representación no ha hecho más que ir en picado desde entonces. Ahora mismo solo tienen voz parlamentaria a nivel municipal (seis concejales repartidos en cuatro regiones) y unos 6.000 afiliados, y desde los sesenta no consiguen un escaño en el Parlamento bávaro. Por eso descartan por el momento seguir luchando por un referéndum. “Primero tenemos que convencer a la gente de que es lo mejor para Baviera”, insiste Weber, que trabaja como político a media jornada. En 2016, protagonizaron algunos titulares porque cuadruplicaron su presencia en el Parlamento de Múnich, y aspiran a que su subida se consolide en las estatales de este año.

placeholder Uno de sus carteles propagandísticos.
Uno de sus carteles propagandísticos.

En contra del TTIP y del matrimonio gay

Para explicar por qué cree que Baviera debe ser independiente, Weber se remonta a 1871, fecha en que se proclamó el imperio alemán, que lo incorporó dentro de su territorio aunque con una administración propia. “Desde entonces, ha habido guerras y mucha gente ha muerto, creemos que sería mejor si Alemania no fuera tan grande ni tuviera tanto poder dentro de Europa”. Define el partido como liberal conservador, aunque explica que entre sus afiliados hay diversidad de posturas políticas: “Somos el único partido independentista alemán, no es como en Cataluña, que hay varios, así que hay ideologías de todo tipo”.

“Nuestras reivindicaciones son políticas, económicas y culturales. Tenemos nuestra propia identidad e historia al margen de la alemana y creemos que económicamente será mejor para nosotros estar fuera”, explica su líder. “En Baviera pagamos cada año casi 30 millones de euros sin obtener nada a cambio. Creemos que hay que ser solidarios, pero también que no hay que matar la vaca de que te da la leche. Por ejemplo, en Berlín, los niños de la escuela tienen comida gratis y en Baviera no, pero se paga con nuestro dinero”.

placeholder Otra imagen donde identifican su causa con la catalana.
Otra imagen donde identifican su causa con la catalana.

Como Cataluña en España, Baviera es en Alemania una de las regiones más enriquecidas del país, y quieren tener más competencias para gestionar ellos mismos su patrimonio. También abogan por potenciar el dialecto bávaro, una democracia más participativa y están en contra de tratados de libre comercio como el TTIP. Pero su discurso pivota de la izquierda a la derecha muy fácilmente. Por ejemplo, están en contra del matrimonio gay, de que los extranjeros puedan votar y de la acogida de todos los refugiados que lo solicitan, cuestiones que los separan del independentismo catalán. Además, el nacionalismo bávaro se considera católico, frente a la mayoría protestante del resto del país, y siempre se ha sentido más cercano a Austria, quien durante el siglo XIX intentó también anexionarse la región.

A diferencia de partidos de extrema derecha como AfD, con los que en ocasiones se les relaciona, el recelo de estos bávaros se orienta más hacia 'los otros', pero de dentro de Alemania. O sea, los no bávaros. La memorable frase que exclamó uno de sus fundadores en 1947 es un buen ejemplo que aún se recuerda: "Si el hijo de un granjero se casa con una rubia del norte de Alemania, es una pena para mí: los prusianos, esas cosas [sic], y los refugiados tienen que irse, y los granjeros deben hacer todo lo posible por ayudar".

Sin noticias de Puigdemont

Aunque reconocen que les gustaría, no han tenido por el momento ninguna reunión ni comunicación con el 'expresident' de la Generalitat. Cuando los jueces de Schleswig-Holstein le dejaron en libertad, emitieron un comunicado en el que aseguraban que la decisión era “una gran bofetada en la cara a los políticos españoles y la justicia” y que la resolución reafirmaba su punto de vista: "El deseo de libertad y autodeterminación no puede ser castigado. Los intentos de secesión pacífica son una cuestión política, no legal”.

Con quienes sí tienen más relación es con ERC, con los que comparten partido en Bruselas, la Alianza Libre Europea, que aúna partidos que defienden la autodeterminación. “Nos vemos en el encuentro anual y sí tenemos buena relación”, explica Weber.

La llegada del conflicto catalán a suelo germano está cambiando la opinión social sobre el independentismo, y el partido bávaro espera que esto influya también en su causa. “Creo que el Gobierno alemán está de acuerdo con el Gobierno español, pero aquí la gente, si ves las encuestas, no entiende por qué los políticos catalanes han ido a la cárcel, no lo entiende”, asegura Weber. “La opinión de mucha gente en Alemania y Baviera es que si quieren hacerlo que lo hagan, siempre que no lo hagan con violencia. Y creo que eso es bueno para nosotros también”.

El independentismo catalán y el alemán tienen varias cosas en común. Una de ellas es que los dos han visto cómo el Tribunal Constitucional rechazaba sus aspiraciones a realizar un referéndum con escasos meses de diferencia. Los primeros siguieron adelante con el plan. Los segundos se quedaron con las ganas, sobre todo por la falta de respaldo que tienen en su región.

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