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Los multitrasvases, eterna amenaza sobre Aragón, vuelven de la mano de Ribera
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Los multitrasvases, eterna amenaza sobre Aragón, vuelven de la mano de Ribera

El riesgo del trasvase del Ebro, como el dinosaurio, siempre está ahí. Y si en el pasado se iban el agua y las personas, la sequía que vive Cataluña renueva la demanda de caudales y se añaden las energías renovables

Foto: Parques eólicos en los límites de las provincias de Zaragoza y Teruel. (Luis Brinquis/Cedida)
Parques eólicos en los límites de las provincias de Zaragoza y Teruel. (Luis Brinquis/Cedida)

Esta semana, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, decía que "no es descartable que, en situaciones de emergencia, haya que tomar medidas extraordinarias de emergencia" y que "hay que ser cuidadosos para garantizar que haya agua no solo mañana, sino pasado mañana".

Con esa disposición a cambiar su guion de líder anti trasvasista desataba todas las alarmas y conseguía que todas las formaciones políticas aragonesas, Vox incluida, se pusieran de acuerdo para rechazar cualquier forma de trasvase de aguas del Ebro. Máxime cuando la sequía es habitual en la cuenca y miles de hectáreas de regadío solo lo son sobre el papel porque las obras no llegan y, cuando se plantean proyectos como las olimpiadas de invierno, se diseñan con Aragón de subalterna.

Eran unas declaraciones que resucitaban fantasmas que se creían superados de ser un territorio al servicio de las comunidades vecinas, a las que en la historia contemporánea ha aportado población, energía y agua. Población para la industrialización en el siglo XX. Agua para multiplicarla en los setenta y atender la demanda turística y, ahora, energía renovable para la economía digital y más agua para combatir los efectos del cambio climático.

Foto: Vista de parte de los daños provocados por la riada del Ebro de 2021 en Zaragoza. (EFE/Javier Cebollada)

Sed y despoblación

Una reciente exposición celebrada en Zaragoza, Hay tierras al Este, diseñada por el anterior Gobierno de Lambán para acercar posturas con Cataluña, mostraba muy gráficamente el gran éxodo de aragoneses a esa comunidad y cómo los valles del Pirineo se inundaban para generar la energía que moviera su industria, llevando a decenas de pueblos a la desaparición. En 1930, 130.000 aragoneses vivían en Cataluña y el 8% de los habitantes de Barcelona tenían origen aragonés, cuando en todo Aragón no se llegaba al millón. Esa cifra tocó techo en los ochenta, cuando más de 200.000 aragoneses vivían en la capital catalana y su entorno, migración que se cebó especialmente con Huesca y Teruel.

Foto: Presidente de Aragón, Jorge Azcón. (Eduardo Sanz/Europa Press)

Jesús Moncada (Mequinenza 1941-Barcelona 2005) y uno de los grandes escritores en catalán, explicaba cómo la construcción del pantano que inundó su pueblo, otrora floreciente enclave minero, provocó una emigración en masa a Barcelona. "La puerta de entrada era el barrio de Gracia, donde sólo había que gritar Mequinensa y se abrían 10 ventanas de paisanos", contaba el autor de Camí de Sirga.

Con esos precedentes, en los setenta llegó el primer proyecto de trasvase de llevar aguas del Ebro a Barcelona, lo que daría lugar el aragonesismo moderno. Reivindicaba que los recursos naturales sirvieran para el desarrollo del territorio y no para enriquecer aún más a las comunidades vecinas, como cantaban Labordeta, La Bullonera o Carbonell, que lamentaban esa práctica extractiva que vaciaba el territorio a beneficio de terceros.

Foto: Mateo Valero. (Cedida)

Esa obra no se hizo, pero sí, en los ochenta, el mini trasvase a Tarragona, que propulsó ese área, y que ahora vuelve a escena. Le han sucedido nuevos intentos con distintos nombres. El mayor fue el Plan Hidrológico Nacional que aprobó en 2001 el Gobierno de Aznar y proponía llevar 1.050 hm3 al litoral mediterráneo, desde Barcelona hasta Almería. Finalmente, no salió adelante debido a sus complicaciones medioambientales, su elevado coste y, especialmente, la gran oposición de los aragoneses y los catalanes del Delta, así como las organizaciones ecologistas, en las que la actual ministra Ribera era muy activa.

El episodio de grave sequía de 2008 trajo a la planificación hidráulica un plan temporal para ampliar hasta Barcelona la distribución de los 4 m3 por segundo que tiene concedidos Tarragona. Unas lluvias intensas llenaron los embalses y no hubo que aplicarlo. Es el mismo plan que resucitaron en diciembre los colegios de ingenieros en el actual contexto de falta de reservas de agua en las cuencas internas catalanas, que está obligando a aplicar restricciones en los consumos.

Foto: Vista del Ebro a su paso por Zaragoza el año pasado. (EFE/Javier Cebollada)

La crítica coyuntura política, en la que Pedro Sánchez necesita los votos de Junts para sostener su gobierno, hace temer que algunos de los proyectos expuestos estos días puedan salir adelante, aunque ahora se evite la palabra trasvase y se niegue que se trate de una obra de ese cariz. Serían dos operaciones distintas y activadas en paralelo pero con un denominador común en el horizonte: ampliar los caudales del Ebro en las concesiones a Cataluña.

El gen convergente

Todo apunta a que la primera ficha la movió Junts, a través de los colegios profesionales. Ya en el pasado, Convergencia quiso que se desmembrara la gestión del tramo del Ebro que discurre por Cataluña para decidir sobre esos caudales desde la Generalitat. Se hubiera quebrado la unidad de cuenca, algo que los expertos rechazan de plano.

Ahora, con la excusa de la sequía, se trata de intentar ganar caudales para Barcelona y su área metropolitana. Y una vía es reeditar ese plan de 2008 de prolongar la distribución de la concesión que tiene Tarragona y llevarla a un embalse intermedio que enlaza con las redes de Barcelona. Se produciría un trasvase de aguas de una cuenca a otra, sin eufemismos posible. Y en Aragón se teme que, una vez construida la tubería, presupuestada en 300 millones de euros, sería la puerta a aumentar los caudales en el futuro.

Foto: Teresa Ribera, con el presidente de Naturgy, Reynés. (EFE/Luca Piergiovanni)

Estos caudales no van destinados a resolver problemas de agua de boca, sino que son para usos industriales y agrícolas, para los que la Generalitat no ha desarrollado infraestructuras alternativas suficientes como las desaladoras. Los usuarios deben costear una parte y, como el precio del agua resultante es más elevado, las evitan.

Son datos que los agentes aragoneses afectados, sean regantes, industriales o municipios, conocen bien, por lo que rechazan estas medidas, que socavarían los recursos de la cuenca del Ebro, como bien se sabe en Aragón, que viene de sucesivas añadas de gran sequía.

Ese proyecto de gen convergente, aunque presentado por personas interpuestas, tiene todo el rechazo del otro aliado del Gobierno de España pero enemigo íntimo de Junts en Cataluña, ERC, con un caladero electoral premium en las comarcas tarraconenses.

ERC enseguida se movilizó en contra de la iniciativa de los ingenieros de usar el caudal de Tarragona en Barcelona. Como los aragoneses, temen que, una vez abierto el grifo, no se cierre. Por eso fue una sorpresa que el mismo conseller de Acción Climática que acabó el año negando que fuera a salir ni un cubo de agua del Ebro, lo arrancara explicando el pasado día 14 de enero, domingo, en Falset que había pedido a la Confederación caudales para paliar los daños que la sequía estaban provocando en los viñedos y olivares del Priorato. O sea, el Gobierno de ERC, acusado de haber sido incapaz de impulsar infraestructuras preventivas globales, se mojaba buscando una respuesta a las demandas de una parte de sus electores.

Obras millonarias temporales…

También, como en el proyecto de ampliación del mini trasvase, habría que construir una tubería, valorada en este caso en 60 millones de euros. Como pecado menor exponía que eran aguas de la misma cuenca, pero ya hay expertos que explican que acaban mezclándose con otras, ya que el embalse de Siurana (del Ebro) está conectado con el de Riudecanyes (de otra cuenca). Y resulta igualmente increíble que se hiciera para llevar agua ocasionalmente. Estaría además un año largo de obras, luego para paliar esta sequía, como el proyecto de los ingenieros, tampoco valdría.

Se trataría pues de obras para el futuro –"garantizar que haya agua no solo mañana, sino pasado mañana", Ribera dixit-, que en Aragón han motivado una gran preocupación y posicionado a todos los grupos en contra, empezando por el presidente Jorge Azcón. Lo mismo el PSOE aragonés, por boca de su secretario general, Javier Lambán. Ninguno de los dos partidos mayoritarios va a dejarse llevar por las estrategias de Madrid, que en Aragón tienen un elevado coste político.

Foto: El popular Jorge Azcón (d) saluda al portavoz de Vox y próximo vicepresidente, Alejandro Nolasco, tras ser investido presidente de Aragón. (EFE/Javier Belver)

Otra cosa es qué suceda: el gobierno nombraba el 29 de diciembre un nuevo presidente al frente de la Confederación Hidrográfica del Ebro, de perfil más técnico. Y hasta 5 hm3 se pueden otorgar por Consejo de ministros.Y esta semana, se sabía que la única lambanista que quedaba en la Ejecutiva Federal salía de ese órgano, pocas horas después de que los socialistas aragoneses se manifestaran contra el trasvase. Estaría previsto, sí, pero no pudo ser más alineado para evidenciar la distancia en los objetivos.

De nuevo pierde quien tiene menos capacidad de presión. En el caso del proyecto de ERC, causa estupefacción que los caudades sean para regar olivos, los mismos que no se pueden plantar en la margen derecha del Ebro a su paso por Aragón: pendientes están las 8.000 hectáreas del Plan del Bajo Aragón (PBA) para desarrollar ese cultivo de gran tradición y calidad en esa zona de Teruel, la gran sacrificada.

Foto: El candidato del PP a la Presidencia de Aragón, Jorge Azcón, durante su discurso de investidura en el Parlamento aragonés este miércoles. (Javier Belver/EFE)

En su lugar, no se pone en marcha el salto reversible de Mequinenza y, junto a las orillas del Ebro, hay hectáreas y hectáreas de placas solares, las mismas que no se han instalado en Cataluña por su moratoria para proteger sus paisajes.

Es asombrosa la imagen que ofrece Google Maps de los meandros del Ebro, a su paso por Escatrón y Chiprana, donde, para aprovechar las líneas de evacuación de la antigua central de Escatrón, las plantas fotovoltaicas ocupan grandes extensiones junto a la ribera mientras 6.000 hm3 pasan de largo de tierra perfectamente regables, allí mismo, sin necesidad de costosos canales o tuberías.

Energía renovable, el otro trasvase

Esa es la línea en la que trabaja intensamente Teruel Existe, que denuncia cómo Aragón, además de ser vista como una reserva de agua, lo es también de producción de renovables. Desde 2018, el 44% de las nuevas plantas que se han instalado en España se han levantado en Aragón, convertida en una auténtica pila.

Impulsadas por el Gobierno anterior, en el marco de las facilidades que se derivan de la estrategia comunitaria de erradicar los combustibles fósiles, Aragón es la comunidad que más potencia produce tanto por habitante como por territorio. El ejecutivo anterior lo defiende como gran elemento tractor de inversiones y el actual tiene como objetivo que toda la energía que se produzca se consuma aquí.

Foto: Silvia Sanjoaquín, directora de Nuevos Negocios en Naturgy. (Cedida)

Pero eso no oculta que el desarrollo se ha producido sin planificación y sin más limitación que preservar los espacios protegidos por cuestiones medioambientales. También, con una agilidad administrativa cuando menos laxa, que va a ser objeto de una Comisión de investigación constituida esta semana en las Cortes de Aragón.

También se teme que va a resultar harto difícil consumirla in situ. De hecho, una parte de los proyectos llevan anejas las líneas de evacuación a Cataluña y al País Vasco.

"A día de hoy, explican desde Aragón-Teruel Existe, entre las centrales de renovables que había en funcionamiento (6.937 megavatios); los 1.796 megavatios en construcción y las planas aprobadas en 2023, con 19.217 megavatios más, vamos a tener 27.950 megavatios, lo que podría abastecer de luz aproximadamente al 82% de todos los hogares habitados en España".

Foto: Aerogeneradores en Zaragoza. (EFE/Javier Cebollada)

Los partidos de la izquierda que han potenciado esa eclosión bajo su gobierno no han querido mirar los inconvenientes que ha tenido ese vertiginoso e invasivo despliegue. De nuevo, las compensaciones para el territorio son muy escasas y sus pocos pobladores ven de nuevo cómo está hecho a la medida de terceros.

La principal promotora ha sido la misma vicepresidenta ministra Ribera, que ve cada uno de los microplásticos de las playas de España y no la macro concentración de palas, torres y placas en sitios que deberían protegerse como la Sierra de Albarracín, el Matarraña o el Sobrarbe, para los que siguen concediendo licencias bajo el blindaje de proyectos de utilidad pública que dejan indefensa a la población.

La pregunta es cómo afrontarán los partidos aragoneses el multitrasvasismo presente. ¿Hablará sólo del agua o tendrán ojos y pensamiento para todos?

"Tanto los trasvases de agua como el despliegue de renovables son parte de una misma visión extractivista, dice Tomás Guitarte, diputado de Aragón-Teruel Existe. En el caso de la energía, que en 12 meses hayan obtenido Declaración de impacto ambiental favorable o Autorización administrativa un total de 19217 MW, entre eólicos y fotovoltaicos, triplicando los existentes, son cifras inmensas que cuesta entender y que demuestran que la invasión de Aragón no tiene límites en el expolio del territorio. El ministerio de Transición Ecológica está utilizando Aragón de forma colonial, y los demás partidos políticos, además de ver el trasvase de agua, también deberían ver este".

Esta semana, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, decía que "no es descartable que, en situaciones de emergencia, haya que tomar medidas extraordinarias de emergencia" y que "hay que ser cuidadosos para garantizar que haya agua no solo mañana, sino pasado mañana".

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