El rearme de Sánchez: cena de barones, un nuevo 'think tank' y una ejecutiva a su medida
El cónclave en A Coruña de este fin de semana servirá de estreno para un partido más mimetizado que nunca con el líder. Los resortes críticos con Ferraz quedan desactivados, aunque no hay prisa por renovar sus direcciones
El PSOE que llega a la convención política de A Coruña es un PSOE que se ha mimetizado con su líder poco a poco. Casi a regañadientes. Pero la simbiosis ya parece completa, justo cuando se va a cumplir una década de la primera vez que Pedro Sánchez cogió el mando de Ferraz. Como empeñado en desmentir aquella frase hiriente que se atribuye a Susana Díaz —"Este chico no vale, pero nos vale"—, el jefe del Ejecutivo aterriza en el cónclave con una remodelación de la dirección hecha a su medida, "sin díscolos", cuenta una fuente socialista con trienios en Ferraz. Y con el objetivo de rearmar el partido para sacudirse los golpes de los últimos pactos y la ley de amnistía para poder tener opciones de competir en las gallegas del 18 de febrero y el resto de elecciones que se atisban en el horizonte.
Ferraz ha ido informando con cuentagotas de los cambios "quirúrgicos" que va a sufrir la dirección del partido el domingo, que es cuando el comité federal refrendará la remodelación de la ejecutiva. El más llamativo es la elección de Esther Peña, diputada por Burgos, como portavoz. La elección de una dirigente relativamente poco conocida es una "sorpresa" que da más peso a la federación de Castilla y León, que ya cuenta con dos ministros (ambos de Valladolid) en el Gobierno: Óscar Puente y Ana Redondo. Sí es cierto que Andrea Fernández, secretaria de Igualdad, deja la cúpula tras alejarse de la dirección del partido en su provincia, León.
También se incorporan a la dirección cinco ministros (Teresa Ribera, Jordi Hereu, Elma Sáiz y los citados Puente y Redondo) en un movimiento que se lee como un intento por engrasar el funcionamiento de la conexión Moncloa-Ferraz. Y vuelve a la ejecutiva Francisco Salazar, el sevillano que salió de la almendra del poder socialista tras ser mano derecha del entonces jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, y ha sido rehabilitado por Sánchez. Ocupará, según avanzó El País, el área de investigación y análisis de datos sociológicos y electorales, un desempeño similar al que ahora tiene en el equipo de la Presidencia del Gobierno.
Pero las salidas son también elocuentes. Más allá de las andaluzas Beatriz Carrillo (que ya se cayó de las listas, pero ahora es alto cargo de Igualdad) o María Márquez, que vuelve a la ejecutiva regional, destaca la marcha de Mayte Pérez, que fue consejera de Presidencia con Javier Lambán en Aragón. La marcha de la responsable de reto demográfico de la actual dirección supone la salida de una representante de uno de los barones críticos con la cúpula de Ferraz, un puesto que el aragonés comparte con Emiliano García-Page. La diferencia es que Lambán perdió el Ejecutivo en las elecciones del 28-M, lo que le resta capacidad de oposición interna a Sánchez y deja solo al castellano-manchego.
Antes de que todos estos cambios tomen carta de naturaleza en el comité federal del domingo, en las agendas de los secretarios generales regionales del partido hay una cena el sábado en A Coruña en la que estarán el propio Pedro Sánchez junto con María Jesús Montero y Santos Cerdán, vicesecretaria general y secretario de Organización. El encuentro, que ha estado en el aire hasta última hora, servirá para cerrar filas con el jefe del Ejecutivo. No estaría en la mesa, en ningún caso, el crítico García-Page, que se borró del cónclave por un viaje a China como presidente de la Junta de Castilla-La Mancha. Solo habría, por lo tanto, dos presidentes autonómicos sentados, la navarra María Chivite y el asturiano Adrián Barbón.
Y en medio de los anuncios de renovación de la ejecutiva y sobre la agenda de la convención, llama la atención la participación de Pedro Sánchez en una reunión de un nuevo think tank en la órbita del PSOE que lleva por nombre Avanza, uno de los lemas utilizados por el líder socialista en los últimos meses, un "laboratorio de ideas de progreso para el debate nacional e internacional". El PSOE ya tiene una fundación que tradicionalmente se encargaba de esa labor, la Fundación Pablo Iglesias, que ahora encabeza la exministra María Luisa Carcedo y que en su momento lideró Alfonso Guerra.
Carcedo ha estado este jueves en la reunión del nuevo organismo, que será liderado por Manuel Escudero, ahora mismo representante de España ante la OCDE en París. Además de ellos dos y el propio Pedro Sánchez, en la reunión han participado Rafael Simancas, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes; Cristina Narbona, la presidenta del PSOE; Ion Antolín, director de Comunicación del PSOE, y Hana Halloul, secretaria de Política Internacional y Cooperación al Desarrollo de la ejecutiva socialista.
Con estos mimbres llega Pedro Sánchez a la convención política de A Coruña, que estaba pensada para el rearme ideológico y servirá para sacar pecho de las medidas que ha puesto en marcha el nuevo Gobierno. Y lamerse las heridas que han dejado las durísimas negociaciones con Junts, a pesar de que en el Gobierno y el partido admiten que la tónica de la legislatura será así. Sí esperan, no obstante, que el PP afloje la presión cuando lleguen las elecciones europeas del 9 de junio. Aunque todo puede cambiar si hay una (poco probable) sorpresa en las gallegas.
En el PSOE, admiten que la división de la izquierda puede acabar con las opciones que se atisbaban en el fortín de Feijóo, pero eso no será un obstáculo para que los socialistas vayan a poner toda la carne en el asador. Se esperan varias visitas de Pedro Sánchez a Galicia, además de la presencia en la convención. Y un despliegue de ministros con la "agenda gallega". El candidato, José Ramón Gómez Besteiro, se va a centrar en dejar claro que solo el PSOE, desde el Gobierno, puede solucionar los problemas de la comunidad, a diferencia de un PP "a la gresca" y un BNG que solo tiene un escaño en el Congreso.
El PSOE que llega a la convención política de A Coruña es un PSOE que se ha mimetizado con su líder poco a poco. Casi a regañadientes. Pero la simbiosis ya parece completa, justo cuando se va a cumplir una década de la primera vez que Pedro Sánchez cogió el mando de Ferraz. Como empeñado en desmentir aquella frase hiriente que se atribuye a Susana Díaz —"Este chico no vale, pero nos vale"—, el jefe del Ejecutivo aterriza en el cónclave con una remodelación de la dirección hecha a su medida, "sin díscolos", cuenta una fuente socialista con trienios en Ferraz. Y con el objetivo de rearmar el partido para sacudirse los golpes de los últimos pactos y la ley de amnistía para poder tener opciones de competir en las gallegas del 18 de febrero y el resto de elecciones que se atisban en el horizonte.